Poder político, prolongación de la hegemonía social de la élite tradicional – Entrelazamientos familiares en Hispanoamérica – (16ª nota)

05/11/2014

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Notables exponentes de la “gran familia” dirigente centroamericana, el Presidente de Costa Rica Demetrio Yglesias Llorente (sentado) y su mujer, Doña Eudoxia Castro Fernández (en el centro), con 13 de sus 15 hijos. Ambos descendían de conquistadores (como Juan Vázquez de Coronado, ver foto de la derecha). Doña Eudoxia, además, era nieta del Presidente de la Federación Centroamericana, Don Manuel Fernández Chacón; hija del fundador y primer Presidente de la República de Costa Rica, Don José María Madriz (1847-1849); madre de otro Presidente, Rafael Yglesias Castro (1894-1901) (2º de pie por la izquierda); sobrina del Presidente Don Próspero Fernández Oreamuno (1882-1885) y prima política del Presidente Don Bernardo Soto Alfaro (1883-1889). 

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Adelia Harilaos de OlmosSeñoras y Señores en un club

Elite Belle époque escenaElite Belle époque desfile

Ilustres visitantes europeos manifestaron su admiración c on el elevado tono que, dentro de su diversidad, ostentaban las clases dirigentes hispanoamericanas en la “Belle-Époque” y el perído “entre-deux-guerres”. Fotos: ♦ Doña Adelia María Harilaos de Olmos, a cuya generosidad se debe la donación del Palacio de la Nunciatura Apostólica de Buenos Aires. ♦♦ Una tarde de carrera de caballos en Buenos Aires, a comienzos del siglo XX. ♦♦♦ Flanqueada por el Presidente de la Nación, Figueroa Alcorta, y por el Ministro de Justicia, la Infanta Doña Isabel de Borbón es recibida jubilosamente en 1910, en Buenos Aires, con motivo de las conmemoraciones del centenario de la Independencia argentina. ♦♦♦♦ El Colegio Militar desfila en la celebración del 12 de octubre, en 1921.

Continúa Cap. III de Nobleza y élites tradicionales análogas en América Española – Tras la separación de España: cambio de fisonomía, continuidad en la misión, apogeo y decadencia – B – Renovación y europeización de la élite hispanoamericana – 16a. nota

5. Poder político, prolongación de la hegemonía social de la élite tradicional

Junto a su indiscutida hegemonía social, las estirpes que podríamos llamar “aristo-plutocráticas” de Hispanoamérica conservan en los primeros 100 años de régimen republicano un poder político que prolonga naturalmente su papel rector de la sociedad. Es un vestigio de la antigua función pública de la nobleza vista como affaire de famille.
Los elementos más distinguidos pasan de la vida privada a la intervención directa en los asuntos de Estado, con la mayor naturalidad. Como el aristócrata ecuatoriano Jacinto Jijón y Caamaño, que rápidamente deviene personaje eminente, es elegido Senador, alcalde de Quito y candidato presidencial conservador.
Otro ejemplo es la familia Errázuriz, en Chile, que dará cuatro presidentes y 59 parlamentarios entre 1831 y 1927.
El fenómeno se repite en todo el Continente. En Colombia la élite económica que se ha entrelazado con la aristocracia tradicional “ha suministrado los cuadros de la élite política”. ”La mayoría de los colombianos de clase alta se dedica a la política como forma de vida. Es la gran raison d’être, l’idée maîtresse de la existencia olímpica colombiana” (citas en p. 129).

6. Entrelazamiento de las clases tradicionales de Hispanoamérica
Siempre hubo fuerte interrelación entre las élites tradicionales de los países hispanoamericanos. No fue raro que miembros de la clase dirigente ejercieran funciones de gobierno en otro país, como ocurría con la alta nobleza en la Europa monárquica, de lo que es ejemplo el hidalgo rioplatense Don Manuel Blanco Encalada, Presidente de Chile, el prócer venezolano Gral. Florez , presidente del Ecuador, y otros.
Esa permeabilidad política fue especialmente notable en Centroamérica, merced al entrelazamiento de sus familias tradicionales.

7. La “dinastía de conquistadores” costarricense, notable ejemplo de perduración de una élite

En esa pequeña y simpática nación de Centroamérica, Costa Rica, la emancipación fue prácticamente decidida por un consejo de familiar. Pues de los 28 signatarios del Acta de la Independencia, 23 eran hermanos o primos, o padre, hijos o nietos, y todos descendían de conquistadores e hidalgos.
Un análisis genealógico de las familias de los primeros conquistadores muestra que del conquistador Juan Vázquez de Coronado descienden cerca de 300 diputados y 29 residentes, lo que también se da con otros.
A mediados del siglo XIX, con la apertura de mercados para el café, se va superando la decadencia anterior; llega la prosperidad y con ésta el refinamiento europeizante, de fondo católico. Ciertos elementos adquieren un estilo de vida acomodado y refinado, comparable en algo al del gentleman farmer inglés (Stone, p. 134).
Aquellos descendientes de los héroes de la Conquista se convierten, como los “barones del café” brasileños, en exponentes de una élite que contaba con más de 300 años, que dirigían personalmente sus plantaciones al modo patriarcal, ganando respeto y afecto ya que la riqueza que produjeron contribuyó a la elevación cultural y social de toda la nación. Ese prestigio explica la perduración de la clase durante casi veinte generaciones.

(Continúa)

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