Ilmo. Sr

Don Luis María Mesquita

Me dirijo a Vd, con motivo de la sanción aplicada al Padre Olivera Ravasi rogándole la publicación en “Nobleza y Élites Tradicionales”, que dignamente dirige.

Es de todos sabido que la exclusión del prestigioso sacerdote se originó a raíz de una visita que hiciera a unos presos, detenidos en una unidad penitenciaria.

Con el debido respeto hacia la autoridad eclesiástica, debo manifestar mi absoluto desacuerdo con la misma.

En efecto, visitar a quienes están privados de su libertad es una obra de misericordia; y es obvio que la actividad punitiva, presupone un obrar culpable. El ejercicio de la misericordia, rectamente practicada, constituye un mérito sobrenatural, que no puede merecer reproche alguno.

El Doctor Angélico, al tratar de la “vindicta” o actividad punitiva, dice que: “La ley del evangelio es ley de amor, por lo que no se debe castigar a quienes obran bien por amor que son quienes verdaderamente pertenecen al evangelio…”(IIa-IIae, q 108, 1 ad3).

A mi criterio, la autoridad eclesiástica ha incurrido en un grosero error, que sorprende por su magnitud. Entretanto, llama la atención la actitud irreprochable del sacerdote sancionado, quien recibió la comunicación de la expulsión con paciencia y resignación, como lo manda la moral cristiana, según pude apreciarlo en los medios televisivos.

Quiero convocar a mis hermanos en la fe a manifestar su solidaridad con quien fuera injustamente castigado y, de consiguinte, pedir a la autoridad competente la revocación del acto criticado en el presente escrito.

Sin más, me despido de Vd, con profunda caridad en Nuestro Señor Jesucristo y su Santísima Madre.

Carlos Alfredo Benítez Meabe

DNI 8607521

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La Asociación Civil Fátima la gran esperanza, entidad cuyo objeto central es difundir las devociones tradicionales católicas con el fin de avivar la práctica de las virtudes en nuestros hermanos en la Fé.

Ante el pedido de sus socios y simpatizantes, ha decidido dirigirse a la opinión pública con motivo de las elecciones del próximo 19 de Noviembre, dada la relevancia excepcional de las mismas para el futuro de nuestra vida política y social.

Nuestro análisis es el de seglares católicos que tenemos el deber de impregnar y perfeccionar el orden temporal, en virtud del Bautismo y de la Confirmación. 

Inspirados en esa responsabilidad, al cuestionar aspectos opinables en materias sociales, procuramos no seguir nuestro propio criterio sino atenernos firmemente a la realidad de los hechos, expresando:

  1. Todo régimen político, económico y social, se basa, en último análisis, en una metafísica y en una moral…
  2.  Por el propio hecho de existir, por el natural prestigio del Poder Público, bien como por la enorme fuerza del ambiente y del hábito, un régimen vigente induce a la población a aceptar como buenas, normales, hasta indiscutibles, la cultura y el orden temporal en que vive, cultura y orden que son consecuencias de los principios metafísicos y morales dominantes… 

El orden temporal ejerce, pues, una acción formadora o deformadora profunda sobre el alma de los pueblos y de los individuos. (cfr Plinio Correa de Oliveira, “La libertad de la Iglesia en el estado comunista”, obra oportunamente alabada por la Santa Sede.-

3) Así las cosas, entramos a ponderar el legado inicuo que ha dejado el kirchnerismo [o el peronismo] y que aqueja la vida social en la Argentina.

Basta enumerar aquí algunas de sus nefastas obras: implementó un educación que asegura el aborto y la elección de sexo ; sancionó una ley que permite el matrimonio entre personas del mismo sexo; dictó normas que posibilitan una apariencia de cambio de sexo fundada en un falso derecho a la “identidad sexual” subjetiva;   consagró un “derecho” de la madre a matar a su hijo en su propio vientre; hizo desaparecer de la legislación Civil Argentina “la patria potestas” …

  1. lnfrigiendo los preceptos divinos de “no robar” y de “no codiciar los bienes ajenos” el kirchnerismo atacó sistemáticamente el derecho de propiedad, estimulando usurpaciones de terrenos y establecimientos productivos. 
  2. Como ocurre inevitablemente con todos los países que caen bajo las garras dela izquierda socialo-comunista, su catastrófica política económica de gobierno arrastró Argentina hacia la miseria. 
  3. La absurda inflación en la que hemos caído, constituye específicamente un robo, que perjudica a los más necesitados.

4) En el orden internacional, el gobierno, tanto en ésta como en sus anteriores “administraciones”, nos vinculó a dictaduras totalitarias y marxistas a través del Grupo Puebla, Brics, etc. Incluso con la tiranía Nicaragüense que encarcela Obispos y Sacerdotes al igual que la China Comunista.- 

Ante esta situación, era de esperar que nuestros Pastores dirigieran una advertencia a los fieles previniéndolos contra los principios anticatólicos que inspiran al actual gobierno. 

En vez de ello, la voz que escuchamos fue la del Arzobispo de Bs.As. quien advirtió que no se debe creer en “los cantos de sirena” así como a no abandonar el Evangelio, pareciendo criticar, insólitamente, a la fórmula opositora. Nada se dice respecto del huracán de inmoralidades promovido por quienes están en el poder. En lugar de defendernos de los lobos, Monseñor García Cuerva parecería querer entregar el rebaño a los lobos

  1. La única alternativa de que hoy dispone la ciudadanía para oponerse al torrente de infamias que sufrimos, es la fórmula opositora que, al menos, defiende la vida, la libertad como está consagrada en nuestra Constitución y se opone a la infame “Agenda 2030” dictada por funestas organizaciones internacionales inspiradas en un espíritu anti cristiano.- 
  2. Así siendo, pedimos con todo respeto y derecho a nuestros Obispos y Sacerdotes, se pronuncien sobre la trágica situación que enfrenta nuestro país ante la posible continuidad del perverso régimen que estamos sufriendo.

Por nuestra parte, habida cuenta de la utilidad común, planteamos en conciencia a la ciudadanía la responsabilidad de votar por la fórmula opositora: se trata de una acción buena en cuanto apunta a oponerse a un proceso que quiere comunizar nuestra Patria.

Se busca ese efecto y no otro que pueda ser objetable. Existe una causa proporcionada a la gravedad del peligro que enfrentamos y que pone en riesgo la existencia misma de una Argentina auténtica, cristiana y fuerte, bendito reino de Nuestra Señora de Luján.

Carlos Benítez Meabe

Presidente Asoc. Civil Fátima la Gran esperanza

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por José Antonio Ureta

 

En las últimas semanas, el Papa Francisco ha repetido que los críticos con las novedades que está introduciendo en la Iglesia son víctimas de la “ideología”. En su opinión, esto se debe a que se niegan a encarnar la doctrina católica en las vicisitudes de la vida cotidiana de los bautizados y de sus contemporáneos.

En su controvertida conversación con los jesuitas portugueses al margen de la Jornada Mundial de la Juventud, el Papa atacó el supuesto “indietrismo” (mirar para atrás) de la jerarquía y los laicos estadounidenses: La visión de la doctrina de la Iglesia como monolítica es errónea”. Porque en “un clima de cerrazón. . . . se pierde la verdadera tradición y se acude a las ideologías en busca de un apoyo y sostén de cualquier tipo. En otras palabras, la ideología suplanta a la fe, la pertenencia a un sector de la Iglesia sustituye a la pertenencia a la Iglesia. Y añadió: “Estos grupos estadounidenses de los que hablas, se van a aislar solos. Y en vez de vivir de doctrina, de la verdadera doctrina que siempre crece y da fruto, viven de ideologías. Entonces, cuando uno en la vida deja la doctrina para suplirla por una ideología, pierdes como en la guerra”.

Durante la conferencia de prensa en el vuelo de regreso de Mongolia el 4 de septiembre, el Papa Francisco volvió a esta dicotomía doctrina vs. ideología. Cuando se le pidió que respondiera a la irritación causada por sus elogios a los autócratas rusos Pedro el Grande y Catalina II, el Papa declaró:

Hay imperialismos que quieren imponer su ideología. Me detendré aquí: cuando la cultura se “destila” y se transforma en ideología, ése es el veneno. Se utiliza la cultura, pero destilada en ideología. Esto hay que distinguirlo: cuando se trata de la cultura de un pueblo y cuando se trata de las ideologías que surgen de algún filósofo, de algún político de ese pueblo.

Y esto lo digo para todos, también para la Iglesia: a veces se instalan ideologías dentro de la Iglesia, que separan a la Iglesia de la vida que surge de la raíz y va hacia arriba; separan a la Iglesia de la influencia del Espíritu Santo.

Una ideología es incapaz de encarnarse, es sólo una idea. Pero cuando la ideología toma fuerza y se convierte en política, suele convertirse en dictadura, se vuelve incapaz de dialogar, de avanzar con las culturas. Y los imperialismos hacen esto. El imperialismo siempre se consolida sobre la base de una ideología.

Hay que distinguir también en la Iglesia entre doctrina e ideología: la verdadera doctrina nunca es ideológica, nunca; está enraizada en el santo pueblo fiel de Dios; en cambio la ideología está desvinculada de la realidad, desvinculada del pueblo .

Preguntado más tarde sobre cómo evitar la polarización en el próximo Sínodo, el Papa Francisco respondió: “En el Sínodo no hay lugar para la ideología, es otra dinámica. El Sínodo es diálogo, entre los bautizados, entre los miembros de la Iglesia, sobre la vida de la Iglesia, sobre el diálogo con el mundo, sobre los problemas que afectan hoy a la humanidad.”

Un periodista de Vida Nueva se refirió entonces al prólogo de El proceso sinodal: Una caja de Pandora (del que soy coautor), en el que el cardenal Raymond Burke advertía de que del Sínodo surgirían calamidades. El periodista español preguntó qué pensaba el Papa de esta postura y si podría influir en la asamblea de Roma. Tras eludir primero la pregunta para contar la historia de algunas monjas carmelitas que temían el Sínodo, el Papa la abordó de forma genérica: “Si vas a la raíz de estas ideas, encontrarás ideologías. Siempre, cuando en la Iglesia se quiere atacar el camino de la comunión, lo que atacan siempre es una ideología. Y acusan a la Iglesia de esto o de aquello, pero nunca la acusan de lo que es verdad: que es pecadora. Nunca dicen: “Es pecadora”. Defienden una “doctrina”, entre comillas, que es una doctrina como el agua destilada, no sabe a nada, y no es la verdadera doctrina católica, que está en el Credo”.

Lo que parece desprenderse de este lenguaje profuso y confuso es que la verdadera cultura y la verdadera Fe (en otras palabras, la verdadera doctrina) son una emanación del alma del pueblo (y, en el caso de las doctrinas religiosas, del sensus fidei de los fieles). Además, la cultura y la Fe verdaderas siguen siendo válidas mientras estén encarnadas en el alma de un pueblo. Por lo tanto, la cultura y la doctrina se distorsionan cuando se desconectan de la vida de las personas mediante la destilación intelectual. Ese refinamiento las convierte en el bagaje espiritual de una minoría que vive enclaustrada en torres de marfil y trata de imponer sus asépticas y rígidas convicciones al pueblo de forma imperialista. Sus postulados están desconectados de la vida real de los fieles.

¿Qué pensar de esta forma de entender el origen y el desarrollo de la cultura y la fe?

    • En primer lugar, que ha sido el eje filosófico-teológico de todo el pontificado del Papa Francisco.
  • En segundo lugar, que encaja con sus creencias sociopolíticas, muy influidas por los tintes populistas de la llamada “Teología del Pueblo”.
  • En tercer lugar, que fue condenada expresamente por el Papa San Pío X en su encíclica antimodernista Pascendi Dominici gregis.
  • En cuarto lugar, que es erróneo promover una supuesta evolución de la doctrina y la moral católicas basada en una versión truncada del Commonitorium de San Vicente de Lerín

Me extenderé en cada uno de estos puntos.

1) El antiintelectualismo del Papa Francisco deriva de una visión inmanentista y teilhardiana del universo y de la historia, que atribuye los impulsos de nuevas dinámicas en la acción humana a una acción que se considera divina. En su primera entrevista con La Civiltà Cattolica, reproducida posteriormente por revistas jesuitas de todo el mundo, el Papa Francisco explicó al padre Antonio Spadaro: “Nuestra fe no es una fe de laboratorio, sino una fe-camino, una fe histórica. Dios se reveló como historia, no como un compendio de verdades abstractas”. Subrayó además:

“Dios se manifiesta en una revelación histórica, en el tiempo. (…) Dios se manifiesta en el tiempo, en los procesos en curso. Esto nos hace preferir las acciones que generan dinámicas nuevas.

Debido a esta visión, el Papa señaló en Amoris laetitia la necesidad de “prestar atención a la realidad concreta, porque «las exigencias y llamadas del Espíritu Santo resuenan también en los acontecimientos mismos de la historia»” . ¿Cómo? A través de las “tensiones bipolares propias de toda realidad social”, como explica en la exhortación apostólica Evangelii gaudium, porque “las tensiones y los opuestos pueden alcanzar una unidad pluriforme que engendra nueva vida”, y “el autor principal, el sujeto histórico de este proceso, es la gente y su cultura, no es una clase, una fracción, un grupo, una élite” .

Partiendo de estas premisas inmanentistas y hegelianas, se puede entender por qué el Papa Francisco escribió en Evangelii gaudium que uno de los cuatro principios que guían su actuación es que “la realidad es superior a la idea” . Este postulado puede tener una interpretación tomista de la definición tradicional de verdad: “adaequatio intellectus ad rem” [conformidad del pensamiento con la cosa pensada]. Esto significa que la comprensión adecuada y las elaboraciones conceptuales deben basarse en la realidad y estar a su servicio. Sin embargo, el postulado asume una connotación diferente en el contexto sociológico-pastoral en el que lo inserta el Papa Francisco. Como explicó el padre Giovanni Scalese en 2016, “más bien significa que debemos aceptar la realidad tal como es, sin pretender cambiarla sobre la base de principios absolutos, por ejemplo, los principios morales que son tan solo ‘ideas’ abstractas, que la mayor parte de las veces corren el riesgo de ser transformadas en ideología”. “Ese postulado”, señaló el padre Scalese, “está en la base de las continuas polémicas de Francisco contra la doctrina” . Y continuó: “En el actuar humano, es inevitable dejarse guiar por algunos principios, que son abstractos por su naturaleza. De nada sirve, por lo tanto, polemizar sobre el carácter abstracto de la ‘doctrina’, oponiéndole una ‘realidad’a la cual la gente debería simplemente adecuarse. Si la realidad no fuera iluminada, guiada, ordenada por algunos principios, corre el riesgo de desintegrarse en el caos” .

Sin embargo, como explica el profesor Giovanni Turco, para el Papa Francisco la verdad es relativa en el sentido pleno de la palabra, no en el tomista, “como una relación vital y pragmática que deriva de una situación. Así entendida, la verdad no tiene contenido propio, no puede ser ‘absoluta’, es decir, ‘siempre válida’, sino que, por eso mismo, ¡deja de ser verdad (y pasa a ser mera opinión)!” .

Pero, ¿qué es una ideología, sino un conjunto de meras opiniones? Así, la condena del Papa Francisco a las ideologías se vuelve como un boomerang contra él mismo debido a su comprensión relativista de una “verdad” situada.

2) En el escenario sociopolítico latinoamericano, esta cosmovisión inmanentista y su correspondiente visión relativista de la verdad se funden en la Teología del Pueblo, que no se basa en verdades provenientes de la Revelación sino en los valores concretos e históricos de los pueblos. En una entrevista con el sociólogo francés Dominique Wolton, el Papa Francisco explicó esta interacción:

“En los años 1980 existía una tendencia al análisis marxista de la realidad, pero después fue rebautizada como la ‘teología del pueblo’. No me gusta mucho el nombre, pero es así que la conocí. Ir con el pueblo de Dios y hacer la teología de la cultura.

Existe un pensador que usted debería leer: Rodolfo Kusch, un alemán que vivía en el nordeste de la Argentina, muy buen filósofo y antropólogo. Él me hizo comprender una cosa: que la palabra ‘pueblo’ no es una palabra lógica. Es una palabra mítica. No se puede hablar de pueblo lógicamente, porque sería hacer únicamente una descripción. Para comprender a un pueblo, es necesario comprender cuales son los valores de ese pueblo, es necesario entrar en el espíritu, en el corazón, en el trabajo, en la historia y en el mito de su tradición. Ese punto está verdaderamente en la base de la teología llamada del ‘pueblo’. Es decir, ir junto con el pueblo, ver como se expresa” .

Comentando este pasaje, el vaticanista Sandro Magister reveló que “Kusch se inspiró en la filosofía de Heidegger para distinguir entre ‘ser’y ‘estar’, calificando con la primera categoría la visión racionalista y dominadora del hombre occidental y, con la segunda, la visión de los pueblos indígenas latinoamericanos en paz con la naturaleza que los rodea y animados justamente por un ‘mito’” .

3) El problema más grave de los recientes comentarios del Papa Francisco sobre doctrina e ideología es que parecen muy similares a la visión modernista de la naturaleza evolutiva de los dogmas, basada en la falsa creencia en la evolución de la conciencia humana.

Como es bien sabido, con algunas diferencias de matiz, los modernistas comparten la convicción de que la Iglesia, su doctrina y su culto son fruto de la conciencia humana. Identifican la Revelación con una experiencia religiosa llamada “inmanencia vital”, y proponen una “religión del corazón” basada en verdades que corresponden a las nuevas condiciones de vida. Así, para los modernistas, la Iglesia y la doctrina deben adaptarse a las necesidades de cada época porque la vida, incluida la vida cristiana, es un esfuerzo continuo de adaptación a las nuevas condiciones. Desde su punto de vista, la fe no es “el asentimiento libre a toda la verdad que Dios ha revelado” ya que esto sería una expresión de frío intelectualismo. En cambio, la fe sería un sentido interior, originado en una necesidad de lo divino latente en el subconsciente humano sin previa conciencia del intelecto. Además, la Revelación ya no sería la comunicación por parte de Dios a una criatura racional de algunas verdades sobre Sí mismo y las leyes eternas de Su voluntad, a través de medios que están más allá del curso ordinario de la naturaleza, verdades por cierto que nos son transmitidas por la Sagrada Escritura y la Tradición, porque todo esto sería una forma de Intelectualismo.

Para los modernistas, la Revelación es una manifestación directa de Dios al alma a través de su sentido religioso. Los dogmas se convierten en meras fórmulas que proporcionan al creyente un medio de explicarse la fe. Como las condiciones de vida y la conciencia cambian, estas fórmulas, sujetas a las vicisitudes de la existencia de las personas, son susceptibles de cambiar también. 

En su encíclica Pascendi Dominici gregis, el Papa San Pío X denuncia el pensamiento modernista según el cual “las fórmulas religiosas, para que sean verdaderamente religiosas, y no meras especulaciones del entendimiento, han de ser vitales y han de vivir la vida misma del sentimiento religioso”.  Así, para los modernistas, es necesario que el creyente ha de precaverse ante todo “de adherirse más de lo conveniente a la fórmula, en cuanto fórmula, usando de ella únicamente para unirse a la verdad absoluta, que la fórmula descubre y encubre juntamente, empeñándose luego en expresarlas, pero sin conseguirlo jamás” .

La consecuencia de lo anterior es que, para los modernistas, la Iglesia “encuentra la exigencia de su evolución en que tiene necesidad de adaptarse a las circunstancias históricas y a las formas públicamente ya existentes del régimen civil” . Esta evolución avanza a través del conflicto y el compromiso entre dos fuerzas:

La fuerza conservadora reside vigorosa en la Iglesia y se contiene en la tradición. Represéntala la autoridad religiosa, y eso tanto por derecho, pues es propio de la autoridad defender la tradición, como de hecho, puesto que, al hallarse fuera de las contingencias de la vida, pocos o ningún estímulo siente que la induzcan al progreso. Al contrario, en las conciencias de los individuos se oculta y se agita una fuerza que impulsa al progreso, que responde a interiores necesidades y que se oculta y se agita sobre todo en las conciencias de los particulares, especialmente de aquellos que están, como dicen, en contacto más particular e íntimo con la vida. Observad aquí, venerables hermanos, cómo yergue su cabeza aquella doctrina tan perniciosa que furtivamente introduce en la Iglesia a los laicos como elementos de progreso .

Desde el punto de vista modernista, si la Iglesia se negara a seguir esta evolución de la vida y de la conciencia humana, seguiría siendo una estructura rígida, que predicaría una “ideología” anticuada y tan insípida como el agua destilada. Previendo esta acusación, San Pío X denunció en su encíclica los peligros de las teorías antiintelectualistas del modernismo:

Suprimid el entendimiento, y el hombre se irá tras los sentidos exteriores con inclinación mayor aún que la que ya le arrastra. Un nuevo absurdo: pues todas las fantasías acerca del sentimiento religioso no destruirán el sentido común; y este sentido común nos enseña que cualquier perturbación o conmoción del ánimo no sólo no nos sirve de ayuda para investigar la verdad, sino más bien de obstáculo. Hablamos de la verdad en sí; esa otra verdad subjetiva, fruto del sentimiento interno y de la acción, si es útil para formar juegos de palabras, de nada sirve al hombre, al cual interesa principalmente saber si fuera de él hay o no un Dios en cuyas manos debe un día caer

4) En la mencionada conversación con los jesuitas portugueses, el Papa Francisco opinó que la actitud “reaccionaria” de la Iglesia estadounidense se basa en el atraso. Al explicar su desaprobación, el Papa Francisco afirmó 

es necesario comprender que existe una justa evolución en la comprensión de las cuestiones de fe y de moral, siempre que se sigan los tres criterios que ya indicaba Vicente de Lerins en el siglo V: que la doctrina evolucione ut annis consolidetur, dilatetur tempore, sublimetur aetate. En otras palabras, la doctrina también progresa, se consolida con el tiempo, se expande y se hace más firme, pero siempre progresando. El cambio se desarrolla desde la raíz hacia arriba, creciendo con estos tres criterios. (…)

Siempre en ese camino, que va desde la raíz con esa savia que va subiendo, y por eso el cambio es necesario.

Vicente de Lerins establece la comparación entre el desarrollo biológico humano y la transmisión de una época a otra del depositum fidei, que crece y se consolida con el paso del tiempo. En este caso, nuestra comprensión de la persona humana cambia con el tiempo y nuestra conciencia también se profundiza. Las demás ciencias y su evolución también ayudan a la Iglesia en este crecimiento de la comprensión. La visión de la doctrina de la Iglesia como monolítica es errónea.

Estos pasajes merecen tres observaciones.

En primer lugar, hay que señalar cómo el Papa Francisco establece, de manera modernista, el crecimiento de la conciencia humana, ayudado por la ciencia, como la motivación de base para el progreso de la doctrina.

En segundo lugar, cuando afirma que tal crecimiento fluye desde las raíces hacia arriba, el Papa Francisco no se refiere a las enseñanzas de Nuestro Señor y de los Apóstoles, sino más bien a la “influencia del Espíritu Santo” en el “santo pueblo fiel de Dios” mencionada durante su conferencia de prensa en el avión de regreso de Mongolia.

En tercer lugar, el Papa Francisco trunca a sabiendas el Commonitorium de San Vicente de Lerins, como demostró exhaustivamente Mons. Thomas G. Guarino:

Existe un crecimiento orgánico y arquitectónico a lo largo del tiempo, tanto en los seres humanos como en la doctrina cristiana. Pero este progreso, argumenta Vicente, debe ser de un cierto tipo y forma, protegiendo siempre los hitos doctrinales anteriores de la fe cristiana. Un cambio no puede crear un significado diferente. Más bien, las formulaciones posteriores deben ser “el mismo dogma, el mismo significado y el mismo pensamiento” que las anteriores. (…)

Si tuviera que aconsejar al Papa, le animaría a tener en cuenta todo el Commonitorium de San Vicente, no sólo la selección que cita repetidamente.

Nótese que San Vicente nunca habla positivamente de las reversiones. Una inversión, para Vicente, no es un avance en la comprensión de la verdad por parte de la Iglesia; no es un ejemplo de una enseñanza “dilatada por el tiempo”. Al contrario, los retrocesos son el sello distintivo de los herejes.(…)

Invitaría también al Papa Francisco a invocar los saludables parapetos que Vicente erige en aras de garantizar un desarrollo adecuado. Mientras que el Papa Francisco se queda con la frase de Vicente dilatetur tempore (“dilatado por el tiempo”), el leriniano utiliza también la sugerente frase res amplificetur in se (“la cosa crece en sí misma”). El leriniano sostiene que hay dos tipos de cambio: Un cambio legítimo, un profectus, es un avance-crecimiento homogéneo en el tiempo –como un niño que se convierte en adulto. Un cambio impropio es una deformación perniciosa, llamada permutatio. Se trata de un cambio en la esencia misma de alguien o de algo, como que un rosal se convierta en meras espinas y cardos. (…)

Otra barrera es la afirmación vicenciana de que el crecimiento y el cambio deben ser in eodem sensu eademque sententia, es decir, según el mismo significado y el mismo pensamiento. Para el monje de Lérins, cualquier crecimiento o desarrollo en el tiempo debe preservar el significado sustantivo de las enseñanzas anteriores. Por ejemplo, la Iglesia puede ciertamente crecer en su comprensión de la humanidad y la divinidad de Jesucristo, pero nunca puede retroceder en la definición de Nicea. El idem sensus o “mismo significado” debe mantenerse siempre en cualquier desarrollo futuro. El Papa Francisco rara vez, o nunca, cita esta importante frase vicenciana, pero cualquier incitación al cambio debe demostrar que no es simplemente una alteración, o incluso una revocación de la enseñanza anterior, sino de hecho in eodem sensu con lo que la precedió.

También aconsejaría al Papa que evitara citar a San Vicente para apoyar inversiones, como con su enseñanza de que la pena de muerte es “per se contraria al Evangelio”. La comprensión orgánica y lineal del desarrollo de Vicente no incluye revocaciones de posiciones anteriores.

A pesar de ello, el cambio que el Papa Francisco introdujo en el Catecismo de la Iglesia Católica respecto a la pena capital fue precisamente el ejemplo que dio en su charla a los jesuitas portugueses para refrendar su afirmación de que “la visión de la doctrina de la Iglesia como monolítica es errónea”. En Lisboa, fue más lejos que en declaraciones anteriores, al afirmar que “la pena de muerte es pecado, no se puede practicar, y antes no era así”.

* * *

Para desmontar la falsa alternativa presentada por el papa Francisco, a saber, la de tener que elegir entre una doctrina y una moral evolutivas o una ideología rígida, ayuda recordar la diferencia abismal entre la praxis pastoral tradicional de la Iglesia y la nueva del papa argentino. Como explica Guido Vignelli, en su sentido tradicional, 

la teología pastoral es una ciencia práctica que estudia cómo ajustar la vida humana a las exigencias de la Verdad revelada mediante el cumplimiento de sus principios dogmáticos, morales y litúrgicos. No se ocupa de la meta, sino sólo del modo de alcanzarla, anunciando y transmitiendo eficazmente el Evangelio a la humanidad de un modo adecuado a las condiciones de tiempo y lugar.

La praxis pastoral, por tanto, depende del dogma, la moral y la liturgia;  (…)  no puede cambiar los dogmas, la ley y el culto. (…) La nueva praxis pastoral se entiende no como el arte de convertir a los hombres a Dios (…) sino como una pedagogía del diálogo y del encuentro entre iguales entre la Iglesia y la humanidad en su situación histórica y social concreta. (…)

Al final de este proceso, se produce una inversión: En lugar de adaptar la vida a la verdad, la verdad se adapta a la vida y, por tanto, la estrategia pastoral ya no es un camino sino una meta, no es un medio sino un fin. (…)

Al asumir que la vida tiene prioridad sobre la verdad, el camino sobre la meta y los medios sobre el fin, la teología moderna acaba consagrando la primacía de la praxis pastoral sobre la doctrina. (…)

El comportamiento se convierte en el criterio absoluto y la ley suprema no sólo de la vida, sino también de la doctrina y la enseñanza de la Iglesia, sustituyendo su función magisterial por la pastoral.

Al final del proceso, “la ortopraxís es la única ortodoxia”, como denunció en su día un futuro papa (Joseph Cardinal Ratzinger con Vittorio Messori, Informe sobre la fe, B.A.C, 1985) .

Fundado como está en una teología pastoral innovadora y errónea, el ataque del Papa Francisco a los católicos estadounidenses por su fidelidad a la comprensión tradicional de la Fe y del ministerio pastoral fue totalmente inmerecido. 

Además, los fundamentos filosóficos y teológicos de esta errónea acusación revelan una comprensión inmanentista, relativista y populista de la cultura y la Fe, afín a la de la “Teología del Pueblo”, junto con una visión modernista del desarrollo evolutivo de los dogmas y la moral condenada hace tiempo en Pascendi Dominici gregis.

* José Antonio Ureta es coautor de El proceso sinodal: Una caja de Pandora: 100 Preguntas y Respuestas. En 2018, fue autor de El cambio de paradigma del Papa Francisco: ¿Continuidad o ruptura en la misión de la Iglesia? Una evaluación de los primeros cinco años de su pontificado.

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Agradecemos a Javier Navascués, autor del Blog “Infocatolica.com” por permitirnos reproducir la siguiente entrevista.

* Foto tomada por Edward Pentin durante el Sínodo de la Amazonía.

 

José Antonio Ureta. Español, nacido en Chile, con estudios incompletos de Derecho en la Pontificia Universidad Católica de Santiago, militante de la TFP en varios países (Chile, Brasil, Canadá, África del Sur y Francia), presidente de la asociación francesa Avenir de la Culture, columnista de la revista Catolicismo (Brasil), animador de programas radiales semanales y de un canal de YouTube de la iniciativa “Credo Chile” y autor de El cambio de paradigma del Papa Francisco: ¿Continuidad o ruptura en la misión de la Iglesia?

 

Ha escrito, junto con Julio Loredo de Izcue, el libro El proceso sinodal: Una caja de Pandora. Un libro cuyo prefacio ha sido escrito por S. E. el cardenal Raymond Leo Burke. En esta entrevista analiza algunos de los aspectos fundamentales del libro. [ES] El proceso sinodal – Una caja de Pandora.pdf (synod2023.info)

¿Qué es un sínodo y qué importancia tiene en la Iglesia?

Durante varios siglos, el término “sínodo” ha designado las reuniones del clero de una diócesis para tratar asuntos eclesiales relacionados con el bien espiritual de la comunidad diocesana (Código de Derecho Canónico 1917, c. 356; Código de 1983, c. 460). También designaba las reuniones de los obispos de una región o de un país, que en el código actual son llamadas Concilios particulares (c. 439-446), para diferenciarlas de los concilios ecuménicos que reúnen los obispos del mundo entero.

Esas reuniones eran tradicionalmente esporádicas. Pero, el Papa Paulo VI introdujo después del Concilio Vaticano II una novedad: con el motu proprio Apostolica Sollicitudo, estableció el Sínodo de Obispos como un órgano eclesiástico central (aunque externo a la Curia romana), representativo de todo el episcopado católico y de carácter permanente, pero cuya función se ejerce de manera ocasional (en general, las asambleas ordinarias son cada tres o cuatro años).

Otra novedad consistió en que Paulo VI amplió los objetivos de esas reuniones episcopales de carácter consultivo. Hasta entonces, los objetivos de los sínodos diocesanos o regionales eran apenas pastorales y disciplinarios, por lo que las cuestiones de fe y las cuestiones disciplinarias que sobrepasaban el nivel diocesano o regional estaban fuera de su competencia. Pero, Apostolica sollicitudo incluyó como uno de los objetivos del Sínodo de los Obispos “facilitar la concordia de opiniones, por lo menos en cuanto a los puntos fundamentales de la doctrina y en cuanto a al modo de proceder en la vida de la Iglesia”.

La importancia de los sínodos se desprende de lo dicho por el gran canonista y posteriormente papa Benedicto XIV, en su obra magistral De Synodo diocesana, quien resume en estas sencillas palabras sus objetivos: depravata corrigantur; ignorantes instrumentales; regulae morum formentur; sínodo provincial decreta publicentur, es decir, “corregir los abusos, educar a los ignorantes, promover las buenas costumbres y poner en práctica las decisiones de los concilios generales o provinciales”.

¿Por qué este trata precisamente sobre la sinodalidad?

Porque el papa Francisco, por medio de la Constitución Apostólica Episcopalis communio, alteró el Sínodo de los Obispos para involucrar a todos los fieles, articulándolo en tres etapas: una fase de consultación al Pueblo de Dios; una fase celebrativa, o sea la reunión de los obispos en asamblea; y una fase de implementación, en la que las conclusiones de la Asamblea, aprobadas por el Papa, deben ser acogidas por toda la Iglesia. Se trata, según el Pontífice, de “caminar juntos, laicos, pastores, Obispo de Roma”, superando el “clericalismo” y la imagen de una Iglesia “rígidamente dividida entre dirigentes y subalternos, entre los que enseñan y los que tienen que aprender”.

Etimológicamente, syn-hodos significa caminar juntos y, para Francisco, esa es una dimensión constitutiva de la Iglesia. O, como escribió la Comisión Teológica Internacional, un nuevo modus vivendi et operandi de la Iglesia, en el cual se toman las decisiones basándolas en la voz viva del Pueblo de Dios para coger lo que el Espíritu quiere decir a la Iglesia hoy. La premisa de la sinodalidad, siempre según el Papa, es que, por el sentido sobrenatural de la fe (sensus fidei), todo el Pueblo de Dios no puede equivocarse, ya que es infalible in credendo y que, además, tiene “olfato” para encontrar los caminos que el Señor abre a su Iglesia. O sea, vox populi, vox Dei…

¿Por qué no interesa realmente a la gente este sínodo?

Es verdad que casi nadie está realmente interesado. Las razones las dio el propio Papa Francisco, el sábado pasado, en un encuentro con un grupo de periodistas que fue a entregarle un premio, a los que les pidió ayuda: “Soy muy consciente de que hablar de un ‘Sínodo sobre la sinodalidad’ puede parecer algo abstruso, autorreferencial, excesivamente técnico y de poco interés para el gran público”.

Pero sin embargo hay mucho en juego, pues usted y Loredo han descrito este proceso sinodal como una caja de Pandora…

Sí, porque esa “escucha” de toda la comunidad implica, de un lado, en una reformulación de la autoridad dentro de la Iglesia y, de otro lado, en un cuestionamiento de muchas enseñanzas tradicionales e inclusive de algunos dogmas.

¿Por qué dice usted que la sinodalidad acarrearía una reformulación de la autoridad en la Iglesia?

Según el Documento de Trabajo del Sínodo, habría que cambiar las estructuras de la Iglesia en tres planos: en su estilo ordinario de vivir y de actuar, en el plano de las estructuras y de los procesos eclesiales y en el plano de los procesos y eventos sinodales. Esa reforma sería necesaria porque en la estructura jerárquica actual hacen falta procesos comunitarios de escucha y de discernimiento que reconozcan la corresponsabilidad de todos los bautizados. En el futuro, las conferencias episcopales deberían incluir en sus reuniones representantes del clero y del laicado y los consejos diocesanos y parroquiales deberían tener un rol deliberativo y no apenas consultivo. Como justificación, la Comisión Teológica Internacional afirma que es necesario distinguir entre la elaboración de una decisión (decisión-making), que debería ser comunitaria, y la toma de decisiones (decisión-taking) que correspondería a la autoridad. Pero, según el Cardenal Coccopalmerio, ni siquiera el papa debería decidir algo contra la opinión mayoritaria, hasta que no se alcance un consenso.

¿Qué peligro tendría una democratización de la Iglesia?

Sería crear una nueva secta protestante que dejaría de ser la Iglesia de Cristo, cuya estructura visible es jerárquica y se basa en el sacramento del Orden sagrado, el cual confiere a los que lo reciben no sólo el poder de santificar, a través de la administración de los sacramentos, sino también un poder jurisdiccional de enseñar y de gobernar. Sobre todo los Obispos, como pastores, poseen sobre su rebaño un poder ordinario, propio e inmediato, incluido el poder legislativo, que deben ejercer de manera personal y exclusiva sin que se les sea permitido legislar junto con otras personas, organismos o asambleas diocesanas.

¿Qué es el Synodaler Weg alemán y qué influencia puede tener en el Sínodo?

El Camino sinodal alemán fue una impostura. El Episcopado y la Federación de Laicos alemanes inventaron la fórmula del “camino” para no someterse a las reglas estrictas que el Código de Derecho Canónico establece para los concilios regionales, asociando en pie de igualdad a la Conferencia de Obispos de Alemania y al Comité Central de los Católicos Alemanes (ZdK), que obtuvo la corresponsabilidad en el desarrollo y resultado del proceso sinodal. La asamblea sinodal, que era el órgano supremo que tomó todas las decisiones, estaba compuesta, por una mayoría de 122 laicos (entre ellos una mayoría de 70 mujeres), frente a sólo 105 clérigos (de los cuales 69 obispos, 32 sacerdotes y 4 diáconos). Además, dos tercios de los laicos del ZdK son delegados de asociaciones católicas y constituyen una especie de nomenklatura de apparatchiks de organizaciones activistas de orientación progresista que no representan para nada a los católicos comunes “de misa de domingo”.

Con ese formato impostor, el Synodaler Weg tomó (con el apoyo mayoritario de los obispos presentes) varias decisiones aberrantes y que se oponen diametralmente a la doctrina católica, como son la futura creación de consejos sinodales permanentes a todos los niveles, la bendición de uniones homosexuales y de divorciados vueltos a casar, la ordenación de personas transexuales, la predicación por laicos y el reexamen del celibato obligatorio y del diaconado femenino.

Realmente sería muy peligroso abrir las puertas a la ordenación sacerdotal de mujeres…

Con la carta apostólica Ordinatio sacerdotalis, S.S. Juan Pablo II declaró de modo solemne que la Iglesia no tiene la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres y que esta doctrina debe ser considerada como definitiva por todos los fieles. La nota de acompañamiento especifica que dicha materia no es meramente disciplinar ni es libremente disputable, sino que exige siempre el asentimiento pleno e incondicional de los fieles.

Admitir mujeres al diaconado implicaría en un golpe mortal a la doctrina sacramental católica, porque Pío XII reiteró, en la carta apostólica Sacramentum Ordinis que “el sacramento del Orden … es uno y el mismo para toda la Iglesia”, comportando tres grados (diaconado, sacerdocio y episcopado). Por eso, la materia del sacramento, que es la imposición de las manos, es la misma para cada grado, cambiando solamente la forma, o sea las palabras proferidas por el ministro, que especifican la gracia ministerial conferida. En consecuencia, si se admitiesen mujeres al diaconado, se debería imperativamente admitirlas también al sacerdocio y al episcopado, como hicieron los anglicanos.

Y también preocupa la inclusión de los homosexuales, pues no se les invita precisamente a vivir la castidad…

El Instrumentum laboris del próximo Sínodo convida a una “inclusión radical” de los que hoy se encuentran “marginalizados” y cita en particular los divorciados vueltos a casar por el civil, los polígamos y los que se definen por la etiqueta LGBTQ+. La idea de fondo es que la exclusión hace sufrir y como Dios es amor sólo puede querer que todos sean incluidos. “Todos, todos, todos”, como insistió Francisco en Lisboa.

Según el Cardenal McElroy esa inclusión radical debe abrir el acceso a la Sagrada Comunión no sólo a los divorciados vueltos a casar (como ya fue autorizado en el capítulo VIII de Amoris laetitia) sino también a las personas homosexuales, porque la Iglesia no puede discriminar entre aquellos que viven castamente y los que están unidos civilmente y practican regularmente actos sexuales contra la naturaleza. Para el obispo de San Diego hacer esa distinción introduciría una división en la comunidad homosexual, lo que aparentemente sería el mal supremo…

Una tal “inclusión radical” sin necesidad de arrepentimiento y propósito de enmienda, en relación a una situación objetiva y permanente de pecado, tornaría superfluo el sacramento de la reconciliación y equivaldría a negar la omnipotencia de la gracia divina para redimir al pecador y santificarlo. Sería como decirle al pecador que para él no hay remedio.

Lo más grave sería autorizar ceremonias de bendición de uniones extra-matrimoniales, aunque no fueran asimilables a una ceremonia de casamiento, porque correspondería a “decir bien” del pecado y atraer la ira de Dios, que no es relativista y dice en la profecía de Sofonías (1, 12) que castigará “a los hombres que se sientan en sus heces y dicen: ‘El Señor no hace nada, ni bien ni mal’”.

¿En qué medida pueden abrirse las puertas a la destrucción de la familia?

Como bien dicen las “Consideraciones acerca de los proyectos de reconocimiento legal de las uniones entre personas homosexuales”, firmada por el Cardenal Ratzinger cuando todavía era Prefecto de la entonces Congregación para la Doctrina de la fe, ninguna ideología puede cancelar del espíritu humano la certeza de que el matrimonio en realidad existe únicamente entre dos personas de sexo opuesto, prioritariamente para colaborar con Dios en la generación y educación de nuevas vidas. Por eso, mientras el matrimonio es santo, las relaciones homosexuales, irremisiblemente estériles, están condenadas en las Sagradas Escrituras como “graves depravaciones”.

De allí se deduce que la conciencia moral debe desenmascarar el uso ideológico que se hace hoy de la tolerancia de las relaciones homosexuales y recordar a la sociedad que no se debe exponer “a las nuevas generaciones a una concepción errónea de la sexualidad y del matrimonio, que las dejaría indefensas y contribuiría, además, a la difusión del fenómeno mismo”. Si la legalización de las uniones homosexuales tiende a desvalorizar la institución matrimonial, ¡cuánto más destructor sería que tales uniones fuesen sacrílegamente benditas por ministros de Dios!

¿Cuáles son las principales perplejidades a las que nos vamos a ver sometidos?

La mayor perplejidad acaba de ser expuesta por Mons. Strickland, obispo de Tyler (Texas) en una carta pública a su rebaño. Consiste en el riesgo de que pasemos a ser considerados “cismáticos” los que nos oponemos a que sean puestas en jaque verdades básicas de nuestra fe, como son que la Iglesia Católica es la única verdadera, que es un sacrilegio recibir indignamente la Eucaristía, que toda actividad sexual fuera del casamiento es un pecado grave, que el matrimonio es entre un hombre y una mujer, que rechazar la identidad biológica implica negar que fuimos criados a imagen y semejanza de Dios y que es falso y peligroso decir o insinuar que todos se salvan independientemente de la vida que llevaron. En realidad, añadió Mons. Strickland, “aquellos que proponen cambios a lo que no se puede cambiar buscan apoderarse de la Iglesia de Cristo y, de hecho, son los verdaderos cismáticos”.

¿Cómo se puede reaccionar contra el Synodaler Weg alemán y contra el rumbo que puede tomar el Sínodo sobre la sinodalidad?

Primero, hay que informarse de lo que está pasando y acompañar al Cuerpo de Cristo en esta repetición de su Pasión, cargando su cruz como nuevos Cireneos. En segundo lugar, hay que conocer más profundamente la fe para poder reconocer la voz del divino Pastor y no seguir el vocerío de los ladrones y salteadores extraños que no entran en el redil por la puerta. Finalmente, hay que resistir cualquier intento de cambiar la doctrina de la Iglesia o la disciplina multisecular que se desprende de ella. Aunque, por algún tiempo, nos convirtamos en “forasteros en la casa de nuestra madre”, como lamenta el Salmista, en cuyo caso debemos permanecer dentro, resistiendo a las tentaciones de apostasía, de sedevacantismo o de indiferencia. Como dice El proceso sinodal: Una caja de Pandora en su conclusión, “es precisamente ahora cuando la Santa Iglesia necesita hijos amorosos e intrépidos que la defiendan de sus enemigos, externos e internos. ¡Dios nos pedirá cuentas!”

Por Javier Navascués

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  1. 100 preguntas y respuestas

Con prólogo del
CARDENAL RAYMOND LEO BURKE

“La sinodalidad y su adjetivo, sinodal, se han convertido en lemas detrás de los cuales está en marcha una revolución para cambiar radicalmente la autocomprensión de la Iglesia, de acuerdo con una ideología contemporánea que niega mucho de lo que la Iglesia siempre ha enseñado y practicado”.
Cardenal Burke

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La crisis actual en la Iglesia Católica es el resultado de propuestas para alejarse de la moral tradicional, incluido el apoyo al “matrimonio” homosexual, las relaciones extramatrimoniales, el aborto y la eutanasia.

Por Instituto Plinio Corrêa de Oliveira

Índice
-La Santa Iglesia se ha enfrentado a situaciones similares en el pasado y ha salido victoriosa.
-Nadie tiene la autoridad para cambiar la doctrina y las estructuras de la Iglesia.
-La ley moral es para todo tiempo y lugar: el cielo y la tierra pasarán, pero mi palabra no pasará (Mt 24, 35)
-“Discernimiento”, “escucha” e “inclusión”: palabras “mágicas” para justificar los cambios, mientras se margina y excluye a los católicos consecuentes.
-Transformar la columna vertebral de la Iglesia en una sinodalidad cartilaginosa y tribal
-No hay nada nuevo en las innovaciones del Sínodo
-La ley del amor de Nuestro Señor Jesucristo no está en contradicción con su ley moral
-Los obispos, sacerdotes y fieles, especialmente los encargados de funciones en diócesis y parroquias, tienen el deber de conciencia de negar su participación en “bendiciones” para parejas homosexuales, o ceremonias similares.
-La maniobra dialéctica para amortiguar las reacciones es típica de los movimientos revolucionarios
-No se dejen engañar por el triunfalismo de los demoledores
-Conclusión: apelación a la mayoría silenciosa

“AL FINAL, MI CORAZÓN INMACULADO TRIUNFARÁ”.

“Pedro, tú eres roca, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella.”
— Mateo 16:18
Palabras divinas, llenas de significado, que pronunciamos con reverencia y ternura. No prevalecerán, es decir: intentarán ganar, pero no lo conseguirán.

Incluso cuando el escándalo y la herejía parecen abrumarla, podemos estar seguros de que la Iglesia de Dios permanece santa y santificadora. El eclipse no afecta en nada al sol, aunque por unos instantes esa es la impresión.

Estamos atravesando una de las tormentas más terribles que ha sufrido la Esposa Mística de Cristo en su historia. La confusión doctrinal, cuyos horribles efectos se sienten desde hace medio siglo, afecta el dogma y la moral. Las herejías morales se propagan y se imponen a los fieles.


El Camino Sinodal Alemán , cerrado el 11 de marzo de 2023, es quizás el ejemplo más típico. Las propuestas, aprobadas por una amplia mayoría de los obispos presentes, incluían bendiciones litúrgicas para “parejas” homosexuales, adecuación de la Iglesia a la ideología de “género” y “transgénero”, sacerdocio femenino, entre otras. [1]

Según miembros del ala más izquierdista, el sínodo alemán debería servir de modelo para la Iglesia universal [2] , especialmente de cara al Sínodo Mundial sobre la Sinodalidad , previsto para octubre de 2023 y 2024 en el Vaticano. Los documentos preparatorios de este evento ya comienzan a suscitar serias objeciones, pues muchas de sus proposiciones son diametralmente opuestas a la doctrina de Nuestro Señor Jesucristo ya la constitución divina de la Iglesia.

Así, es totalmente explicable que muchos fieles católicos se sientan abrumados, perplejos y tentados por el desánimo, sin aparentemente tener a quién acudir.

Este manifiesto pretende ser un pequeño aporte para que superemos este período de prueba resistiendo fuertes en la fe (1Pt 5,9), para que dentro de algunos años podamos mirar hacia atrás y decir: fue difícil, fue incluso muy difícil, pero con la ayuda de la Santísima Virgen, mi fe emergió aún más clara y firme que antes. Sobre todo: la Iglesia Una, Santa, Católica, Apostólica y Romana habrá salido de la crisis más brillante que nunca, como un diamante, después de ser tallado, arroja mucha más luz.

A lo largo de la historia de la Iglesia, ha sido a menudo la fe de los simples laicos la que ha preservado la fidelidad a la Tradición apostólica, como por ejemplo durante la crisis arriana en el siglo IV. El pueblo fiel se puso del lado de una minoría de obispos (San Atanasio, San Hilario de Poitiers y San Eusebio de Vercelli), mientras que la mayoría de los obispos se adhirió a la herejía, hasta el punto de que se podría decir que “en este tiempo de inmensa confusión ( …) el dogma de la divinidad de Nuestro Señor fue proclamado, inculcado, custodiado y (humanamente hablando) preservado mucho más por la Ecclesia docta [la Iglesia docente] que por la Ecclesia docens [la Iglesia docente]” . [3]


Arrio negó la divinidad de Jesucristo

Napoleón Bonaparte, en el apogeo de su poder, supuestamente le dijo al Cardenal Consalvi: “Voy a destruir la Iglesia Católica”. El prelado mantuvo la calma y respondió: “Si tantos de nosotros lo hemos intentado durante 1800 años y no lo hemos logrado, no será ahora que Vuestra Majestad lo haga”. [4]

El Cardenal señaló una verdad crucial: Nuestro Señor Jesucristo nunca permitirá que su Iglesia sea destruida, vengan ataques desde dentro o fuera de sus muros.

La crisis arriana sopló como un vendaval, pero la Iglesia sobrevivió, ganó, floreció. El arrianismo ha pasado… Esto es lo que pasará después de los actuales huracanes ‘sinodales’

Nadie tiene la autoridad para cambiar la doctrina y las estructuras de la Iglesia.

El Apóstol San Pablo dijo:

Aun si alguno, nosotros o un ángel descendido del cielo, os anunciara un evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Repito aquí lo que acabamos de decir: si alguno predica doctrina diferente a la que habéis recibido, ¡que sea excomulgado!
—Gal 1, 8-9

En efecto, ni el Papa, ni el Sínodo de los Obispos, ni ningún otro cuerpo eclesiástico tiene autoridad para cambiar la doctrina o la constitución de la Iglesia, que le fueron fijadas y confiadas en depósito por su divino Fundador. Esto es lo que enseña el Concilio Vaticano I:

“ La doctrina de la fe que Dios ha revelado no se propone como un descubrimiento filosófico que puede ser perfeccionado por la inteligencia humana, sino como un encargo divino confiado a la esposa de Cristo para ser fielmente protegido e infaliblemente promulgado. Por eso también el significado de los dogmas sagrados, una vez declarados por la Santa Madre Iglesia, debe ser siempre mantenido, y nunca debe ser abandonado bajo el pretexto o en nombre de una comprensión más profunda” . [5]

Tal posición se confirma en un documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe, firmado por el entonces Cardenal Joseph Ratzinger: “ El Romano Pontífice está, como todos los fieles, sujeto a la Palabra de Dios, a la fe católica y es garante de la obediencia de la Iglesia y, en este sentido, servus servorum. No decide según su propia voluntad, sino que da voz a la voluntad del Señor, que habla al hombre en la Escritura vivida e interpretada por la Tradición; en otras palabras, el episkopè del Primado tiene los límites que proceden de la ley divina y de la inviolable constitución divina de la Iglesia, contenida en la Revelación ”. [6]

Así lo recordaba recientemente el obispo de Segovia (España), monseñor César Franco Martínez: “ El primado de Pedro sólo puede ejercerse en la obediencia a la Escritura y a la Tradición, porque el Papa es un discípulo de Cristo que no puede ponerse por encima de la Iglesia en cuestiones esencial a su estructura ya la verdad cuyos orígenes se remontan a la creación y la redención. (…) Con la muerte del último apóstol, el proceso de constitución de la Iglesia llega a su fin, por lo que tanto el Papa como los obispos son los guardianes de este proceso y deben respetarlo. [  7]

La ley moral es para todo tiempo y lugar: el cielo y la tierra pasarán, pero mi palabra no pasará (Mt 24, 35)

Para escándalo de innumerables almas, en los últimos años se han multiplicado los casos de obispos que plantean abiertamente un cambio en la enseñanza católica respecto a las relaciones homosexuales y la ideología de género, en una acción que se diría concertada.

Los obispos flamencos aprobaron, en 2022, un simulacro de bendición de las parejas homosexuales, “ utilizando varias declaraciones del Papa Francisco para desafiar la prohibición de la Congregación para la Doctrina de la Fe del Vaticano, que decía que Dios ‘no puede bendecir el pecado’ ” [8] . La fórmula flamenca fue reivindicada durante el Camino Sinodal alemán para justificar las innovaciones  [9] .

En enero de 2023, el Cardenal de San Diego, EE. UU., publicó un artículo en la revista jesuita America, en el que, entre otras cosas, proponía que el Sínodo Mundial operara la “inclusión” de los homosexuales practicantes [10] en todas las actividades de  la Iglesia y especialmente en la recepción de la Sagrada Comunión (¡sic!). [11]

El propio relator general sobre la sinodalidad del Sínodo , el cardenal Jean-Claude Hollerich, ha declarado que la enseñanza católica sobre las relaciones homosexuales es “falsa” y podría cambiarse. [12] Poco antes, algunos obispos franceses habían pedido al Papa que el Catecismo de la Iglesia Católica (n. 2357) ya no condenara los actos homosexuales como “intrínsecamente desordenados”. Además, la Conferencia Episcopal Francesa solicitó una comisión de teólogos para estudiar la reformulación de la doctrina sobre el tema. [13]


Pie. Timothy Radcliffe, Predicador del Retiro Pre-Sinodal

Por si todo esto fuera poco, se eligió como predicador del retiro presinodal al fraile dominico Timothy Radcliffe, quien públicamente defiende las relaciones homosexuales como “eucarísticas”, comparándolas con “la entrega que Jesús hizo de sí mismo” (¡sic!) . [14]

Decir que es una completa subversión de la moral católica es insuficiente para calificar tales afirmaciones.

Para los que dicen que la moral de la Iglesia en materia sexual es cosa del pasado, y que la Iglesia había cambiado de posición después del Concilio Vaticano II, sirven las palabras de SS Juan Pablo II, en un discurso del 14 de mayo de 1985. :

“ En particular, en lo que se refiere al ámbito sexual, la firme posición [que tomó Jesús] en defensa de la indisolubilidad del matrimonio (cf. Mt. XIX, 3 a 9) y la condena del adulterio, aunque sólo sea de corazón (cf. . . Mt. V, 27 ss.).

“ Ante estas precisas referencias evangélicas, ¿es realista imaginar un Cristo ‘permisivo’ en el campo de la vida conyugal, en cuanto al aborto, las relaciones prematrimoniales, extramatrimoniales u homosexuales? Ciertamente no fue permisiva la comunidad cristiana primitiva, instruida por aquellos que habían conocido personalmente a Cristo. Basta aquí referirse a los numerosos pasajes de las epístolas paulinas que tratan de este asunto (cf. Rom. I, 26ss.; Cor. VI, 9; Gal. V, 19, etc.). Las palabras del Apóstol ciertamente no carecen de claridad y rigor. Y son palabras inspiradas en Arriba. Siguen siendo normas para la Iglesia en todo momento. [  15]

“Discernimiento”, “escucha” e “inclusión”: palabras “mágicas” para justificar los cambios, mientras se margina y excluye a los católicos consecuentes.

Los documentos preparatorios del sínodo mundial proponen ad nauseam “escuchar al pueblo de Dios” y promueven una “inclusión radical” de las minorías “marginadas”.

El Vademecum preparatorio del sínodo afirma: “Para participar plenamente en el acto de discernimiento, es importante que los bautizados escuchen las voces de los demás en su contexto local, incluidas las personas que han abandonado la práctica de la fe, las personas de otras tradiciones de fe , personas sin creencias religiosas , etc.” [dieciséis]

¡Los ateos necesitan decirnos ahora cuán buenos católicos debemos ser!

A esta lista, el Documento de Trabajo para el Escenario Continental añade que debemos incluir en el proceso de escucha sinodal: “los divorciados vueltos a casar, monoparentales, personas que viven en matrimonios polígamos, personas LGBTQ”. [17]

Está claro que “escuchar” no significa conocer de cerca los problemas, las angustias y las dificultades de las personas, como siempre ha hecho la Iglesia, sino utilizarlos como pretexto para cuestionar las verdades de la fe y de la moral.

De hecho, cuando el pueblo fiel habla en contra de las aberraciones doctrinales, entonces “escuchar” no vale la pena. Sólo es válida cuando el “pueblo de Dios” quiere la revolución. Por cierto, la “escucha” y la “inclusión” se han revelado en la práctica de la exclusión e incluso de la persecución contra los sacerdotes y fieles católicos que no están de acuerdo con las innovaciones sinodales.

En consecuencia, el obispo auxiliar de ‘s-Hertogenbosch (Países Bajos), monseñor Robert Mutsaerts, pregunta: “¿ Quiénes son los que se sienten excluidos? Y añade que el proceso sinodal lo están llevando personas que no siguen la moral católica: “ Entre los protagonistas de este proceso hay, para mí, muchos defensores del “matrimonio” homosexual, gente que no cree realmente que el aborto sea un problema y que nunca se muestran realmente como defensores del rico credo de la Iglesia (…). Qué poco pastoral, qué poco caritativo  [18] “.

Transformar la columna vertebral de la Iglesia en una sinodalidad cartilaginosa y tribal

Cuando analizamos los textos sinodales, y sobre todo el “espíritu” del Sínodo, es decir, el clima de inquietud y urgencia de cambio creado artificialmente, podemos discernir dos tendencias principales. Uno, más fuerte y más visible: el cambio en la moral sexual, ya mencionado anteriormente. La segunda es más profunda, más sutil y difícil de comprender para el creyente medio: pretende cambiar la constitución divina de la Iglesia.


Prof. Plinio Correa de Oliveira

Tal tendencia no nació ahora. Se ha estado gestando en los llamados círculos progresistas durante décadas. Este error fue denunciado desde el principio por el gran pensador y líder católico Plinio Corrêa de Oliveira. En 1943, en su primer libro En defensa de la Acción Católica  [19] , ya apuntaba a la furia destructiva de los herederos del modernismo, que en las décadas de 1930 y 1940 invadieron los círculos católicos para socavar gradualmente la constitución divina de la Iglesia.

Cincuenta años después, el insigne profesor advertía del intento de introducir en la Iglesia un modelo tribal de gobierno: “ la forma de hacerlo ya se ve claramente en las corrientes de teólogos y canonistas que pretenden transformar la noble y huesuda rigidez de la la estructura eclesiástica, tal como la instituyó Nuestro Señor Jesucristo, y veinte siglos de vida religiosa la han plasmado magníficamente, en un tejido cartilaginoso, elástico, amorfo (…) de grupos religiosos en los que la firme autoridad canónica va siendo reemplazada paulatinamente por la ascendencia de más o menos “profetas”, menos pentecostales, ellos mismos congéneres de los hechiceros del estructuralismo-tribalismo”. [20]

Lo que en 1992 podría parecer exagerado para un lector superficial, los procesos sinodales de hoy lo están poniendo claramente en práctica. El Instrumentum Laboris del Sínodo para la Amazonía de 2019, por ejemplo, reconoció el impacto de la concepción tribal de los pueblos aborígenes en sus propuestas de reforma estructural de la Iglesia:

“La Iglesia debe encarnarse en las culturas amazónicas, que tienen un fuerte sentido de comunidad, igualdad y solidaridad y por eso no aceptan el clericalismo en sus diversas formas de manifestación. Los pueblos originarios tienen una rica tradición de organización social donde la autoridad es rotativa y con un profundo sentido de servicio. A partir de esta experiencia organizativa, sería oportuno reconsiderar la idea de que el ejercicio de la jurisdicción (poder de gobierno) debe estar vinculado en todos los ámbitos (sacramental, judicial, administrativo) y de manera permanente al sacramento del Orden Sagrado”. [21]

La clave de esta autodestrucción está en la negación del sacerdocio jerárquico. Se trata de “ superar una visión de la Iglesia construida en torno al ministerio ordenado , para avanzar hacia una Iglesia  “ totalmente ministerial ”. [22]

En términos más claros: en la “Iglesia sinodal”, ¡el sacramento del Orden Sagrado y la consagración episcopal serán de poco o de nada!

El conocido canonista P. Gerald E. Murray, “ Esta innovación debe ser resistida por los obispos de la Iglesia. Entra en conflicto con las enseñanzas dogmáticas de la Iglesia sobre la naturaleza del sacramento del Orden Sagrado, en particular sobre la naturaleza del episcopado. [  23]

El 22 de abril de 1994, SS Juan Pablo II advirtió a los cardenales y obispos que asistían a una reunión patrocinada por la Congregación para el Clero:

“ Junto al buen trigo, sin embargo, ha crecido el centeno de una determinada ideología, a veces, dependiente de una visión de sinodalidad perpetua de la Iglesia y de una concepción funcionalista del Orden Sagrado, dañando gravemente la identidad teológica tanto de laicos como de clérigos. y, en consecuencia, de toda la obra de evangelización ”. [24]

Por su parte, en 1997, la Instrucción sobre ciertas materias relativas a la colaboración de los fieles laicos en el sacerdocio sacerdotal [25] , firmada por los cardenales responsables de no menos de ocho dicasterios romanos y aprobada expresamente por el Papa, después reiterando la enseñanza tradicional de la Iglesia sobre la diferencia esencial entre el sacerdocio ministerial de los clérigos y el sacerdocio común de los fieles, extrajo la consecuencia de que “las funciones del ministerio ordenado, consideradas en su conjunto, constituyen, en razón de su único fundamento, una unidad indivisible “. Y añadió otra razón teológica de suprema importancia: “Una y única, en efecto, como en Cristo, es la raíz de la acción salvífica, significada y realizada por el ministro en el desempeño de las funciones de enseñanza, santificación y gobierno de los fieles. Esta unidad califica esencialmente el ejercicio de las funciones del sagrado ministerio, siendo siempre un ejercicio, de diversas maneras, de la función de Cristo, Cabeza de la Iglesia ”.

El Cardenal Joseph Zen declaró recientemente al diario Il Giornale: “ Estamos muy preocupados por lo que pueda pasar con el Sínodo de los Obispos. Y me temo que el Sínodo repetirá el mismo error que cometió la Iglesia holandesa hace 50 años, cuando los obispos se echaron atrás y aceptaron que los fieles debían dirigir la Iglesia; por lo que su número disminuyó. Oremos para que nuestro Papa tenga más sabiduría ”. [26]

El Prefecto Emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Cardenal Gerard Müller, también afirmó: “ Quien niegue los elementos esenciales de este ministerio ordenado instituido por Cristo en la Iglesia como ministerio autorizado de Palabra y sacramento, y no reconozca obispos y sacerdotes como pastores designados por el Espíritu Santo, ya no pueden llamarse católicos ”. [27]

Cuando Pillar le preguntó cuál será el resultado del proceso sinodal de tres años, el arzobispo Charles Chaput (emérito de Filadelfia, EE. UU.), respondió:

Creo que eres imprudente y propenso a la manipulación, y la manipulación siempre implica deshonestidad. (…) La sinodalidad corre el riesgo de convertirse en una especie de Vaticano III Lite; un tablero giratorio a una escala mucho más manejable y maleable. Esto no serviría a las necesidades de la Iglesia o de su gente. [28]
En el mismo sentido, Dom Athanasius Schneider pronunció con clarividencia:

* * *


Dom Athanasius Schneider

“Dios ha establecido Su Iglesia como un cuerpo jerárquico. Cuando la ley de la verticalidad no se observa en un cuerpo, es decir, si el centro de comando del cerebro está dañado o no se tiene en cuenta, entonces el cuerpo sufrirá confusión y daño. La crítica al principio de verticalidad en el cuerpo de la Iglesia , que está haciendo el Papa Francisco, está socavando la constitución divina de la Iglesiay equivale a ceder al espíritu mundano de competencia entre los miembros de un cuerpo, algo sobre lo que nos advirtió San Pablo. En un cuerpo, en virtud de su constitución natural, hay partes sustancialmente diferentes: unas son más visibles y responsables del gobierno, mientras que otras están más escondidas y necesitadas de gobierno (cf. 1 Cor 12, 17-19, 22-27). ). Dios dio a su Iglesia una constitución claramente vertical: “Y puso Dios en la Iglesia a los primeros apóstoles, a los segundos profetas, a los terceros maestros”. (1 Corintios 12:28).”

“Respecto a aquellos a quienes Dios ha puesto en posiciones de autoridad, el Papa León XIII enseñó: “Estos, entonces, son los deberes de un pastor: ponerse como líder a la cabeza de su rebaño, proporcionarles el alimento adecuado, alejar los peligros, protegerse de los enemigos insidiosos, defenderla de la violencia: en una palabra, gobernarla y gobernarla” (Encíclica Satis Cognitum, n. 12). La colaboración mutua entre la jerarquía —la línea vertical en el Cuerpo Místico de Cristo— y los fieles laicos ha sido siempre enseñada por el Magisterio de la Iglesia y no es un descubrimiento del ‘Camino Sinodal’ actual”. [29]

* * *

En un artículo bien documentado para la revista teológica Communio, Nicholas J. Healy Jr., profesor asociado de la Universidad Católica de América, escribió:

“Lo que falta en los diversos documentos sobre la sinodalidad o el proceso sinodal es una reflexión adecuada sobre la fuente y el significado de la autoridad jerárquica en la Iglesia. […]

“En este contexto, es necesario recordar la naturaleza sacramental de la autoridad eclesiástica. El ministerio jerárquico no es delegado ni autorizado por los miembros de la Iglesia; es un don de la gracia […].

“La naturaleza sacramental de la autoridad eclesial sugiere un camino de reforma bastante diferente de la idea de ‘promover la participación en la toma de decisiones’ propuesta por el proceso sinodal”. La verdadera reforma, por lo tanto, requiere un retorno a la fuente vital de autoridad, Cristo mismo. Esto es más que un alegato moral para que los ministros jerárquicos de la Iglesia actúen como servidores. El retorno a la fuente de la autoridad implica conservar fielmente el don inestimable de Cristo que es el depósito de la fe”. [30]

No hay nada nuevo en las innovaciones del Sínodo

Los temas de los documentos pre-sinodales corresponden a las exigencias trasnochadas de las corrientes más progresistas. Cualquiera que lea los anales del Consejo Pastoral Holandés (1968-1970) se sorprende por su similitud con el reciente Camino Sinodal alemán y con algunos de los documentos preparatorios para el Sínodo Mundial 2023-2024.

Los documentos preparatorios del Consejo Pastoral de Batavia propusieron abrir la Iglesia a las relaciones extramatrimoniales, la homosexualidad, el aborto y la eutanasia. [31]  En su quinta sesión en enero de 1970, la propuesta de abolir el requisito del celibato sacerdotal fue aprobada por 92 votos a favor, 2 en contra, 3 en blanco y abstención de los 8 obispos presentes. En el sínodo alemán de 2023, una propuesta similar obtuvo un 94,71% a favor y un 5,29% en contra, un 7,8% de abstenciones…

Plus ça change, plus c’est la même escogió , dicen los franceses: ¡cuanto más cambia, más permanece igual!

¿Resultado práctico? Tras la escandalosa asamblea trienal, la iglesia holandesa entró en una profunda crisis de identidad, agravada por las disensiones internas y la percepción de que se encaminaba hacia un cisma. Para 1970 ya había celebraciones litúrgicas de uniones del mismo sexo en los Países Bajos, incluida una misa pro homophilis . [32]

En un intento por resolver la crisis, SS Juan Pablo II convocó, en enero de 1980, un Sínodo Especial de Obispos de Holanda, en el que se discutieron temas controvertidos. Al final de la reunión, todos los obispos holandeses debían firmar un documento con las conclusiones, muchas de las cuales representaban una retractación de los errores profesados ​​en la reunión de 1968-1970. [33]

¿Por qué insistir hoy en seguir un camino tan probado y desastroso?

Vale la pena subrayar aquí que la misma corriente progresista, que desde entonces promueve en la Iglesia la “liberación sexual” de la Sorbona, hoy se erige como paladín contra los abusos sexuales, frutos podridos de esa misma “liberación sexual”…

La ley del amor de Nuestro Señor Jesucristo no está en contradicción con su ley moral

Los documentos pre-sinodales implican que cambiar la moral es un requisito de la “ley del amor”. Esto nos obligaría a la “inclusión radical”. Respondiendo a esto, el arzobispo Samuel Aquila de Denver (EE.UU.) mostró cuán lejos estaba Nuestro Señor de practicar la “inclusión radical” de quienes rechazaban sus enseñanzas, y en cambio exigía la fidelidad de sus seguidores: “Jesús mismo no hizo demandas que diferenció a sus discípulos de aquellos que no respondieron al llamado radical y costoso del Evangelio? …Jesús nunca diluye su enseñanza, ni apela a la conciencia; da testimonio de la verdad (cf. Job 18,37). ”

“(…) La presentación hecha por algunos obispos y cardenales lamentablemente no predica la radicalidad del Evangelio y oscurece el verdadero amor eterno del Padre por el pecador. La fe en Jesucristo significa una conversión de vida que lleva a la paz interior y al gozo eterno, un gozo y una paz que nadie puede quitar al discípulo”. [34]

Según el discurso de SS Juan Pablo II, ya citado anteriormente, “ El rigor del precepto y la alegría del corazón pueden conciliarse perfectamente, si la persona que actúa está movida por el amor. Quien ama no teme al sacrificio. Al contrario, busca en el sacrificio la prueba más convincente de la autenticidad de su amor ”. [35]

En sus Consideraciones sobre la propuesta de reconocimiento legal de las uniones del mismo sexo, la Congregación para la Doctrina de la Fe expresa:

“Para defender la legalización de las uniones homosexuales no se puede invocar el principio de respeto y no discriminación de las personas. Distinguir a las personas o negar a alguien el reconocimiento legal o el servicio social sólo es realmente inaceptable si es contrario a la justicia (cf. Santo Tomás de Aquino, Summa Theologiæ, II-II, p. 63, a.1, c.). No atribuir el estatuto social y jurídico del matrimonio a formas de vida que no son ni pueden ser matrimoniales no es contrario a la justicia sino, al contrario, exigido por ella”. [36]

Los obispos, sacerdotes y fieles, especialmente los encargados de funciones en diócesis y parroquias, tienen el deber de conciencia de negar su participación en “bendiciones” para parejas homosexuales, o ceremonias similares.

Estas llamadas ceremonias son sacrílegas, porque además de tratar de justificar y alentar actos catalogados por la moral católica como pecados, también simulan el sacramento del matrimonio. Desde este punto de vista, objetivamente, constituyen un pecado grave contra el segundo mandamiento de la ley de Dios: “No tomes en vano el santo nombre de Dios”.


Manifestaciones en Frankfurt contra el Camino Sinodal Alemán

Al respecto, la Congregación para la Doctrina de la Fe volvió a hablar a principios de 2021:

“Para ser coherente con la naturaleza de los sacramentales, cuando se invoca la bendición sobre algunas relaciones humanas, es necesario —además de la recta intención de quienes participan en ella— que lo bendecido esté objetiva y positivamente ordenado a recibir y expresar la gracia, según los designios de Dios inscritos en la Creación y plenamente revelados por Cristo Señor. Por lo tanto, sólo son compatibles con la esencia de la bendición dada por la Iglesia aquellas realidades que en sí mismas están ordenadas para servir a tales fines.

Por eso, no es lícito conceder la bendición a las relaciones, ni siquiera a las uniones estables, que impliquen una práctica sexual fuera del matrimonio (es decir, fuera de la unión indisoluble de un hombre y una mujer, que también está abierta a la transmisión de la vida). , como es el caso de las uniones del mismo sexo” [37] .

Además, tales ceremonias, independientemente de los eufemismos utilizados, son un medio que los demoledores eligieron para abogar inmediatamente por el “matrimonio” homosexual. Gregor Podschun, presidente de la Federación de la Juventud Católica Alemana, confesó el 11 de marzo de 2023: “Acogemos con beneplácito la decisión de la Asamblea Sinodal en Alemania de introducir celebraciones de bendición para parejas homosexuales y del mismo sexo. Sin embargo, esta decisión es solo un pequeño paso, necesitamos un matrimonio sacramental para todos ”. [38]

La pregunta sin respuesta: ¿alguien que propone esto todavía puede pretender ser católico?

A pesar de la imposibilidad doctrinal y moral, y de la prohibición explícita del Vaticano, el entonces vicepresidente de la Conferencia Episcopal Alemana, el obispo Franz-Josef Bode de Osnabrück, poco después el sínodo alemán ya había comenzado a implementar en su diócesis el sacrílego “ bendiciones”. [39] Días después tuvo que renunciar por no haber actuado correctamente ante los casos de abuso sexual en su diócesis. [40] Un caso sintomático de cómo los “avances” sinodales no ayudan en nada a la lucha contra tales abusos…

La maniobra dialéctica para amortiguar las reacciones es típica de los movimientos revolucionarios

Hay que estar atento a la táctica, famosa sobre todo desde la Revolución Francesa, de dar un paso atrás después de haber dado dos. Es el momento en que la oposición se duerme, aunque se haya dado un gran paso. Hay quienes plantean seriamente la hipótesis de que sectores más izquierdistas del episcopado internacional han calculado aprovecharse del loco radicalismo del Camino Sinodal alemán . Después de erizarse con las conclusiones de su última asamblea en marzo de 2023, muchos fieles desprevenidos terminarían aceptando propuestas doctrinalmente erróneas, pero aparentemente menos aterradoras, del Sínodo Mundial.


Un “trabajador pastoral” bendice a parejas del mismo sexo durante una ceremonia en una iglesia en Colonia, Alemania. Foto: Reuters vía BBC

Otra maniobra dialéctica: los activistas sinodales contagiaron entre los fieles el temor de decir algo en contra de las novedades, so pena de “causar división”. Como si la “unidad” en el error fuera deseable. La unidad sólo es buena si nace de la verdad. Y la verdad sólo viene de aquel que dijo de sí mismo “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. No nos dejemos llevar por esta falacia, porque es la rabia destructiva de los mismos activistas la que está rompiendo la unidad. ¡Nosotros no caemos en esta trampa!

No se dejen engañar por el triunfalismo de los demoledores

La verdad y el bien no dependen de la mayoría o la minoría. Pero la experiencia reciente ha demostrado que ni siquiera la “mayoría” de los saboteadores lo tienen. Fuera de sus propias reuniones, constituyen una minoría ruidosa y decidida, que trata de imponerse a una mayoría que podríamos llamar la “Iglesia del Silencio”.

Un documento preparatorio de uno de los sínodos regionales de obispos lo admite: sacerdotes y fieles ordinarios —especialmente jóvenes— se retiraron del “proceso de escucha”, sospechando que el Sínodo era víctima de grupos de presión. [41]

Recordemos que todavía en 2015, cuando se preparaba el Sínodo sobre la Familia, una coalición de movimientos pro-familia promovió la Súplica Filial al Papa Francisco, recogiendo la impresionante cifra de 879.451 firmas, con la participación de 202 prelados, incluidos cardenales , Arzobispos y Obispos. [42]  El ala progresista, incluso con todo el apoyo de los medios y fondos sustanciales, recaudó en ese momento solo menos del 10% de ese número.

Por lo tanto, querido lector, no se deje impresionar por el bombo mediático, hecho para desalentar la buena reacción. Tras el primer momento de “fiesta”, la realidad poco a poco sale a la luz. El hecho es que cada vez más voces autorizadas se alzan contra la autodestrucción. Veamos algunos casos:

En una entrevista reciente, el cardenal Gerard Müller hizo la asombrosa declaración de que el Camino Sinodal alemán recién terminado era peor que un cisma:

[en este sínodo] se abandona la esencia del cristiano en favor de su transformación en una variante de la cultura materialista y nihilista de la auto-redención y auto-creación del hombre. En lugar de la Palabra de Dios en la Sagrada Escritura y la tradición de la Iglesia, se hace referencia a “autoridades” como Michel Foucault, Judith Butler, Helmut Kentler o Yuval Harari. No se puede expulsar al diablo con Belcebú, es decir, en la lucha contra la pederastia, no se puede sustraer la sexualidad humana a la reivindicación de los mandamientos de Dios y al poder transformador de su gracia y degradarla a un placer privado, sin moral. [43]
El obispo español de Orihuela-Alicante, monseñor José Ignacio Munilla, declaró el 12 de marzo de 2023 sobre el mismo acontecimiento: “Una iglesia mundana deja de ser portavoz de Dios y se convierte en cartelera de la determinación dominante…Oremos por el Papa, que Dios le dé la fuerza para evitar que el cisma alemán se extienda al resto de la Iglesia Católica”! [44]

En la diócesis de Coira, Suiza, el ordinario local emitió un código de conducta pro-LGBT en abril de 2022 para toda la diócesis, obligando a los sacerdotes y empleados a comportarse de manera incompatible con la doctrina católica. Muchos sacerdotes se reunieron y pidieron públicamente al obispo que cambiara el documento. [45]

En Estados Unidos, los absurdos teológicos del cardenal McElroy, mencionados en el punto 3 anterior, provocaron indignación de los fieles y reacción de varios prelados. Los Honorables Arzobispos Joseph Naumann (Kansas City, Kan.) y Samuel Aquila (Denver, Col.), y los Obispos James Conley (Lincoln, Neb.) y Thomas Paprocki (Springfield, IL), entre otros, se manifestaron públicamente en contra de las tesis de el obispo de San Diego. [46]

El Obispo Auxiliar de s’Hertogenbosch, Holanda, Mons. Robert Mutsaerts, declaró sobre el proceso sinodal:

Hasta el día de hoy, el proceso sinodal es más un experimento sociológico y tiene poco que ver con el Espíritu Santo que supuestamente se hace escuchar a través de todo. Esto casi podría llamarse blasfemia. Lo que se vuelve cada vez más claro es que el proceso sinodal se usará para cambiar varias posiciones de la Iglesia, y el Espíritu Santo también se lanzará a la refriega como abogado, a pesar de que el Espíritu Santo en realidad ha inspirado algo contradictorio a lo largo de los años. […] Dios está fuera de escena en este miserable proceso sinodal. [47]

Conclusión: apelación a la mayoría silenciosa

Cuanto más tiempo permanece alguien en silencio, más atentamente se escucha su voz cuando finalmente decide hablar. Terminamos, pues, estas líneas haciendo un llamamiento a la “Iglesia del Silencio”: ¡habla!

¡Oh, cardenales, obispos, sacerdotes e incluso fieles: hablad!

¿Qué significa “hablar” aquí? Es reafirmar las enseñanzas perennes de Nuestro Señor Jesucristo y Su Iglesia. No callar ante la “abominación desoladora” que penetra en el lugar santo. Dejar clara nuestra posición y no comprometernos.

Pero ¿cuál es la utilidad práctica de cada uno, en sus ambientes, para hablar? Según Plinio Corrêa de Oliveira, “ abrimos los ojos [de los fieles] a las urdimbres de los Pastores infieles. El resultado es que estos llevan cada vez menos ovejas por los caminos de perdición en los que han entrado. Esto no es, en sí mismo, una victoria. Pero es una condición preciosa e indispensable para ella ”. [48]

Habla pues. ¡Oh, sí, te suplicamos de rodillas, habla!

En público, en la prensa, en los boletines católicos, ¡hablad!

En círculos privados, en reuniones parroquiales, con amigos, hable.

Un ejemplo de esto lo dieron aquellos prelados que, durante las persecuciones comunistas y la desastrosa Ostpolitik, se mantuvieron fieles, resistieron y se pronunciaron. Sus nombres están inscritos en letras de oro en el libro de la vida: cardenal József Mindszenty de Hungría, cardenal Aloysius Stepinac de Croacia, cardenal Josyf Slipyj de Ucrania, entre otros.


Imagen Peregrina Internacional de Nuestra Señora de Fátima

La recompensa por vuestro coraje está prevista por Nuestro Divino Salvador: ” No temáis a los que matan el cuerpo pero no pueden matar el alma; temed más bien a aquel que puede arrojar el alma y el cuerpo a la Gehenna… Así que no tengáis miedo. Quien lleva testigo de mí ante los hombres, yo también daré testimonio de él ante mi Padre que está en los cielos. ” ​​(Mt 10, 28-32)

La Iglesia ha pasado por innumerables crisis y eclipses en los que parecía que ya no brillaba la luz de su gracia, belleza y verdad, ensombrecida por las herejías y la confusión. Sin embargo, Ella salió ilesa, brillando nuevamente en todo Su esplendor. Como María Santísima, Ella “aparece como la aurora, hermosa como la luna, luminosa como el sol, terrible como un ejército en orden de batalla”. [49]

Volvamos a la casa paterna, a la sana doctrina, a la devoción filial a la Santísima Virgen. Reina de la Iglesia, Ella nos salvará y vencerá, como prometió en Fátima:

“AL FINAL, MI CORAZÓN INMACULADO TRIUNFARÁ”.
Instituto Plinio Correa de Oliveira

Descarga el manifiesto
* * *

Ya están registrados ante Dios y los hombres los nombres de los obispos que votaron en contra de las principales abominaciones del sínodo alemán: obispo Rudolf Voderholzer (Ratisbona), obispo Gregor Maria Hanke (Eichstätt), obispo Dominik Schwaderlapp (auxiliar de Colonia), obispo Stephan Oster , SDB (Passau), Obispo Mathias Heinrich (Auxiliar de Berlín), Obispo Florian Wörner (Auxiliar de Augsburgo).
Ver Universidad del Sagrado Corazón, 10-13-22: “El modelo alemán puede ser el mejor camino hacia la reforma de la iglesia”, disponible en:  . https://sacredheartuniversity.typepad.com/go_rebuild_my_house/2022/10/el-modelo-alemán-puede-ser-el-mejor-camino-hacia-la-reforma-de-la-iglesia.html
John Henry Newman, Sobre consultar a los fieles en asuntos de fe, pág. 75
De las diversas versiones que circulan del famoso diálogo, véase por ejemplo The New York Times, 28-3-2010
Constitución Dogmática Dei Filius
El Primado del Sucesor de Pedro en el Misterio de la Iglesia. Disponible: https://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_19981031_primato-successore-pietro_po.html
Infovaticana, 17-3-23
La tablilla, 21-9-22
katholisch.de, 30-9-22
Utiliza el término genérico ‘LGBT’
Robert W. McElroy, “El cardenal McElroy responde a sus críticos sobre el pecado sexual, la eucaristía y los católicos LGBT y divorciados/recasados”, Estados Unidos, marzo de 2010. 2, 2023,  . https://www.americamagazine.org/faith/2023/03/02/mcelroy-eucharist-sin-inclusion-response-244827
El Heraldo Católico, 3-2-22
La Croix, 3-3-2023
Agencia Católica de Noticias, 23-1-2023
(“L’Osservatore Romano”, 16-5-1985).
Vademécum, p.17.
N. 38. Disponible en: https://www.synod.va/content/dam/synod/common/phases/continental-stage/dcs/Documento-Tappa-Continentale-ES.pdf
https://vitaminexp.blogspot.com/2022/11/synodaal-proces-als-instrument-om-kerk.html
En defensa de la acción católica
Libro: Revolución y Contrarrevolución , Parte III, Cap. 2E
AMAZONIA: NUEVOS CAMINOS PARA LA IGLESIA Y PARA UNA ECOLOGIA INTEGRAL, n° 27, https://press.vatican.va/content/salastampa/es/bollettino/pubblico/2018/06/08/panam.html
Ibíd., no. 67.
La Cosa Católica, 27-3-23.
Documento Cit. nº 2, https://www.vatican.va/content/john-paul-ii/it/speeches/1994/april/documents/hf_jp-ii_spe_19940422_fedeli-laici.html
https://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cclergy/documents/rc_con_interdic_doc_15081997_sp.html
https://www.ilgiornale.it/news/politica/dimissioni-papa-faccia-ratzinger-2105946.html
https://www.aciprensa.com/noticias/cardenal-muller-camino-sinodal-aleman-no-representa-a-nadie-mas-que-a-sus-miembros-13579
https://www.pillarcatholic.com/chaput-hablando-la-verdad-es-polarizante/
https://www.gloriadei.io/obispo-schneider-sobre-sinodalidad/
https://www.communio-icr.com/articles/view/comunión-autoridad-sacramental-y-los-limites-de-la-sinodalidad
Time, “Católicos Romanos: Declaración de Independencia”, viernes, 1 de enero de 2010. 17, 1969, https://content.time.com/time/subscriber/article/0,33009,838884,00.html
Romano Amerio, Iota Unum – Étude des changes de l’Église catholique au XXe siècle, NEL, París, 1987, p.348.
https://www.vatican.va/content/john-paul-ii/es/speeches/1980/january/documents/hf_jp-ii_spe_19800130_sinodo.html
“La inclusión radical requiere un amor radical”, https://www.catholicworldreport.com/2023/02/01/radical-inclusion-requires-radical-love/
(“L’Osservatore Romano”, 16-5-1985).
Disponible: https://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_20030731_homosexual-unions_sp.html
Respuesta de la Congregación para la Doctrina de la Fe a duda sobre las bendiciones de las uniones de personas del mismo sexo, 15.03.2021, https://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_20210222_responsum-dubium-unioni_po.html
Texto publicado en su twitter: “Wir begrüßen den Beschluss der Synodalversammlung in Deutschland Segensfeiern für gleichgeschlechtliche und queere Paare einzuführen. Dieser Beschluss ist aber nur ein Minischritt, wir brauchen die sakramentale Ehe für alle”. Ver también el sitio web oficial de la federación: https://www.bdkj.de/aktuelles/artikel/liebe-kann-niemals-suende-sein
Infovaticana, 16-3-23.
Ver Die Welt, 3-25-23
Documento de Trabajo para la Etapa Continental, n. 18, 19 y 35.
Ver https://filialsuplica.org/primeracampana/
Entrevista con el portal alemán Tichys Einblick, el 19 de marzo de 2023, disponible en https://www.tichyseinblick.de/interviews/kardinal-mueller-synodaler-weg/
Infovaticana, 12-3-23
Infovaticana, 15-3-23
Ver https://www.tfp.org/cardinal-mcelroy-homoheresy-and-the-churchs-apparent-eclipse/
https://vitaminexp.blogspot.com/2022/11/synodaal-proces-als-instrument-om-kerk.html
Libro: Revolución y Contrarrevolución , Parte III, Cap. 2, 4d.
(Cant. 6, 9)

Autor

El Instituto Plinio Corrêa de Oliveira es una asociación de derecho privado, con personalidad jurídica sin fines económicos, en los términos del nuevo Código Civil. IPCO fue fundada el 8 de diciembre de 2006 por un grupo de discípulos del difunto líder católico brasileño, por iniciativa del Ing° Adolpho Lindenberg, su primo-hermano y uno de sus primeros seguidores, quien asumió la presidencia de la entidad.

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Por tradición, la Iglesia Católica dedica cada mes del año a ciertas devociones. Julio está dedicado a la Preciosa Sangre de Jesús.

En el pasado, la fiesta de la Preciosísima Sangre de Cristo se celebraba el primer domingo de julio, como lo confirmaron los Papas anteriores y lo recordó recientemente el Papa Benedicto XVI en su discurso después del rezo del Ángelus del 5 de julio de 2009.1 Hizo especial mención de la carta apostólica del Papa Juan XXIII “Inde a Primis” (fechada el 30 de junio de 1960) que explicaba el significado de la devoción y aprobaba sus letanías. 2

 

El Antiguo Testamento cumplido en el Nuevo

El sacrificio es la forma más elevada de culto religioso que el hombre ofrece a Dios como acto de alabanza, acción de gracias, petición o expiación. 3

El sacrificio más singular y preeminente de la Ley Antigua era la inmolación del Cordero Pascual que celebraba la salvación de los primogénitos de Israel de la espada fatal del Ángel de la Muerte en Egipto en la época de Moisés y el Faraón.

La imagen de la sangre de los animales sacrificados se vuelve más vívida y significativa si recordamos las palabras de Moisés del Libro del Éxodo: “Y tomó la sangre y la roció sobre el pueblo, y dijo: Esta es la sangre de la alianza que el Señor ha hecho con vosotros acerca de todas estas palabras”. (Éxodo 24:8)

Este antiguo sacrificio tomó una nueva forma en el Nuevo Testamento cuando el Cordero Inmaculado de Dios se ofreció a sí mismo en el altar de la Cruz para redimir a la humanidad del pecado y la esclavitud de Satanás. Y durante la Última Cena, Nuestro Señor se ofreció a sí mismo en un sacrificio incruento pero real cuando pronunció las siguientes palabras:

“Porque ésta es mi sangre de la nueva alianza, que será derramada por muchos para remisión de los pecados”. Mateo 26:28

Verdaderamente, este “derramamiento de sangre” q tuvo lugar y forma uno de los misterios gloriosos de nuestra Fe. 4

La Preciosa Sangre de Nuestro Señor Jesucristo

La doctrina católica enseña a los fieles que la sangre de Jesucristo es parte de Su Sagrada Humanidad y unida hipostáticamente a la Segunda Persona de la Santísima Trinidad. 5

Y como tal, es digno de la adoración y veneración propia del culto latreútico (cultus latriae) que se rinde sólo a Dios. En otras palabras, adoramos la naturaleza humana de Cristo por su unión íntima y eterna con la Persona del Verbo Divino.

Es por esta misma razón que honramos el Sacratísimo Corazón o las Llagas de Nuestro Señor Jesucristo.

 

La devoción a la Preciosa Sangre

Esta devoción es una de las más antiguas de las prácticas piadosas de la Iglesia. Se dice que la Santísima Virgen veneró la Preciosísima Sangre de su Hijo infante el día de Su circuncisión mientras recogía las primeras reliquias de Su Preciosa Sangre en un trozo de tela. En aquella ocasión trascendental unió sus lágrimas a las del Verbo Encarnado, no tanto por el dolor sensible, sino por su dolor sobrenatural por la dureza de corazón de los mortales. 6

Fue el primero de siete Derrames de Sangre de Nuestro Divino Salvador, siendo el resto:

  • La agonía en el huerto 
  • La flagelación en la columna 
  • La coronación de espinas
  • El camino de la cruz
  • La crucifixión
  • La perforación de su corazón por la lanza

Mes de la Preciosa Sangre

En su libro La Preciosa Sangre, el Padre Frederick William Faber, DD, llama a San Pablo el Doctor de la Preciosa Sangre debido a su evidente afición a predicarla en sus epístolas (Romanos 3:25; Efesios 1:7; Hebreos 9). :12).

Relata que la vida de los santos está repleta de devoción a la Preciosa Sangre haciendo especial mención a San Juan Crisóstomo, San Austin, Santa Gertrudis y Santa Catalina de Siena a quien consideraba la Profetisa de la Preciosa Sangre por poner énfasis en dicha devoción como solución a los males de su época.

El Padre Faber también comenta que la Preciosa Sangre nos hace apreciar más la redención de Cristo de la humanidad, Su sacrificio y Pasión.

También nos hace comprender la hermosa doctrina y las augustas realidades del Santísimo Sacramento mientras nos arrodillamos frente al sagrario en humilde adoración.

Con el tiempo la Iglesia dio Su bendición a la devoción aprobando sociedades como las Misioneras de la Preciosa Sangre; cofradías enriquecedoras como la de San Nicolás en Carcere, en Roma, y ​​la del Oratorio de Londres; adjuntando indulgencias a las oraciones y escapularios en honor de la Preciosa Sangre; e instituyendo fiestas conmemorativas de la Preciosa Sangre, el viernes siguiente al cuarto domingo de Cuaresma y, desde Pío IX, el primer domingo de julio. 7

Lamentablemente, sin embargo, la fiesta fue eliminada del calendario de la iglesia en 1969 , con el argumento de que el culto de la Preciosa Sangre está incluido en la Misa y el Oficio Divino de la Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo (Corpus Christi). Sin embargo, sigue siendo loable y saludable seguir viendo el mes de julio dedicado a la Preciosísima Sangre, tal como lo quiso el Beato Papa Pío IX. 8 , 9

 

Notas:

  • 1 Zenit News, ZE09070502 – 2009-07-05 https://www.zenit.org/article-… last visited June 15, 2009.
  • 2 Papal Encyclicals Online, “On Promoting Devotion to the Most precious Blood of Our Lord Jesus Christ,” https://www.papalencyclicals.n… last visited: June 15, 2010
  • 3 Moorman, George J., The Latin Mass Explained, Rocfor, Illinois: TAN Books an Publishers, Inc., 2007, p. 6
  • 4 Moorman, George J.,Ibid, p. 22.
  • 5 Ott, Ludwig, Fundamentals of Catholic Dogma, (St. Louis, Missouri: B. Herder Book Company, 1960), pp. 151-152
  • 6 The City of God by Mary of Agreda, Incarnation, Chapter XIV, Washington, New Jersey: Ave Maria Institute, 1971, Chapter XIV, pp. 446- 454
  • 7 New advent Catholic Encyclopedia.
  • 8 New Advent Catholic Encyclopedia. 

© America Needs Fatima 2023. Todos los derechos reservados.

 

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El fundador de La Rioja, Juan Ramírez de Velasco – Palacio municipial Ramírez de Velasco – Ciudad de La Rioja

♦ Celebrándose este 20 de mayo un nuevo aniversario de la fundación de “Todos-Santos de la Nueva Rioja”, capital de la Provincia de La Rioja, Argentina, presentamos esta monografía sobre la heroica figura de su fundador, Juan Ramírez de Velasco

Jornadas Histórico-Genealógicas

“Conformación de la sociedad Hispanoamericana” (Siglos XVI-XIX)

Organizadas por el Centro de Estudios Genealógicos y Heráldicos de Córdoba

Córdoba, mayo de 2008

Escudo de armas de Juan Ramírez de Velasco

Ponencia:

JUAN RAMIREZ DE VELASCO, GOBERNADOR, CONQUISTADOR, FUNDADOR Y FORJADOR SOCIAL EN EL TUCUMAN Y EL PARAGUAY DEL PERIODO FUNDACIONAL

Por Luis María Mesquita Errea (*) 

  1. EN LA ESPAÑA DEL ÁGUILA BICÉFALA

“…valiente como el que más; prudente en sus juicios; respetuoso, justo y comprensivo; no se rehusaba a ningún trabajo de la guerra; defendía al soldado y en la guerra actuaba a su lado como un soldado más”[1].

La foja de servicios nos presenta la figura caballeresca de Juan Ramírez de Velasco, impenetrable si no la analizamos con los parámetros de espíritu de aventura y de grandeza propios del contexto histórico.

¿Y cómo era ese contexto? El del mayor imperio que vio el Occidente cristiano, aunque no llevara nombre de tal, simbolizado por el águila bicéfala de la Casa de Austria, extendida a Oriente y Occidente, al Viejo y al Nuevo Mundo, cuyo sueño dinástico expresado en la sigla A.E.I.O.U. (Austria est imperari orbi universi)[2] se hizo en cierto modo realidad con Carlos V y más aún con Felipe II -al convertirse en legítimo Rey de Portugal: Las circunstancias lo ponían en situación del mayor poderío y gloria como Señor de un Imperio fabuloso nunca visto en el mundo[3].

Un imperio católico y misional, cuyo titular era el Rey de España, pilar de la Santa Liga formada por el Papa San Pío V, cuya armada, comandada por su medio hermano don Juan de Austria, con la intervención milagrosa de Nuestra Señora del Rosario de la Victoria, infligió una histórica y decisiva derrota militar al poderío musulmán en el Mediterráneo.

Era la España de la Contra-Reforma, la de San Ignacio y Santa Teresa, dignamente representada por Felipe II, que lleva a su apogeo el impulso de su bisabuela Isabel.

Esa España emblemática y su gran Monarca deberán enfrentar el embate de la media luna del poderío turco, sumado a las influencias y oposiciones del protestantismo y de la revolución cultural humanista-renacentista.

Gradualmente se irá perdiendo el fervor medieval y el espíritu caballeresco, sustituido por otro que, admirador de la cultura greco-latina pagana, sin extinguir enteramente al caballero de la Reconquista, hará aflorar desbordes de brutalidad, sensualidad y avaricia.

Las autoridades y los mismos reyes se irán tornando centralistas y absolutistas, reduciendo los poderes intermedios, convirtiendo a grandes y pequeños señores en funcionarios de un estado burocrático, “tendiendo a igualar a la antigua sociedad estamental en un mismo régimen de obediencia”[4].

La intemperancia renacentista, la pérdida de aquella inocencia y suavidad marial que atemperaba el vigor del caballero, el maquiavelismo de la “razón de estado” aliada a que “el fin justifica los medios”, y el individualismo exacerbado será caldo propicio para querellas, odios y trapacerías incontables, entre los protagonistas seglares y eclesiásticos de la Conquista y la colonización.

En este contexto de áureas luces y de densas sombras, los enemigos de la Cristiandad apuntarán contra Felipe II la artillería que irá constituyendo la Leyenda Negra, golpeando el Reino y la pujante Cristiandad iberoamericana.

Ramírez de Velasco se nos presenta en él como un señor católico y tradicional de su época, consciente de sus deberes de buen vasallo hacia “las dos Majestades”, Dios (el Papa, la Iglesia), y el Rey. Como Isabel, es un representante de la España de la Cristiandad, opuesta al neopaganismo renacentista y al erasmismo pacifista, corrosivo y afín al protestantismo.

Desde los 16 años sirve en el ejército formándose en la escuela militar orientada por el Emperador. Combate en las campañas militares de Italia, Alemania, Flandes y Portugal, alcanzando el grado de Capitán de la gloriosa infantería española. Continúa sirviendo durante diez años en la Armada Real, como Capitán de Mar y Tierra, escoltando la flota de galeones que desde España hace “la carrera de Indias”. Suma 27 años de servicios[5].

Sabedor de su próxima designación como Gobernador del Tucumán, se informa  bien de la realidad de esa remota provincia en la que iniciará una nueva vida con toda su familia.

Antes de partir, quiere renovar el vasallaje familiar al Patrono de Sangre de “los verdaderos Ramírez”. Los descendientes del Infante don Sancho de Navarra integran la Divisa Solar de Nuestra Señora de la Piscina Probática. Es una cofradía caballeresca fundada por el propio Infante para perpetuar en la mesnada familiar el recuerdo de su participación en la I Cruzada, epopeya que aglutinó a los caballeros de la Cristiandad convocados por el Beato Papa Urbano II, para salvar las naciones cristianas y rescatar el Santo Sepulcro de los musulmanes.

Para renovar el vínculo no se arredra ante las informaciones y probanzas que debe levantar para probar su descendencia de los antiguos Reyes de Navarra, ni ante los 800 km que deberá recorrer junto con su primogénito, don Juan, para prestar el significativo pleito-homenaje. Tal costumbre medieval está aún viva en la España de los Habsburgo y en sus reinos de ultramar; vincula un vasallo a su señor con un vínculo personal, directo y generador de obligaciones mutuas de protección y apoyo, o sella un compromiso como el del Alférez Real frente al Cabildo de resguardar el estandarte empeñando su vida[6].

Al renovar el vínculo vasallático con el Patrono quería reafirmar su obligación de cumplir con la misión familiar de la Divisa Solar, de mantener el espíritu de cruzada, difundir la devoción a Nuestra Señora y defender la Fe católica. Antes de abandonar el suelo de la amada Península Ibérica, para radicarse en el Perú, quería abrevar místicamente en las aguas de esta fuente familiar de buena caballería.

Educado en la idea de que el noble hidalgo debe servir por estado al bien común, y sabedor de las buenas predisposiciones que pueden encontrarse en las estirpes tradicionales llamadas a ejercer esa misión (a la que el Papa Benedicto XV llamó “Sacerdocio de la Nobleza”[7]) logra Ramírez de Velasco atraer para su aventura de ultramar a varios caballeros para que se radiquen y contribuyan a poblar, y sobre todo a elevar el ambiente de su gobernación.

Más adelante escribirá a Felipe II[8]: “Hallo en ella falta de gente prin­cipal. Traje conmigo siete u ocho cavalleros conocidos que son Don Pablo de Guzmán, hijo de Luís de Guzmán, govemador que fue de Popayán, con su mujer e hijos, e a Don Fernando de Toledo Pimentel, sobrino de Don Francisco de Toledo, a Don Iñigo Ramírez, mi sobrino. E a Don Francisco de Argañaras. E a tres hijos mios con otros hidalgos muy honrrados. A Don Pablo téngole ocupado en la plaza de Teniente General. E a Don Iñigo daré la de Maestre de Campo, por ser soldado, e a Don Femando de Toledo, la de Alguazil Mayor, e a Don Juan Ramí­rez de Velasco, mi hijo mayor, la de Alférez General. Todos sirven sin salario[9]. La comida yo se la doy, o daré has­ta que Va. Magd. sea servido mandarme dar licencia”.

Los antecedentes citados son sintomáticos de la personalidad de nuestro personaje y de la orientación que daría a su obra de gobierno, que explican la diferencia que marca Roberto Levillier con respecto a otros gobernadores, al hablar del “caballeresco Ramírez de Velasco”.

Y nos permiten entender por qué los Cabildos del Tucumán, en diferentes ocasiones, destacaron su condición de gobernante benigno, hombre de Fe, lleno de celo cristiano, que acude a la defensa de la Serranía de Salta a su costa y minción, padre de todos, gobernador que desde su ¨feudo” –como le llama Levillier- mediterráneo, vigila con diligencia las incursiones de los piratas protestantes –ingleses y holandeses-, verdadero azote de la Iberoamérica castellana.

Acompañado –también a diferencia de otros gobernadores, como Lerma, que vino solo- por “una mujer muy honrada y principal”, como la llaman los Oidores de Charcas Cepeda y Lopidana[10], caracterizada por su afabilidad y por el don de honrar a las personas, que anima lo bueno y pugna porque se enmiende lo malo[11].

Entre lo que se había de enmendar se contaban pobladores de vida escandalosa, vecinos o pobleros amancebados con indias, y hechiceros que causaban no pocas muertes. Contra todo esto luchará Juan Ramírez de Velasco de principio a fin, logrando resultados concretos y positivos.

También le tocará sufrir la mordedura viperina de la calumnia y de los rumores, difundidos metódicamente por poderosos enemigos que lograrán malograr fundaciones y proyectos que hubieran engrandecido al Tucumán. Quizás influyeron, también, en la falta de apoyo de las autoridades de Madrid las tendencias absolutistas en boga, difíciles de armonizar con la vocación de autonomía de conquistadores de su talla, reducidos a la calidad de funcionarios removibles el día menos pensado por influjo de la poderosa burocracia.

Pasemos ahora a los hechos de sus gobernaciones.

  1. GOBERNADOR DEL TUCUMÁN (1586-1593)

Socorro a Salta – Feliz llegada al Tucumán

 

1586: el primer año de gobierno es de intensa actividad para el flamante Gobernador. Apenas llegado a Charcas, los Oidores, ni lerdos ni perezosos, le endosan  el pedido de socorro del Capitán Balero, de la Ciudad de Lerma (Salta), bastión amenazado por una coalición de lules y diaguitas.

Si bien el salario que le correspondía de 4.000 pesos era acorde a la jerarquía de la función, no había, al parecer, una orden expresa del Soberano para que le fuese liquidado por las Reales Cajas de Potosí. De esta manera, debía actuar “a su costa y minción”, lo que exigía un gran patriotismo (término en uso en el siglo XVI) y espíritu de servicio. Situación frecuente entre los nobles de la Conquista, más aún entre los que ocuparon altos cargos, siguiendo una tradición que se remonta por lo menos a los tiempos carolingios (s. IX)[12].

A los ocho días de tomar cartas en el asunto, a pesar de ser un ilustre gobernador recién llegado, salía la expedición de socorro al mando del Capitán Diego García de Zambrano. En ocho días más entraba en acción en Salta, retirándose los atacantes a la serranía salteña, salvando el “bastión amenazado”.

Aunque ansioso por llegar a su Gobernación, debe permanecer en La Plata un tiempo más, organizando una segunda y más costosa expedición para entrar al Tucumán como corresponde.

Grande fue el alborozo en Salta y no menor en Santiago del Estero, adonde llegó el 17 de julio. La buena fama que lo precedía, su categoría y las esperanzas en su futuro desempeño hicieron que la primera ciudad y capital se dispusiera a recibirlo con honras de palio. Ramírez de Velasco valoró la demostración de los esforzados vecinos santiagueños, pero declinó el honor, por contrariar su noble sobriedad de soldado. El delicado obsequio, de damasco carmesí precioso (y escaso!), fue a su vez regalado a “una iglesia pobre” de la Península, seguramente la de Estollo, su villa natal.

La “cuestión indígena”

A fin de año, con dedicación que trasunta amor a la función, es capaz de elaborar un diagnóstico de la problemática tucumanense que eleva a Su Majestad católica[13]. Será la base del programa de gobierno que comienza a ejecutar de inmediato y seguirá hasta el fin de su gestión, como veremos.

Imaginemos las carencias de todo orden que sufría este remoto paraje del Imperio. Lo afectaban problemas en que lo material se entrelazaba con lo espiritual. Uno de los más graves, el problema del indígena, se presentaba complicado en sus dos ámbitos.

Entre los pacificados se encontraban los infaltables indios amigos, que colaboraban con la obra de gobierno de las autoridades y el impulso social y productivo de los pobladores castellanos; pero otros lo hacían sin voluntad, quejosos de malos tratos que recibían por parte de ciertos encomenderos, y desconformes con el hecho de tener que trabajar ordenadamente, contrariando sus hábitos, para prestar una contribución que resultaba imprescindible para la consolidación del orden cristiano.

Aunque no se hayan determinado bien las causas y la extensión del fenómeno, es un hecho que la población indígena estaba disminuyendo. Enfermedades, trabajos excesivos, debilidades congénitas de los naturales (de las que tenemos referencias actuales), borracheras y otros vicios, fueron algunas de las causas.

A la par de los indios amigos y cristianos existían incontables poblaciones de “indios de guerra”. La historiografía tendenciosa quiere hacernos creer que el establecimiento de los núcleos urbanos hispano-indígenas fue una especie de excursión festiva; que la superioridad de armamento y la caballería ponían en fuga a los indígenas belicosos como si fuesen liebres.

La historia del Tucumán y el Plata demuestra hasta el hartazgo la capacidad bélica de los naturales, cuya condición más auténtica era la de guerreros, dotados de gran coraje y de temible armamento, como las flechas chiriguanáes que atravesaban las cotas, sin hablar de las tácticas llenas de astucia y aún de engaños fatales, particularmente en las “guerras de acechanza”. Los aborígenes prehispánicos se encontraban en estado de guerra casi permanente entre sí.

Las devastadoras guazabaras y los malones ponían en jaque ciudades, poblados y haciendas.  Las cruentas incursiones de los indios del Chaco dejaron un recuerdo de horror imborrable, y antes aún, en el Tucumán, los calchaquíes aliados a otros pueblos de los Valles borraron del mapa las tres célebres ciudades fundadas por Juan Pérez de Zurita -Cañete – Córdoba de Calchaquí – Londres- caídas bajo el furor de don Juan Calchaquí y sus huestes (1562-3). En los tiempos más recientes del Gobernador Abreu dieron pruebas de su belicosidad destruyendo otras tres efímeras ciudades a las que diera el nombre de San Clemente de la Nueva Sevilla[14].

Pacificados los diaguitas y calchaquíes por Ramírez de Velasco, los veremos rebelarse nuevamente en las prolongadas Guerras Calchaquíes del siglo XVII, destruyendo nuevamente Londres y otras villas, dejando el Tucumán devastado.

En los ataques indígenas eran frecuentes los martirios de sacerdotes –que reducían aún más su ya escaso número-, la profanación de iglesias, la matanza de poblaciones enteras de españoles o de indios amigos, el robo de ganado y de cabalgaduras,  que dejaban de a pie y sin comida a los pobladores.

Era preciso regular cuanto antes las relaciones entre indios encomendados y vecinos feudatarios, ya que la encomienda era un pilar del orden religioso, político-social y económico. En síntesis tenía por objeto “encomendar”, poner las colectividades indígenas al amparo de un señor cristiano, que debía velar por su integridad física y defensa, y brindarles los beneficios de la religión católica y de la civilización cristiana; debiendo dichas poblaciones aborígenes proveer cierto número de trabajadores como contrapartida[15],  para que fincas y ciudades pudiesen prosperar. Esto redundaba en beneficio de todos pues, como dice Levillier, los intereses de los vecinos feudatarios o encomenderos eran los de la sociedad en su conjunto.

Debía Ramírez de Velasco encontrar el punto de equilibrio para que ambas partes cumplieran sus obligaciones. Sus acciones demuestran que lo tenía bien presente, aunque “su pecho cristianísimo” lo inclinaba  a proteger al más débil, al indígena en vías de inclusión social.

En cuanto a los indios de guerra, en especial de los Valles de Calchaquí y Santa María, era necesario en la realidad concreta –no la forjada por febriles mentes “indigenistas”- hacer acatar la autoridad real. Para ello hacía falta demostrar fuerza militar, garra y firmeza, evitando desde luego la matanza. Impuesto o aceptado el poder real, entraban en acción inmediatamente la diplomacia y el espíritu misional.

La “cuestión indígena” estaba en el meollo de la problemática del Tucumán. ¿Cómo hacer que florezcan las ciudades sin tornar productivas las haciendas, bajo la amenaza de constantes ataques?

El problema afectaba directamente la subsistencia de la Gobernación. Y las energías de los gobernadores se desgastaban haciendo frente aquí y allá a las guazabaras indígenas, sin poder acabar con ellas ni desarrollar una verdadera obra de gobierno.

Esfuerzo por contrarrestar tendencias que despuntaban y obrar un cambio para mejor

A ello se sumaban problemas de moral y buenas costumbres, en una época que ya no era la de la Cristiandad medieval. Epoca de crisis religiosa, de antropocentrismo frecuentemente desordenado, de admiración a veces irrestricta por las naciones paganas de la Antigüedad clásica, con sus costumbres y mitología desbordantes. La vida cotidiana agreste y dura, el cambio constante de autoridades, la distancia de los grandes centros civilizados del Perú, la falta de mujeres españolas y de medios económicos para dotar las que había, favorecía los desórdenes propios del siglo, al soplo de la transformación cultural y tendencial en curso.

Lo más necesario para modificar el panorama, pensaba Ramírez de Velasco, era reavivar y difundir la Fe católica, capaz de transformar almas, mentalidades y costumbres, de elevar al indígena primitivo, y también al poblador español, esforzado y creyente, pero afectado por los gérmenes renacentistas de orgullo y sensualidad.

Para esa alta finalidad pide incansablemente al Rey sacerdotes y misioneros. Se da con que la vida llena de privaciones los mantiene alejados del Tucumán,  a lo que se suma la actitud del Obispo Victoria, que los distrae de sus obligaciones por los insólitos negocios y “granjerías” de Su Excia., llegando al extremo de emplear los ordenantes como “baqueros” para sus operaciones comerciales. Conducta que motivará una severa crítica del Santo Arzobispo Toribio de Mogrobejo, y una áspera reprimenda de Felipe II, luego de la cual renuncia de veras al cargo y vuelve a España para morir poco después.

Al parecer logró el Gobernador la radicación de religiosos y padres jesuitas, pero no en la cantidad necesaria. Fue un elemento decisivo en la gran labor evangelizadora y moralizadora que impulsó.

Expone al Rey la problemática del Tucumán

A  sólo cinco meses de su llegada, el 10 de diciembre de 1586, como dijimos, escribe al Rey una carta  que  Zenarruza califica de “documento valioso”, en la que expone una veintena de problemas de diversa índole y gravedad, y las soluciones que ya ha comenzado a implementar[16].

Uno es el de las hijas huérfanas de conquistadores, que dada la pobreza de la tierra insuficientemente explotada carecían de dinero para su dote. La misma falta de medios económicos lo hará renunciar a la idea (en 1590) de promover la fundación de un monasterio para su educación y guarda hasta el matrimonio. Ataca el problema de fondo promoviendo mejoras económicas, y en casos concretos favoreciendo casamientos entre soldados y  doncellas, haciendo aportes personales para el sustento de los nuevos hogares cristianos. No en vano es “padre de todos”.

El aislamiento de las ciudades da lugar a la acción de partidas de indígenas forajidos que asaltan a los viajeros y se ensañan particularmente con los indios amigos. Los testimonios denuncian la imposibilidad de viajar de un punto a otro sin llevar un fuerte contingente armado. Contra este mal emplea el remedio de los Reyes Católicos: crea e instruye a los Alcaldes de Hermandad para vigilar el ejido de los poblados. Pronto habrá una notable mejora.

Resulta imprescindible dar aliento a la agricultura en una tierra en que no se explotan metales preciosos. Emprende obras de riego para traer agua de los ríos, y tambos, al estilo incaico, a efectos de almacenar granos para hacer frente a tiempos de escasez.  La Ciudad de San Felipe en el Valle de Salta cuenta ahora con su primera acequia. Es el nombre que le da a la Ciudad de Lerma después de labrar el juicio de residencia al siniestro personaje que aún pretendía inmortalizar su memoria.

Le pesa la carga que significa para los indios el uso de molinillos para moler los granos. Manda construir molinos de agua y, donde no se pueda, atahonas de tracción animal. Ambos son evocados por pueblos epónimos de los Valles Calchaquíes y de la Provincia de Tucumán, respectivamente. ¿Se deberá a esta medida en pro del indígena?[17]

Para alivio de los viajeros, que deben recurrir a la caridad de alcaldes y regidores, manda construir mesones para hospedaje.

Ampara la producción de cordobanes y cera, amenazados por un comercio indiscriminado, y dispone severas medidas para aumentar y conservar la caballada, indispensable medio de labor, transporte y defensa.

Preocupado por las obras públicas y las necesidades de los vecinos pobres, organiza turnos de mita. Colaboran los feudatarios aportando un indio de su encomienda en los días requeridos.

Junto con el deseo de lograr sacerdotes evangelizadores, su otra gran preocupación es la preservación y aumento de la población indígena.

Es necesario frenar los abusos de malos encomenderos. El traslado de encomendados a otras provincias con motivo de expediciones comerciales, hacía que muchas veces se alejaran de su familia contrayendo nuevos casamientos, ilegítimos, y cayendo en el vicio del alcohol. Contra este mal, crea registros especiales a cargo de un juez o alcalde “de registros” o “de sacas”. El encomendero debe depositar 100 pesos por cada indio que sale de la jurisdicción, y en cada ciudad que atraviese deberá registrar su paso. Si cometiere infracciones perderá la suma depositada y, según la gravedad del caso, podrá perder hasta la propia encomienda.

Le preocupa la persistencia de ritos paganos de hechicería, que perjudicaban la catequesis, mantenían ceremonias degradantes y terminaban a veces en cruentos delitos. La Justicia investiga  a los hechiceros y comprobados sus crímenes detiene a más de cuarenta. Uno solo había matado más de 20 indígenas, según su propia confesión. Toma contra ellos medidas drásticas según la gravedad de los hechos, que escarmientan a los que pretendían seguir practicando el tenebroso oficio.

Enemigo frontal del escándalo y de las ofensas públicas a Dios, a su paso por las ciudades los escandalosos son desterrados, o se van por su propia cuenta antes de que los echen. No faltan algunos contumaces. Juan Bautista Muñoz vive con un pequeño harén de indias. Presintiendo la amenaza, se va al monte con sus concubinas, pero además solivianta a un grupo de indígenas, rebelión que, como pasto seco, puede arder y extenderse con consecuencias imprevisibles.

Ramírez de Velasco da órdenes –admirables- al ilustre Capitán Hernán Mejía Mirabal, conquistador de la primera hora. Le encarga haberle a las manos sin efusión de sangre, autorizándolo, en caso extremo, a ejecutarlo a arcabuzazos  (cosa que Muñoz había intentado hacer con un fraile que el Gobernador le enviara por las buenas). Completa el cargo con instrucciones secretas para que le garantice la vida si se entrega.

Mejía Mirabal cumple su cometido con su precisión acostumbrada. Muñoz salva la vida y es remitido para su juzgamiento a la Real Audiencia de La Plata.

En el “documento valioso” que venimos comentando se anuncian ya los magnos proyectos del Gobernador. Sueña, como magnánimo y realizador que es, con una gran provincia del Tucumán a la que se siente llamado a cincelar y gobernar, pidiendo que se le incorporen Cuyo y el puerto de Santa María de Buenos Aires, la vital salida hacia el Atlántico que siempre buscaron los conquistadores del Tucumán. Será –espera- fuente de progreso y prosperidad. Estaba bosquejando por primera vez la futura Argentina. ¡Cómo hubiese sido distinta nuestra realidad de cumplirse sus anhelos!

Mira lejos: quiere ver consolidado el poderío del Rey Católico desde Nueva Granada a Magallanes, anteviendo fundaciones que piensa concretar él mismo. Con certeza que el paso interoceánico atraía al Capitán de Mar y Tierra que viniendo ya como Gobernador, mientras Da. Catalina acunaba en sus brazos a una niña de meses,  enfrentó exitosamente el ataque de un barco inglés del que logró escapar.

El impulso velasquiano se comunica a la Gobernación. Pocos días después, el Cabildo de Santiago del Estero elabora una sustanciosa reflexión sobre las tres décadas de historia tucumanense y los motivos de fracaso de tantas iniciativas[18]. Pondera que los gobernadores anteriores se han consumido unos a otros, y que, cuando van conociendo la tierra, se los saca:  “…es por aver sido tantos los capitanes y governadores y tan presto sacados de su govierno[19] a sido vuestra magestad deservido y esta governacion muy vexada, porque quanto del tal governador yva abriendo los ojos y conociendo la tierra y jente della / y su manera de govemar / eran privados de los cargos/// no pudieron ni se a podido descubrir lo que la tie­rra tanto a prometido de sus riquezas y los pobres conquistadores y naturales an padecido y sentido estos naufragios…”.

El memorial elogia la obra y ejemplo de vida de Ramírez de Velasco, cuya prórroga en el gobierno pide insistentemente. ¡Cuánta falta tenía el Tucumán de que un buen gobernador deshiciera los horrores vividos durante el gobierno de Lerma, y los desatinos fatales de Abreu!

Y aquí cabe preguntarse por qué los gobernadores y los propios vi-reyes eran aves de paso, funcionarios removibles en cualquier momento… Es un misterio de la política del gran Felipe II. Probablemente se debiera a las influencias y prevenciones de raigambre absolutista que, según todo indica, campeaban en el Consejo de Indias, opuestas al engrandecimiento de la Nobleza de Indias.

Por el contrario los Cabildos de estos sufridos “reinos” pedían desde el primer momento que se prorrogara el mandato de Ramírez de Velasco, ganados por su vida honesta y sin boato que impone buenas costumbres. Al mismo tiempo, describían los males que causaba la pérdida de las encomiendas, que también eran concedidas temporariamente y no a perpetuidad, como quería el Virrey Toledo y otros estadistas. Ambos fenómenos tenían un mismo telón de fondo.

Campaña a los valles calchaquíes (1588)

La vital campaña fue preparada por un militar de alta escuela como Ramírez de Velasco, optimizando con maestría los hombres y recursos de que disponía. Tenía en vista pacificar los belicosos calchaquíes, y luego a los omaguacas y casabindos, y lograr que prestaran la obediencia al Rey Católico, cumplieran sus deberes con los encomenderos y volvieran a ser cristianos.

Salió del bastión salteño en marzo de 1588: “En nombre y servicio de V. Mgd. voy caminando con exercito de ciento españoles y seiscientos yndios amigos, a la ciudad de Salta valle de calcha­qui y provincias de Omaguaca y casavindo, con pretensión de que aquella gente de tantos años tiranizada[20], se resti­tuya en nuevo conocimiento de la fee, servicio y obidiencia de V. Md…”[21].

Sufrió reiterados ataques de los calchaquíes, expertos guerreros, a los que respondió de manera a hacerse respetar y tomándoles prisioneros. Con éstos, mandaba mensajes a los jefes, refugiados en las cumbres inaccesibles, invitándoles a dar la paz, con promesas atrayentes y veraces.

Así, comienzan a llegar a su campamento caciques de diversas parcialidades, y hasta un pintoresco indio viejo que se presentó como el Inca Manogasta. Lo acompaña como Capellán uno de los grandes misioneros de Indias, el experto en lenguas indígenas y fervoroso evangelizador, Pe. Alonso de Barzana, S.J.

Sus triunfos militares y diplomáticos dan importantes frutos: vienen a dar la paz los propios hijos de don Juan Calchaquí, el cacique que, cuando fue amigo de los españoles, les permitió edificar ciudades, y cuando se convirtió en enemigo, las destruyó implacablemente. Le comunican una novedad importante: en ese preciso momento están en guerra contra indios diaguitas “advenedizos”, oriundos de Quinmivil, la región donde Zurita poblara Londres, quienes tenían fortificaciones levantadas para atacar y defenderse de los calchaquíes.

Tal oferta –dice Zenarruza- la consideró como una ayuda prestada por el Altísimo, que impresionó a su espíritu religioso. Sin daño alguno para su gente, rendíanse ante sus fuerzas, los Calchaquíes, el pueblo de mayor civilización en el Tucumán, de una bravu­ra tal que, el solo nombrarlos, traía temor al corazón del conquistador más aguerrido[22].

Silpitocle y los suyos sellan alianza con Ramírez de Velasco ofreciendo la paz y sumisión al Rey y ayudarle con sus guerreros contra los diaguitas, que siendo más numerosos, los tenían a mal traer. Juntos avanzan formando un imponente “campo”. La batalla con los diaguitas es sangrienta, pues la venganza es tradición indígena como fue de los bárbaros germanos, ajenos a nociones de misericordia y perdón. Los “advenedizos” son expulsados del Valle, sin bajas cristianas.

Ramírez de Velasco invita a un estratégico y cristiano intercambio. El hermano de Silpitocle vendrá acompañado por un séquito de caciques a visitar la “civitas” del Tucumán, “…para que viese estas ciudades q. V. Magd. tiene pobladas en esta govemación y la fuerza de la gente dellas y tratamiento que los españoles hazen a los naturales y la servidumbre dellos, para que buelto a su tierra diesen a entender lo bien que les esta el ser cristianos y servir a Dios y a V.M.” [23]. Esta política abierta de mostrarles la realidad a los naturales desmiente muchos infundios que hacen circular hoy los enemigos de la verdad histórica y de la colonización española.

Y en el valle se quedará el incansable Padre Barzana, catequizando y bautizando un total de nueve meses.

La experiencia es bendecida por la Providencia. La evangelización progresa definitivamente –aunque no sin altos y bajos- en los valles. El hijo de Calchaquí visita Santiago. Se emociona con los ritos y cánticos de la misa. Visita las encomiendas. Se hace cristiano.

Como era de práctica entre los conquistadores, recibe un tratamiento acorde a su rango. Ramírez de Velasco lo obsequia con lo mejor que tiene. Vestido de seda, el príncipe vuelve a sus valles, con su séquito de jefes y una guardia de indios amigos de Santiago. Su experiencia, transmitida a una gran junta de indígenas del Valle, apuntala la labor del Padre Barzana. La Cristiandad se va abriendo paso poco a poco en una tierra que vivía angustiada. El viejo anhelo de Toledo, cumplido en parte con la fundación de la ex ciudad de Lerma, se completaba con el aseguramiento de San Felipe en el Valle de Salta. Las encomiendas comenzarían a funcionar creando condiciones para la autonomía y el progreso posible de la ciudad que, hasta entonces, de ciudad tenía sólo el nombre.

Y todo esto logrado, aunque cueste creerlo, sin perder un solo hombre ni un solo indio amigo de su ejército. Con razón había escrito a Felipe II: “Ya tengo escrito a V. Magd el buen suceso del q. dios Ntro Sr. fue servido de darme en el valle de Calchaqui con traelle de paz sin perdida de un hom­bre del campo de V. magd españoles ni yndios cosa de admiración por los continuos estragos que siempre a he­chos en los governadores que allí an entrado de veinte y ocho años a esta parte…”[24].

“Vernán los naturales a servir a la Santa Madre Iglesia”

Las fundaciones acometidas por el brioso gobernador llevarán el mismo sello que la campaña de Calchaquí. Envía al Capitán Gaspar de Medina hacia el S a fundar Nueva Sevilla sobre el Río Quinto, como un primer eslabón de la cadena de fundaciones que pretende hacer llegar hasta Magallanes. Pero sus enemigos propalan rumores de que pronto llegará el nuevo Gobernador y la expedición, privada del necesario apoyo, queda malograda.

A todo esto, ya puede dejar consignado en sus cartas, coincidentemente con numerosos testimonios: que la Gobernación ha sido conquistada, es decir pacificada, y que ahora se va a Potosí sin armada. Así lo informa el Cabildo de Santiago: “…por lo cual tiene esta governación muy de paz y va un ombre de po­tosí a chile sin riesgos/ cosa que cuando el entro eran menester quarenta ombres bien armados para ir con seguri­dad…”[25]

Se había roto el aislamiento de décadas y avanzaba la seguridad. Un logro no menor para el avance de la región, aunque no durará todo lo que Ramírez de Velasco hubiese querido.

Interesa el concepto constructivo de conquista del Gobernador, quien espera que, beneficiadas por esa paz, las ciudades salgan a recorrer la tierra de su jurisdicción “y así vendrán los naturales a servir a la Santa Madre Iglesia”. Es propiamente un hombre compenetrado del espíritu del Estado misional el que habla, como definió el Padre Cayetano Bruno, S.D.B., al Hispanorum et Indianorum regnum.

En esta línea también atendió el problema de los indios que vivían en jurisdicción de la ciudad de Nuestra Señora de Talavera. Por vivir en lugares alejados, unas tribus de otras, era difícil a sus encomenderos atenderlas debidamente. Ordena que todos los naturales sean reducidos en un paraje a orillas del Río Pasaje, donde abundan pasturas, agua, leña y pesca. Poco después, 185 indígenas contaban con todo lo necesario para su sustento, y recibían el adoctrinamiento de los sacerdotes, quienes podían cumplir su ministerio por estar los naturales reunidos y no dispersos, como lo ha­bían estado hasta entonces.

Fundación de La Rioja (1591)

Como el Virrey Toledo y los grandes prohombres españoles, aflora en la correspondencia de Ramírez de Velasco esta frase definitoria: “si lo que se pretende es la salvación de esas almas…”, asunto que, de acuerdo al historiador jujeño Jorge Zenarruza, constituía una “obsesión” del Gobernador.

Con la misma idea princeps de establecer o consolidar el poder hispano-cristiano prestando el mayor servicio posible a los indígenas se propone refundar una ciudad en la jurisdicción de la desaparecida Londres.

No existían fondos de la Corona para costear todo lo que significaba una fundación. Por modesta que fuese, era preciso contar ante todo con pobladores decididos a radicarse en la futura ciudad, a soportar todas las carencias, a exponer su vida y la de su familia. Era necesario llevar muchísima hacienda y en especial caballos, para tener qué comer y cómo moverse. Había que organizar todo un sistema productivo, desmontando y plantando especies de Castilla que debían no sólo ser traídas de otro lugar sino aclimatarse al nuevo. Se necesitaban carretas para llevar forraje, bastimentos, herramientas, hierro, pólvora, estacas, plantines y semillas, algún mobiliario, documentos y un sinfín de cosas. Y para todo  era necesario dinero, ya que la población debía ser sostenida por alguien hasta que comenzara a funcionar el ciclo agrícola-ganadero a inaugurarse.

Quien aportó los fondos para una empresa de bien común de la que esperaba lograr legítimas ganancias materiales, fue el Capitán Blas Ponce, conquistador con vasta experiencia en la región, venido con Pérez de Zurita. Firmó Capitulaciones con el Gobernador Ramírez de Velasco por las cuales se comprometía a sostener la ciudad durante cuatro años, obligándose a gastar una suma no inferior a seis mil pesos por cada año, para, entre otros destinos, pagar el salario de los soldados y la limosna al sacerdote.

A cambio de este aporte imprescindible, se le concedían importantes privilegios. Era sin duda un benemérito, ya que su aporte permitía crear un nuevo foco civilizador y evangelizador, que arriesgaba su capital por compartir los propósitos y con la expectativa de importantes rendimientos.

En camino hacia Londres, con el esfuerzo ímprobo de ir “talando montes y haciendo caminos”, donde sólo existían sendas en el mejor de los casos[26], se entera Ramírez de Velasco de la existencia de poblaciones indígenas al E del cerro que un día llevará su nombre. Se orienta hacia Sanagasta y Yacampis, donde tiene contacto con los indios lugareños.

Un prohombre liberal decimonónico no tuvo reservas en expresar su sentimiento de “asco” por el indígena. Para Ramírez de Velasco, al contrario, los indios que había encontrado eran “gente gallarda y bien vestida”. Dio un rebato o simulacro de ataque tomando algunos prisioneros, considerando que, ante la desaparición de Londres, era necesario hacer una demostración de fuerza. Pero no tardó en ponerlos en libertad, ordenando que nadie se atreviese a quedarse con objetos de los indígenas, “por que los naturales entendiesen que no se venia a hazerles mal sino bien”.

Como se acostumbraba en la sociedad orgánica, muchas decisiones eran participadas, especialmente con las personas más caracterizadas, de mayor jerarquía y experiencia. Así, luego de recorrer personalmente la zona de Yacampis con los futuros pobladores, encontraron el lugar adecuado para fundar la Ciudad de Todos-Santos de la Nueva Rioja. “…y auiendo su señoría en persona buscado sitio y lugar cómodo y suficiente para fundar y poblar esta ciudad se hallo este lugar y tubo noticia y aviso no auer otro mejor y el acuerdo y boto y parecer del maese de campo blas ponce y capitanes y soldados del campo fue que su señoría poblase y fundase en este asiento la ciudad…”[27].

Consta que había llegado a la misma “con nu­mero de setenta hombres y setecientos y cinquenta cauallos de guerra y carga y catorze carretas y ciento y beinte bueyes y mucho ganado de cabras obejas y carneros y otros pertre­chos de guerra y bítualla y su señoría del señor gouernador traxo para su persona y servicio ochenta y quatro cauallos y bastimento…”[28].

No omitió el fundador dejar constancia de su homenaje a la Serenísima Reina de todos los Santos, y comentar, en su posterior correspondencia, que puso la nueva ciudad bajo la advocación de los Santos por honrarlos y cumplir con todos, porque le brindaran su protección y para honrar a La Rioja española, su terruño natal y el de su linaje paterno, donde poseyera el Infante Don Ramiro Sánchez de Navarra sus tierras y Señoríos, y donde hiciera construir la Iglesia de Ntra. Sra. de la Probática Piscina[29].

Fue ésta la ciudad que fundó personalmente y con la que mostró esa especial identificación, queriendo reproducir en suelo americano la tierra de sus padres.

Dejó constancia en el acta de fundación –áurea y venerable pieza documental- de algo que interesa mencionar, y es el hecho de encontrarse “en este valle que llaman de yacampis quatro leguas de sanagasta y diez de famatina”, yacimiento de metales preciosos conocido en el Tucumán desde remotos tiempos.

Por eso sorprende la versión difundida por algunos historiadores que no hicieron gala de criterio ni rigor científico, y acogida por autoridades poco celosas de la verdad histórica, de que Ramírez de Velasco se habría “equivocado”, creyendo estar al pie del Famatina. Es un ejemplo más de hasta qué punto se desvirtuó y enajenó nuestra historia temprana, quizás por temor a que en ella despuntasen grandes hombres y auténticos valores de civilización cristiana. Los “hombres del asco al indio”, secundados por otros más recientes, menos capaces y de visión más deformada, que adoran al indio pagano y odian al cristiano,   nos legaron esta historia tuerta, que felizmente hoy se va aclarando, como una voz de la Tradición que vuelve.

Es bella la épica escena de que da cuenta el testimonio del Escribano Luis de Hoyos: Ramírez de Velasco, a quien imaginamos resplandeciente de “santa embriaguez” fundacional, recibe el símbolo de la gobernación y de la ciudad, el estandarte real, de manos de su hijo primogénito, el Alférez Mayor, y le campea tres veces “…diziendo españa españa españa y estas prouincias y ciudad de todos sanctos de la nueua rríoxa por el católico rrey don felipe nuestro señor”[30].

Un nuevo pilar de la Argentina fundacional estaba levantado para siempre.

Nuevas fundaciones – celo cristiano y fee

Una nota saliente de nuestro personaje, como hemos visto, es su afán fundacional. No lo desalentaba la falta de cobro de su salario ni la escasez de hombres y de recursos.

En el N de la Gobernación existía un punto estratégico, la Junta de los Caminos. Pese a la innegable mejora de la seguridad general, las caravanas y viandantes seguían sufriendo ataques de salteadores indígenas. Esto lo lleva a enviar al Capitán Jerónimo Rodríguez de Macedo para fundar la Nueva Villa de Madrid, el día de la Purificación de Nuestra Señora, 2 de febrero de 1592.

En estos actos se refleja naturalmente su devoción a la Madre de Dios, Patrona de la Divisa Solar de los verdaderos Ramírez, cuya intervención en nuestra historia fundacional, en las Invasiones Inglesas y en la batalla de Tucumán le ha merecido gloriosos títulos de Reina, Amparo, Fundadora y Generala. Esto, tan claro para él, Fernando de Mendoza Mate de Luna, Liniers y Belgrano choca frontalmente con los criterios naturalistas, positivistas y materialistas que inspiraron la mayor parte de la historiografía argentina.

También dirige por entonces (1592) su mirada pobladora al impenetrable Chaco, a las ventajas de fundar un enclave allí y a la multitud de indígenas paganos a convertir, que eran “tanta gente como avena”.

Al poner sus miras en la región Noreste de la gobernación del Tucumán para fundar en ella una ciudad de espa­ñoles, se propone –de acuerdo a Zenarruza- garantizar el comercio entre Potosí y el Paraguay para que pu­diera llegar la mercadería por vía de agua hasta el puerto de Buenos Aires, que ofrecía me­jores posibilidades para orientar el comercio desde el Perú a España, y viceversa[31].

La ciudad que piensa erigir se llamará Nueva Logroño, en renovado tributo a la tierra riojana de sus ancestros, para iniciar la conquista del Chaco Gualamba. Los terribles indios del Chaco eran multitud, y la región era conocida como “el infierno verde”. ¿Cómo establecer allí una población duradera, con las 6 decenas de soldados con que contaba? Tal vez confiaba el Gobernador en la grandeza y bravura castellana multiplicada por la protección del Cielo.

Lo cierto es que la expedición vino de vuelta sin cumplir su cometido, argumentando su jefe, el Cap. Pedro de Lasarte, que “por las muchas ciénagas pantanos rrios aspereza de montes no pudieron pa­sar,/ tomaron lengua de la tierra examinando muchos yndios que tomaron sus circunvecinos/ los quales declararon aver tanta gente como avena…”;  “y creo –concluye con gracia Ramírez de Velasco- que la aspereza del camino fue miedo/ y asi se bolvieron”[32].

Fue una frustración para él, que hubiera querido ir personalmente. Más aún porque pensaba que el fracaso se debía a noticias que circulaban anunciando su relevo. Pero no por eso aflojaba: “la nueba que hubo del nuebo govierno me deshizo este año la población de chaco de que tengo dado aviso a V.Magd. porque la gente que yba de mala gana no ubo menester mas ocacion para huyrse/// si por agos­to puedo juntar otros ochenta hombres yre en persona a ello que de otra manera no sera posible, a todo acudiré con el cuidado y diligencia que como leal vasallo debo”[33]

El Cabildo de Santiago del Estero advierte al Rey que hay, poseídos de “ánimo diabólico”,  destructores de la obra de este Gobernador lleno de celo cristiano y de Fe. Pronto se le une el de la Nueva Villa de Madrid.

Entretanto, aquél sigue adelante con sus campañas conquistadoras, dirigiéndose al Famatina, como lo prometiera al fundar La Rioja, a buscar las minas que se labraban en tiempos del Ynga. El mejor fruto fueron los indios que salían de paz: pueblos ganados para la Patria y la Fe que hoy mantienen fielmente.

A las calumnias y rumores responde reafirmando la envergadura de su obra. Consciente de los servicios prestados y de los bienes alcanzados, pide al Rey un hábito de Santiago y el título de Adelantado.

Desde su sillón de gobernador del Tucumán, este “fiel servidor de su Señor” (como en la obra de F. Grillparzer[34]), atraviesa mentalmente los llanos, las selvas y las cordilleras al este y al oeste, y fija su mirada escudriñadora en las costas sin fin de ambos océanos, amenazadas por las potencias enemigas. Le llegan noticias de que el Brasil (por entonces legítimamente perteneciente a Felipe II) ha sido atacado por una fuerza de 1500 ingleses, quince veces superior en número a los ejércitos de vecinos del Tucumán. Denuncia el peligro y propone medidas, creando conciencia defensiva y sentido de unidad. Según la urgencia, mandaba “mozos de espuela” a sus Tenientes, para que, una hora después de recibir la correspondencia, la reenviasen a la Real Audiencia de La Plata, debiendo entregarla a su Presidente bajo las debidas constancias de fecha y hora.

No era precisamente la “siesta colonial” que pintaron ciertos autores para adormecernos.

Jujuy: cerrando el ciclo fundacional del Tucumán  (1593)

Por tratarse de lugar estratégico para la comunicación del Tucumán con Potosí, Charcas y Lima, varios intentos se habían realizado de fundar una ciudad sobre el camino de entrada al Tucumán por la Quebrada de Humahuaca.

El Virrey Toledo, viendo que el Gobernador Abreu no cumplía ese mandato, se lo había encomendado a Pedro de Zárate, dándole poderes especiales ante la circunstancia de hallarse Abreu en funciones. Zárate concretó la fundación de San Francisco de Alava pero fue víctima de un engaño de Abreu, quien, para disimular su propio fracaso, lo llamó y entretuvo en Santiago del Estero. En el ínterin, las escasas fuerzas españolas de Alava fueron eliminadas, salvándose unos pocos a uña de caballo[35].

Bien presente lo tenía Ramírez de Velasco, y no queriendo dejar pasar la oportunidad delimitó su jurisdicción, hizo la traza de solares y encomendó una nueva fundación al prestigioso Capitán Pedrero de Trejo.

No logrando éste la gente necesaria, Mejía Mirabal le dio la idea a su yerno don Francisco de Argañarás y Murguía de hacerse cargo de la fundación. El entusiasmo de don Francisco venció todos los obstáculos. El presagio de quienes querían impresionarlo diciéndole que dejaría la vida en la empresa, actuó de acicate, y Ramírez de Velasco vio con muy buenos ojos que fuera uno de aquellos 7 ú 8 caballeros que trajera de España para elevar el ambiente, su “lejano deudo”, quien asumiera la importante misión.

Para concretarla, debía hacer los aportes de práctica tomando el dinero de su hacienda para comprar los elementos indispensables: armas, caballos, bueyes, bastimentos, pertrechos de guerra, herrajes, etc. Y es así como un día del mes de abril de 1593 llegaría al Valle de Jujuy una cantidad nunca vista de 18 carretas cargadas con todo lo necesario, brindado por un gentilhombre en cuya estirpe la generosidad era tradición familiar.

En la provisión, le recomienda especialmente el Gobernador a su vasallo el buen trato de los indígenas: “procurando y dando horden a que sean bien tratados y reducidos y congregados, vengan a conocimiento de Dios nuestro Señor y tengan doctrina y bautismo…”, afirmando el interesante principio de que “con la comunicación de los cristianos se corregirán y enmendarán…” de sus idolatrías[36].

El acta fundacional se labra el 19 de dicho mes y año, y por ser segundo día de Pascua se bautiza la ciudad con el nombre de San Salvador de Velasco en el Valle de Jujuy. El documento es una ilustrativa pieza maestra, llena de enseñanzas, de aspectos épicos como las “terribles zancadas” que da el fundador para ver si alguien se anima a contradecirle la fundación, la finalidad misional, el reparto de tierras y solares, el paseo del estandarte y los regocijos, acompañado por mucha gente de a caballo, que deberá renovarse cada año para evocar el magno acontecimiento y expresar la fidelidad al Monarca; la designación de alcaldes y regidores y la entrega de las varas, que también deberá hacerse cada año, luego de oir Misa del Espíritu Santo para pedir sus luces en la elección de los nuevos cabildantes. Se oye misa en un edificio que ya se encuentra de pie, e inmediatamente comienzan a sesionar sus mercedes del Cabildo, Justicia y Regimiento.

Es imposible no admirar el orden y la tenacidad españoles, capaces de fundar exitosamente una ciudad en un descampado, con toda puntualidad y ceremonia, que comienza a latir de inmediato y para siempre –si logra subsistir, como en este caso.

Ramírez de Velasco tuvo la alegría de vivir la concreción definitiva de esta vital fundación, a sólo días de entregar el gobierno a don Fernando de Zárate, el nuevo Gobernador que S.M. había designado. Quién sabe qué hubiera ocurrido con Jujuy de no haber ejecutado Don Francisco de Argañarás y Murguía en tiempo record su designio. Sin duda el amparo del Divino Salvador se hizo sentir en esta ciudad puesta bajo su advocación por los viriles guerreros que habrían de defenderla como David frente a Goliat, enfrentando victoriosamente a los miles de indios de guerra de los alrededores, que habían borrado Nieva y San Francisco de Alava.

Honroso fin de una etapa

Debe haber sido doloroso para Ramírez de Velasco dejar la Gobernación del Tucumán; pero su correspondencia no contiene dejos de amargura ni frustración. Se limita a reclamar lo que le corresponde, a pedir lo que considera justo y conveniente para su proyecto de gran Gobernación y para sí, y a estar a derecho en su residencia. Hidalgo hasta el fin, tiene aún palabras de encomio para su reemplazante, elogiando su valor, discreción y espíritu caballeresco.

La sabia institución castellana del juicio de residencia daba lugar a que todos los vecinos y moradores, y otras personas que se considerasen agraviadas por el Gobernador saliente, hicieran las denuncias que quisieran en su contra –fundadas o no- ante el juez de residencia, que era el nuevo Gobernador o algún Teniente que actuara por delegación.

Con su acostumbrada hidalguía, se sometió a un juicio del que, en su caso particular, estaba eximido de hacerlo. Seguramente por tener la conciencia limpia, y tal vez también por hacer méritos ante el Rey para lograr las grandes retribuciones a las que aspiraba, no hizo uso de la Real Cédula en que S.M., teniendo en cuenta los antecedentes del Tucumán -donde anteriores gobernadores se  habían consumido unos a otros- , le concedía el privilegio de librarlo de tal juicio.

Esto le significó grandes molestias adicionales. Terminados sus casi ocho años de gobierno, aún no había percibido sus salarios, habiendo mantenido su Casa con adelantos dados a cuenta por los Oficiales Reales de Potosí, otros préstamos –comunes en la época- y el fruto de las encomiendas de Soconcho y Manogasta –especie de “propios” de los gobernadores, como tenían los Cabildos-, del que dispuso por algún tiempo, y el de las encomiendas que en uso de sus atribuciones legítimas de gobernador y fundador puso a su nombre.

Probablemente tales ingresos resultaron totalmente insuficientes para costear los enormes gastos de guerra, expediciones, adecuado tren de vida, donaciones a huérfanas de conquistadores y obras de caridad y sostén de su casa, que incluía 32 personas traídas de España.

El juez de residencia recibió numerosas denuncias, como era habitual, más luego de casi ocho años al frente de la Gobernación. La rectitud de Ramírez de Velasco y el combate a abusos y malas costumbres, le habían granjeado el odio de aquellos que, “con ánimo diabólico”, al decir del Cabildo de Santiago, querían destruir su obra. Asimismo, las imperfecciones y defectos del Gobernador, que sin duda los tenía, y asoman en su correspondencia, tuvieron su parte.

Las acusaciones son del tenor de haber recibido de Blas Ponce y otros mucha hacienda en vino, miel, turrón y trigo, que en una ramada hizo azotar a un indio, que en Manogasta su hijo le quitó ovejas a los indios y las dio a dos perros pastores, que trató mal a Lope de Quevedo, que fundó una estancia de ganados en Salta, que recibió cosas de comida de diferentes personas. Imputaciones de hechos considerados graves en la época son casi inexistentes, y el juez, el Contador Pedro de Ribera, no acogió ninguna. Al fallar, desechó algunos cargos, acogió otros,  y lo condenó finalmente a una multa de dos mil pesos corrientes.

Quizás las residencias hubieran sido más justas y proporcionadas si, a la par y sin perjuicio de las penas, se hubiesen establecido premios y retribuciones proporcionales a los servicios prestados. ¿Cuál habría sido, en justicia, la retribución debida a quien dejara fundadas tres ciudades en una gobernación que sólo constaba de cinco, ganando para Dios, la Iglesia y la Cristiandad tantos miles de indios, consolidando de tal manera la sociedad de ese “reino” de 700.000 kmen el orden político social, cultural y económico, sin cobrar su salario durante toda su gestión?

Pero en la austera y algo dura España del siglo XVI eran muchos los nobles, hidalgos y misioneros que debían contentarse con alguna promoción graciosamente concedida por el Rey, bajo influencia del poderoso Consejo de Indias. Era normal, por la circunspección de Felipe II y la lentitud de las comunicaciones y resoluciones, que las recompensas llegaran tarde o no llegaran nunca. Y esto era aceptado con cristiana resignación por hombres como Ramírez de Velasco, o a veces originaban reclamos vigorosos y aún ásperos de parte de los Cabildos, sin que esto amenazara el estandarte real pues “el ánimo y fidelidad en defenderlo no se puso a prueba en siglos”[37].

Apelada la sentencia por Ramírez de Velasco,  la Real Audiencia de Charcas, el 25 de octubre de 1594, falla definitivamente. Reduce la pena a sólo doscientos pesos corrientes, con la salvedad siguiente: “…y no mas /y con esto declaramos que el dicho govemador Joan rramirez de velasco husó el dicho ofizio como buen gobernador e Juez limpio y rrecto haziendo Justizia a las partes acudiendo a las cosas del servicio de su magd. y aumento de su rreal hazienda y conservazion de los vezinos de aquellas Provinzias, y de los naturales. Y que aumento la Poblazion con los Pueblos que fundo. Por lo qual es digno de remunerazion y que su magd. le ocupe en cosas de su servicio y le haga merced[38].

Según afirma Jorge Zenarruza, tal sentencia lo reconoce como el mejor Gobernador que tuvo el Tucumán.

Ramírez de Velasco, alborozado, escribe al Rey cinco días después: “…pues me an dado el mas honrado final que se a dado a governador en las yndias”, anunciándole que  con la sentencia de los Oidores y una información “de mis servicios me partiré a vesar los pies a V. Magd aunque me hallo ynposibilitado de plata por lo mucho que he gastado en poblar a V.Magd. tres ciudades y en traer a conocimiento de dios mas de doscientas mill animas sin gastar un real de la hazienda de V. Mgd ni averme muerto un hombre de su campo y aber descubierto la mayor riqueza de minas de plata que ay en las Yndias…[39].

Probablemente magnificaba en parte los acontecimientos para obtener mercedes que le correspondían, conforme a la evidencia, ratificada por el fallo de la Real Audiencia, y que no llegaban. Los hechos, en esencia, eran reales, aunque la cifra de 200.000 indios pueda parecer excesiva. En cuanto a las minas de plata, hay que verlo de acuerdo a los elementos de juicio con que él contaba y no con los que contamos hoy. Sin duda tenía en cuenta los testimonios recogidos en la información que hizo levantar en Santiago del Estero, en particular del Escribano Tula Cervín, que documenta el gran tributo y remesa que los diaguitas enviaban anualmente al Inca. Las cargas de metal precioso eran tan grandes que requerían cuatro turnos de portadores en angarillas de más de dos mil indios[40].

III. GOBERNADOR DEL PARAGUAY Y RÍO DE LA PLATA

Es una pena que no se hiciera lugar al pedido de Ramírez de Velasco de concederle el título de Adelantado del Tucumán y de Marqués de una de las dos ciudades que debía fundar para tener derecho a ello. Le hubiese dado realce a toda la región y significado el beneplácito real para llevar a cabo sus grandes proyectos. Son éstas frustraciones de las que en nuestra historia no faltan. El título no fue concedido, y la obra no se pudo hacer. Algo importante murió antes de nacer.

No obstante, Ramírez de Velasco no muere en el olvido y aún le falta camino para recorrer. Recién, cuando Ramírez de Velasco se instala en la ciudad de La Plata, y puede exponer ante los Oidores de la Real Audiencia, en persona, la naturaleza de los problemas existentes en la gobernación que había dejado y cómo había ido resolviendo aquéllos cuya solución estaba en sus manos, fue cuando las autoridades de Charcas y Lima advirtieron el verdadero valor del Gobernador saliente, nombrándolo el Virrey del Perú, Gobernador de las Provin­cias de Paraguay y Rio de la Plata, a fines del año 1595[41].

Don García Hurtado de Mendoza, III Marqués de Cañete y Virrey del Perú, como su padre, le ofrece ocupar la Gobernación vecina. No era poco honor ni poco reconocimiento pero… ¡qué lejos de lo que podría haber sido si el águila bicéfala del Escorial hubiese estirado plenamente sus alas! Su nobleza de sangre y de espíritu, su dedicación y entrega, la capacidad demostrada eran razones suficientes para darle el rango que le correspondía al descendiente del Cid y de los Reyes de Navarra. Pero la Edad Moderna fue el otoño de la Nobleza. Se la llama “moderna” por su similitud con la época actual, signada por un igualitarismo estéril. Sin duda no era igualitario el espíritu grande de Felipe II que, sin perjuicio de su manifiesta grandeza, cometió errores como tener de Secretario a Antonio Pérez y nombrar a Abreu y a Lerma desoyendo a Don Francisco de Toledo, que estaba “in loco”, conocía a las personas y era gran vasallo y gran Virrey.

Una vez más vemos al tesonero Ramírez de Velasco yendo al frente y hacia arriba. No se le oyen quejas ni recriminaciones. Acepta el cargo y se dispone a trabajar para su nueva Gobernación. Entre la obra gubernamental cumplida y la nueva por cumplir crece notablemente como estadista. Sigue escribiéndole al Rey madurando proyectos de mejoras que ayudarán a crecer a los indios y vecinos. Insiste en la conveniencia de incorporar Cuyo a la jurisdicción del Gobernador del Tucumán, adelantándose más de un siglo y medio a los hechos. Espera que las minas del Famatina darán recursos para un enorme crecimiento demográfico, mejorar la situación y libertades del indígena y continuar la campaña fundacional hasta el Estrecho.

Al año siguiente (1596) se dirige nuevamente a Felipe II[42]. No se ha desanimado ni abandonado sus proyectos. Insiste en la idea de la gobernación vitalicia solicitando el nombramiento de Adelantado y Marqués, estando dispuesto a cumplir el requisito de fundaciones requerido por las Ordenanzas de 1573. Fundamenta el pedido adhiriendo al gran objetivo de la Corona de promover la evangelización de los naturales.

La carta contiene valiosas precisiones sobre las ciudades del Tucumán y de la población indígena; la más numerosa es la de La Rioja. Recomienda la explotación del añil y la cochinilla por ser tarea liviana, pasible de ser realizada por mujeres, viejos y niños por los que muestra su innata solicitud. Evoca los ocho años que ha gobernado con el divino favor. Termina manifestando que ha dado cuenta de lo que en Dios y en conciencia conviene.

1597

            “Amanece el Año Nuevo”, canta el himno del Tinkunaco, ceremonia evocativa de la conversión de 9.000 indios de guerra realizada por San Francisco Solano y su encuentro cristianamente fraternal con los españoles, ampliamente documentada en su proceso de canonización. Fue en La Rioja, un Jueves Santo, al año de fundada por nuestro personaje.

El primer día del año 1597, la Argentina fundacional amaneció para una jornada gloriosa. El Gobernador del Paraguay y Río de la Plata acaba de sancionar Ordenanzas que honran nuestra historia[43]. En su mayor parte se destinan a la conservación, aumento y evangelización de los naturales. También contienen disposiciones en pro de la libertad legítima y fortalecimiento de los vecinos feudatarios y moradores. Sin duda era coincidente el pensamiento velasquiano con el del antiguo Marqués de Cañete, don Andrés, para quien los vasallos son los brazos del Reino, del que el Rey es cabeza. Tales miembros deben ser fuertes, pues en ellos reside la fortaleza de todo el organismo[44]. Así, disponen las nuevas disposiciones: “…por tanto ordeno y mando que de aquí en más ninguna junta ni Cabildo desta gobernación se entremeta a poner posturas[45] a los vecinos y moradores si no que cada uno benda libremente a los mercaderes sus cosechas…”

Las Ordenanzas ponen el acento en la evangelización del indígena. Prescriben la construcción de Iglesias y la erección de grandes cruces, en los poblados y en las juntas de caminos, el rezo de oraciones a la mañana y el anochecer, de rodillas y con las manos juntas, los sufragios por los indios difuntos.

El bien del alma va junto con el del cuerpo. Se permite al encomendero utilizar la cuarta parte de los indios en condiciones de trabajar, entre los 15 y los 50 años. Antes de esa edad, deben ayudar a sus padres; pasados los 50, pasan a la reserva, para que se ocupen sin traba alguna de sus necesidades espirituales y materiales. Si un indio se enferma, el cacique debe avisarle al encomendero para que éste le procure atención médica y remedios.

Los indios en edad laboral deben trabajar cuatro días por semana, quedándoles libre el domingo y fiestas de guardar para cumplir sus deberes religiosos. Los otros dos días deben ocuparse en cultivar sus propias sementeras.

Estas disposiciones admiran por su bondad y sabiduría, más aún si se las compara con el durísimo régimen laboral de los Incas. Esto muestra que, a pesar de tantos males que existieron, de los que muchos nunca dejarán de existir mientras el mundo sea mundo, la diferencia con la civilización cristiana es muy grande. Las teocracias andinas y mesoamericanas no se distinguían por su suavidad ni por los “derechos humanos” ni laborales. La vida humana no tenía ningún valor, y los hombres vivían en régimen de esclavitud mecanizada, como dice Vicente Sierra.

Una ordenanza merece mención aparte: “para que vayan entrando en sociedad”, los días de fiesta debe invitarse a las poblaciones indígenas a participar con sus instrumentos y danzas típicas, “para que alegren la fiesta”. No hay trazas de la discriminación que imaginan siempre los antropólogos indigenistas.

Mandó pregonar las Ordenanzas frente a su casa, en la Asunción, “en primero dia del mes de enero año del nacimiento de nuestro Salvador y reden­tor Jesu Cristo de mil quinientos nobenta y siete años”. Estaban presentes Hernandarias y Ruy Díaz de Guzmán, primer gobernador y primer cronista criollo, respectivamente.

Estos fueron, comenta Zenarruza, los hombres que dieron comienzo a nuestro País, injustamente olvidados. Propone que se les dé el lugar que merecen en la enseñanza de Historia. Estima que se adelantó tres siglos a las llamadas “conquistas sociales”. Más bien diríamos que fue un digno imitador de Isabel la Católica, como Toledo y tantos otros que ilustraron los reinados de Carlos I y Felipe II.

Merced a ellos, agrega el autor jujeño, pudo España conquistar, poblar y civilizar en sólo 100 años el continente americano.

La pluma más autorizada de la historia del Tucumán, Roberto Levillier, afirma que fue el primero en concebir la Argentina tal cual es hoy. Y, algo más honroso aún, que consolidó en toda forma la sociedad confiada a sus cuidados.

El 2 de febrero, a un mes de promulgar las Ordenanzas, murió en Santa Fe, luego de poblar tres ciudades (dos de ellas fueron Estados federales) y traer a conocimiento de Dios doscientas mil almas.

Dejó esta tierra en la festividad de la Virgen de la Candelaria, de Aquella “Serenísima Reina de los Angeles” Patrona de su Divisa familiar. Sus restos reposan en Santa Fe la vieja, como diciendo: defendí la Fe hasta morir. “…Con valor y cristiandad”, como era uno de sus lemas.

Sañogasta, La Rioja,  21 de abril de 2008.

(*) Profesor de Historia – Presidente del Centro de Estudios Históricos, Genealógicos y Heráldicos del Mayorazgo de San Sebastián de Sañogasta y del Centro Cultural Juan Ramírez de Velasco, Gobernador del Tucumán

[1] NOTAS sobre “Zenarruza, Jorge – General Juan Ramírez de Velasco – un estudio para su biografía”, por Luis Mesquita Errea, Sañogasta, La Rioja, marzo de 2008, p. 1.

[2] “A Austria le corresponde imperar sobre todo el mundo”, lema atribuido a Federico III de Habsburgo, cf. L. Mesquita Errea “Siglos de Fe en Argentina y América preanuncian un futuro glorioso – .La formación de la civilización cristiana y mariana en nuestro suelo y su resistencia a la Revolución igualitaria (ca. 1530-1830)”, II Jornada de Cultura Hispanoamericana por la Civ. Cristiana, Salta, septiembre de 2006.

[3] Cf. José L. Busaniche, Historia Argentina, ed. Hachette, cap. VII.

[4] Enciclopedia Espasa Siglo XXI, 1998, ít. Absolutismo.

[5] Datos extraídos de Jorge Zenarruza,  “General Juan Ramírez de Velasco – un estudio para su biografía”, Inst. de Est. Iberoamericanos, Serie Histórica, t. I, Buenos Aires, 1984, Cap. II, parágrafo I.

[6] Ver fórmula de un pleito-homenaje de obediencia en R. Levillier, “Nueva Crónica de la Conquista del Tucumán”, Varsovia, 1928, t. III, p. 23.

[7] Cf. Plinio Corrêa de Oliveira, “Nobleza y élites tradicionales análogas – en las alocuciones de Pío XII al Patriciado y la Nobleza romana”,  Ed. Fernando III el Santo, Madrid, 1995, tomo I, parte I..

 

[8] Carta del 10 de diciembre del año 1586.

[9] El destaque es nuestro.

[10] NOTAS sobre “Zenarruza, Jorge – General Juan Ramírez de Velasco – un estudio para su biografía”, por Luis Mesquita Errea, Sañogasta, La Rioja, marzo de 2008, p. 121.

 

[11] NOTAS ibid., p. 85.

[12] „…ursprünglich jeder freie Grundbesitzer am Heeresdienst persönlich teilnehen und sich auf eigene Kosten ausrüsten muβte…“ (“…originariamente cada propietario libre debía participar personalmente en el servicio militar y armarse a su propia costa…”), “KARL DER GROSSE – eine Historie von Rudolph Wahl”, S. Fischer Verlag, Berlin, 1934, p. 404.

 

[13] Carta del 10 de diciembre de 1586.

[14] R. Levillier, “Nueva Crónica de la Conquista del Tucumán”, Varsovia, 1928, t. III.

 

[15] Ramírez de Velasco estableció para la Gobernación del Paraguay un límite equivalente a la cuarta parte de los indios entre 15 y 50 años (ver parte III de este trabajo).

[16] Cf. Jorge Zenarruza,  “General Juan Ramírez de Velasco – un estudio para su biografía”, Inst. de Est. Iberoamericanos, Serie Histórica, t. I, Buenos Aires, 1984, Cap. V, parágrafo I.

 

[17] Al parecer el lindísimo pueblo de Molinos, sobre el Río Calchaquí, podría haber sido el Chicoana de los tiempos de la Gran Entrada, de acuerdo al mapa que publica Roberto Levillier en el t. III de su “Nueva Crónica…”

[18] NOTAS sobre “Zenarruza, Jorge – General Juan Ramírez de Velasco – un estudio para su biografía”, por Luis Mesquita Errea, Sañogasta, La Rioja, marzo de 2008, pp. 80 y ss.

 

 

[19] El destaque es nuestro.

[20] El destaque es nuestro.

[21] NOTAS sobre “Zenarruza, Jorge – General Juan Ramírez de Velasco – un estudio para su biografía”, por Luis Mesquita Errea, Sañogasta, La Rioja, marzo de 2008, p. 40 y ss.

 

 

[22] NOTAS…, ibid., p. 43.

[23] NOTAS sobre “Zenarruza, Jorge – General Juan Ramírez de Velasco – un estudio para su biografía”, por Luis Mesquita Errea, Sañogasta, La Rioja, marzo de 2008, p. 46.

 

 

[24] NOTAS…, ibid.

[25] NOTAS…, ibid., p. 84.

[26] Es ilustrativo leer la desoladora descripción de los campos de La Rioja antes de Ramírez de Velasco de la pluma nada hispanista de Dardo de la Vega Díaz en su obra “La Rioja heroica”.

[27] Alejandro Moyano Aliaga, “La Rioja – Revelaciones documentales acerca de su fundación”, Junta Provincial de Historia de Córdoba, 1991, Testimonio del escribano Luis de Hoyos sobre la fundación de La Rioja, pp. 29 y ss.

[28] Ibid.

[29] NOTAS sobre “Zenarruza, Jorge – General Juan Ramírez de Velasco – un estudio para su biografía”, por Luis Mesquita Errea, Sañogasta, La Rioja, marzo de 2008, p. 57.

 

 

[30] Alejandro Moyano Aliaga, “La Rioja – Revelaciones documentales acerca de su fundación”, Junta Provincial de Historia de Córdoba, 1991, Testimonio del escribano Luis de Hoyos sobre la fundación de La Rioja, pp. 29 y ss.

 

[31] NOTAS…cit., pp. 51-2.

[32] Carta al Rey del 10 de febrero del año 1589.

[33] Carta al Rey del 9 de enero de 1592.

[34] “Ein treuer Diener seines Herrn”.

[35] Levillier, “Nueva Crónica…”, tomo III, cap. I.

[36] NOTAS…cit., p. 70.

[37] Constantino Bayle, S.J. “Los cabildos seculares en América”, p. 288.

[38] NOTAS…, p. 92.

[39] NOTAS…, p. 93. Todos los destaques son nuestros.

  • [40] “…anualmente debían desarrollar la penosa tarea de irse caminando en número de 8.000 para llevar en angarillas, por grupos de 20, el tributo de oro para el Inca? Las circunstancias en que se concretaba el pago de este tributo se desprenden de la información levantada por el Gobernador Ramírez de Velasco en Santiago del Estero en 1587-89. De la declaración del Escribano Alonso de Tula Cerbin, surge que los “Ingas de César” –fuerzas militares del Inca en nuestro territorio- estaban en la zona de Londres. Ellos cobraban los tributos de oro y plata sacados a los diaguitas de las minas de Londres y los mandaban al “Inga del Cuzco”: “…estos Ingas enviaban una parte del tributo…en noventa andas, que llaman acá anganillas, y cada anganilla llevaban en hombros veinte o treinta indios y para remuda y su guarda llevaban cuatro veces tantos indios”. El oro lo llevaban en tejuelos con la marca del Inca, cada uno de ellos pesaba 62 pesos de oro. Iban marchando con su carga “por el camino real del Inga”, en número aproximado de 8.000”. Información tomada de Aníbal Montes, “El Gran Alzamiento Diaguita”, ap. L. Mesquita Errea, Trabajo de Seminario “Pedro Nicolás de Brizuela: Conquistador, encomendero, fundador – Protector del indio y gobernante”, Profesorado de Historia de Chilecito, 2003,  p. 30

 

[41] Cf. Jorge Zenarruza, o.c., VII, parágrafo III.

[42] Carta al Rey del 5 de enero de 1586.

[43] Cf. Jorge Zenarruza, op. cit., pp. 228-35.

[44] Cf. Luis Ma. Mesquita Errea, “Descripción breve de toda la tierra del Perú, Tucumán, Río de la Plata y Chile”  : La sociedad peruano-tucumanense del siglo XVI en la mirada de fray Reginaldo de Lizárraga, OP, Congreso Los 400 años de la Orden Dominica, Córdoba, 2004.

 

[45] A fijarle precios a los productores.

© Nobleza.org – Puede reproducirse citando la fuente

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Los Cardenales Roche y Cantalamessa lo confirman: el rito de Paulo VI corresponde a una nueva teología 

José Antonio Ureta

Los cardenales Arthur Roche y Raniero Cantalamessa han reconocido de modo indirecto (tal vez involuntariamente) lo que los críticos del Novus Ordo Missae de Paulo VI llevan más de cincuenta años diciendo: que el nuevo rito corresponde a una nueva teología que «se aleja de manera impresionante, en conjunto y en detalle, de la teología católica de la Santa Misa, tal como fue formulada en la XXII Sesión del Concilio de Trento» [1].

El 19 de marzo pasado, al ser interrogado por sus compatriotas de la radio BBC sobre las restricciones a la celebración del rito latino tradicional, el prefecto del Dicasterio para el Culto divino declaró: «Como ustedes saben, la teología de la Iglesia ha cambiado. Antes el sacerdote representaba, a distancia, a todo el pueblo: [los fieles] se canalizaban a través de esta persona que era la única que celebraba la Misa. No es sólo el sacerdote el que celebra la liturgia, sino también los que están bautizados [junto] con él; ¡nada menos!» [2] [Todo lo destacado en negrita lo hemos resaltado nosotros.]

Pocos días más tarde, en el cuarto sermón de Cuaresma para la Curia Romana, el cardenal Cantalamessa, Predicador de la Casa Pontificia, remachó:

«La liturgia católica se ha transformado, y en poco 
tiempo ha pasado de ser una acción con una marcada 
impronta sagrada y sacerdotal a ser una actividad 
más comunitaria y participativa, donde todo el 
pueblo de Dios tiene su parte, cada uno con su 
propio ministerio […]
»Al comienzo de la Iglesia y durante los tres 
primeros siglos, la liturgia era verdaderamente una 
liturgia, es decir, la acción del pueblo (laos, 
pueblo, es uno de los componentes etimológicos de 
leiturguía). De san Justino, de la Traditio 
Apostolica de san Hipólito y de otras fuentes de la 
época, obtenemos una visión de la Misa ciertamente 
más cercana a la reformada de hoy que a la de 
siglos atrás. ¿Qué pasó después de eso? La respuesta
está en una palabra molesta que no podemos evitar: 
¡clericalización! En ninguna otra esfera se ha 
observado más claramente que en la liturgia.
»El culto cristiano, y de modo especial  el 
sacrificio eucarístico, se transformó rápidamente, 
en Oriente y Occidente, y dejó de ser una acción 
realizada por el pueblo para ser una actividad del 
clero.» [3].

¿Es conforme al dogma católico decir que el sacrificio eucarístico es una acción realizada por el pueblo y que pasó a ser primordialmente una acción del clero por culpa de una clericalización improcedente? Claro que no. En la Santa Misa, el celebrante no es un mero presidente de la asamblea, sino el único sacerdos que ofrece el sacrificio in persona Christi.

Para zanjar cualquier duda, basta leer lo que dijo al respecto Pío XII en su encíclica Mediator Dei:

«Sólo a los Apóstoles y a los que, después de 
ellos, han recibido de sus sucesores la imposición 
de las manos, se ha conferido la potestad 
sacerdotal, y en virtud de ella, así como 
representan ante el pueblo a ellos confiado la 
persona de Jesucristo, así también representan al 
pueblo ante Dios» (n° 54).

Por eso, en la Santa Misa, «el sacerdote representa al pueblo sólo porque representa la persona de nuestro Señor Jesucristo, que es Cabeza de todos los miembros por los cuales se ofrece; y que, por consiguiente, se acerca al altar como ministro de Jesucristo, inferior a Cristo, pero superior al pueblo (San Roberto Belarmino, De missa, II c.l. ). El pueblo, por el contrario, puesto que de ninguna manera representa la persona del divino Redentor ni es mediador entre sí mismo y Dios, de ningún modo puede gozar del derecho sacerdotal» (n° 104).

Sin duda, es importante que los fieles presentes participen en el sacrificio del altar con los mismos sentimientos que tuvo Jesucristo en la Cruz y que «ofrezcan aquel sacrificio juntamente con Él y por Él, y con Él se ofrezcan también a sí mismos» (n° 99).

Pero, para evitar todo equívoco, Pío XII reitera que «por el hecho de que los fieles cristianos participen en el sacrificio eucarístico, no por eso gozan también de la potestad sacerdotal» (n° 102).

La insistencia del papa Pacelli era necesaria, porque ya entonces algunos pretendían erróneamente «que el precepto que Jesucristo dio a los Apóstoles en su última cena, de hacer lo que Él mismo había hecho, se refiere directamente a todo el conjunto de los fieles» y juzgaban que «el sacrificio eucarístico es una estricta concelebración» (n°103).

Contra ese error, la Mediator Dei enseñaba que «aquella inmolación incruenta con la cual, por medio de las palabras de la consagración, el mismo Cristo se hace presente en estado de víctima sobre el altar, la realiza sólo el sacerdote, en cuanto representa la persona de Cristo, no en cuanto tiene la representación de todos los fieles» (n°112).

De ahí que no se puedan condenar las misas privadas sin participación del pueblo, ni la celebración simultánea de varias misas privadas en diferentes altares, invocando erróneamente «el carácter social del sacrificio eucarístico» (n° 118) [4]

Esos extractos de la gran encíclica litúrgica de Pío XII demuestran que, mal que le pese al cardenal Cantalamessa, la escarnecida clericalización de la Santa Misa no es fruto de un deterioro humano producto de la historia, sino de un designio divino. Jesús instituyó el sacrificio eucarístico y el sacerdocio ministerial simultáneamente, y otorgó a sus ministros el privilegio exclusivo de renovarlo sobre los altares de manera incruenta hasta la consumación de los tiempos.

Conviene observar, además, que el predicador de la Casa Pontificia metió sus sandalias de capuchino en arenas movedizas al declarar que las primeras comunidades cristianas tenían «una visión de la Misa ciertamente más cercana a la reformada de hoy que a la de siglos atrás». Si eso fuera cierto, cabrían dos posibilidades:

• En el mejor de los casos, el concepto encarnado en la nueva Misa de Paulo VI representaría una regresión teológica porque desde el primer tercio hasta la segunda mitad del siglo XX hubo un «desarrollo orgánico» del Depósito de la Fe en lo que se refiere al sacerdocio y el Sacrificio del Altar; es decir, que se entiende mejor su sentido teológico. En efecto, «la superación del pasado reciente para recuperar el más antiguo y original» no es un «enriquecimiento» [5], como afirmó el cardenal Cantalamessa, sino un empobrecimiento, ya que oculta a la Iglesia la luz que emana de las definiciones dogmáticas de varios concilios ecuménicos sobre la Misa: el Segundo de Nicea, el Cuarto de Letrán, el de Florencia y (principalmente) el de Trento, así como del fulgor que irradiaron sobre ella muchos gigantes de la teología y de la devoción eucarística; santos como Tomás de Aquino, Roberto Belarmino, Leonardo de Puerto Mauricio y Pedro Julián Eymard.

• En el peor de los casos, la visión de la Misa encarnada en el Novus Ordo Missae de Paulo VI representaría una ruptura teológica con los dogmas de fe definidos «en los siglos que nos precedieron», y que sustentan el supuesto concepto clericalista del sacerdocio y la Eucaristía que conforma la Misa tradicional en latín, cuya estructura, hasta el Novus Ordo Missae de 1969 del papa Paulo VI, permaneció prácticamente inalterada desde los cambios realizados por los papas San Dámaso I (m. 384) y San Gregorio I (m. 604) .

El cardenal Arthur Roche parece entenderlo de esta forma. Para él, «la teología de la Iglesia ha cambiado».

Infelizmente, el nuevo rito de Paulo VI no sólo significa un cambio de teología en lo que respecta a la supuesta clericalización de la liturgia antigua. Después de la publicación de Desiderio desideravi, mostré que los principios que  invoca el papa Francisco en defensa de la reforma litúrgica contradicen la Mediator Dei en varios aspectos. En particular, destaqué los siguientes:

1. La inversión sistemática entre el fin primario de rendir culto a Dios y el fin subsidiario de santificar las almas [6];

2. El oscurecimiento de la centralidad de la Pasión redentora, en beneficio de la Resurrección gloriosa [7];

3. La acentuación del  memorial  en desmedro del sacrificio [8]; y

4. La degradación del sacerdote celebrante, que se convierte en presidente de la asamblea [9].

En vista de esos cambios radicales, me preguntaba si la nueva misa de Paulo VI se correspondía con la fe de siempre [10]. Los cardenales Roche y Cantalamessa acaban de reconocer que es una forma de entender la liturgia, porque la teología de la Iglesia en relación con la Misa habría cambiado.

Antes que esos ilustres purpurados, esos conspicuos representantes del progresismo francés, Alain y Aline Weidert, habían declarado lo mismo. En el periódico La Croix, publicaron un artículo de encomio al motu proprio Traditionis custodes, bajo el expresivo título: «La fin des messes d’autre “foi”, une chance pour le Christ ! » (El fin de las misas de otra fe, una oportunidad para Cristo; es un juego de palabras: autre foi –otra fe– y autre fois —antes, en otro tiempo–;en ambos casos, la fonética no varía).

No abordaron la supuesta clericalización de la liturgia tradicional en menoscabo del pueblo, sino que se centraron en la transición de la Misa como sacrificio propiciatorio a la Misa como celebración eucarística y jubilosa de la Alianza:

«El espíritu de la liturgia de otra fe, su teología,
las normas de la oración y de la Misa de antes (la 
lex orandi del pasado), ya no pueden, sin 
discernimiento, seguir siendo las normas de la fe 
de hoy, su contenido (nuestra lex credendi). […]
»Una fe que derivase todavía de la lex orandi de 
ayer, que hizo del catolicismo la religión de un 
dios perverso que hace morir a su hijo para aplacar 
su ira, una religión de un mea culpa y una 
reparación perpetuos, conduciría a un antitestimonio
de fe, a una imagen desastrosa de Cristo. […]
Lamentablemente, nuestras misas [tradicionales] 
siempre se caracterizan por un señalado carácter 
expiatorio de finalidad propiciatoria para aniquilar
los pecados (mencionados 20 veces), alcanzar nuestra
salvación y salvar las almas de la venganza 
divina. “Propiciación’ que las comunidades Ecclesia 
Dei defienden con uñas y dientes, con sus sacerdotes 
sacrificadores, formados para hablar del Santo 
Sacrificio de la Misa, que es una verdadera 
inmolación.» […]

Prosiguen los Weidert:

«Si queremos poder ofrecer algún día o una fe y una 
práctica cristiana atractivas, debemos aventurarnos, 
mediante la reflexión y la formación, a descubrir un 
fondo aún inexplorado (sin explotar) de la salvación 
por Jesús, no poniendo en primer lugar su muerte 
contra (“por”) los pecados sino su existencia como 
Alianza. Porque, “en efecto, su humanidad, unida a la
persona del Verbo, fue instrumento de nuestra 
salvación” (Vaticano II, Sacrosanctum concilium, 5). 
¡La opción es clara! No entre sensibilidades y 
estéticas religiosas diferentes, sino entre 
sacrificios interminables para borrar los pecados y 
Eucaristías que sellan la Alianza/Cristo» [11].
«Cuánta razón tuvo el papa Francisco al afirmar en 
Desiderio desideravi que sería banal leer las 
tensiones, desgraciadamente presentes en torno a la 
celebración, como una simple divergencia entre 
diferentes sensibilidades sobre una forma ritual». 
[12]

De hecho, los cardenales Roche y Cantalamessa acaban de concordar volens nolens con furibundos modernistas como el matrimonio Weidert, que considera que el rito de S. Pío V es la misa de «otra fe».

Siendo así, en el Vaticano no pueden extrañarse de que la fidelidad al Depósito de la Fe obligue a los católicos tradicionalistas a resistir sin cejar una legislación litúrgica ilegítima, que pretende imponer una construcción litúrgica artificial (Ratzinger dixit), y se aparta en puntos esenciales de los dogmas definidos en el Concilio de Trento, mientras se restringe gradualmente, hasta su extinción, un rito santo de la Misa que se desarrolló armónicamente a lo largo de los siglos.

 

1. Cards. A. Ottaviani y A. Bacci, carta a Paulo VI, introductoria del Breve estudio crítico del Novus Ordo Missae.

2. BBC, March 19, 2023

3. http://www.cantalamessa.org/?p=4080&lang=es

4. Pío XII, encíclica Mediator Dei (Nov. 20, 1947), Vatican.va

5. Cantalamessa, Mysterium Fidei!

6. Una crítica doctrinal de Desiderio desideravi: La primacía de la adoración

7. Oscurecimiento de la centralidad de la Pasión redentora

8. Del sacrificio del Calvario al recuerdo de la Presencia

9. De sacerdotes del Sacrificio a presidentes de asambleas

10. ¿El Novus Ordo como arma para promover “otra fe”?

11. Aline y Alain Weidert, en La Croix, 10-02-2022,

12. https://www.vatican.va/content/francesco/es/apost_letters/documents/20220629-lettera-ap-desiderio-desideravi.html, n° 31.

(Artículo original)

Agradecemos a Rorate Caeli la publicación de este artículo 

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Invitación a participar del rosario pacífico y legal en la vía pública del lugar de la “SatanCon”  pidiendo la misericordia de Dios y ofreciendo reparación 

 

PARTICIPE EN VIVO DEL ROSARIO Y DE LA CAMPAÑA DESDE AQUI⇑ 

Algunos slogans en los carteles de la campaña:

“¡Satanás no tiene derechos!”

“El satanismo no es una religión, sino un ataque contra Dios!”

“María, Madre de Dios y nuestra: humildemente te pedimos: aplasta la cabeza de la serpiente y libra a Estados Unidos de Satanás 



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