La Aristocracia “un elemento necesario en una sociedad bien constituida” (1ª nota)

14/03/2018

Apéndice IV de Nobleza y Elites tradicionales análogas:

La aristocracia en el pensamiento de un Cardenal del siglo XX, controvertido pero nada sospechoso de parcialidad a favor de ella (1ª nota)

Cardenal Herrera Oria

El extenso y erudito homiliario titulado Verbum Vitae—La Palabra de Cristo, elaborado por una comisión de autores bajo la dirección de Mons. Ángel Herrera Oria, [1] entonces Obispo de Málaga, presenta en las páginas 720 a 724 de su tercer tomo un esquema para orientar homilías en el que se contienen algunos puntos de la doctrina de la Iglesia sobre aristocracia. Pasaremos a transcribir párrafos del mismo, acompañándolos con algunos comentarios. [2]

El esquema comienza por considerar a la aristocracia en función de la sociedad y no en función del Estado: “La aristocracia es un elemento necesario en una sociedad bien constituida.” Y añade enseguida: “Recordemos lo que enseñan la filosofía, la teología y el derecho público cristianos acerca de la aristocracia.”

1. Sentido filosófico

‘‘Aristócratas son los mejores”, de acuerdo con el sentido etimológico de la palabra. Ésta “lleva embebida en sí la idea de perfección, la idea de virtud”.

En efecto, “la aristocracia tiene hábitos virtuosos”. Se habla aquí de hábitos “de entendimiento y de voluntad”, por los cuales “sobresale la aristocracia”.

“El tipo de aristócrata, individualmente considerado, que engendra la filosofía antigua, es el sabio.”

Son virtudes fundamentales de la aristocracia “la perfección moral y el amor al pueblo”.

2. Sentido Teológico

“La Teología arroja torrentes de luz sobre este concepto de aristocracia y pone fundamentos sólidos al derecho público cristiano.”

“Aristocracia es perfección. El aspirar a la perfección es un deber del cristiano

“a) ‘Sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto’ (Mt. 5, 48).

“b) ‘El justo practique aún la justicia, y el santo santifíquese más’ (Apoc. 22.11).

“c) ‘Camina en mi presencia y sé perfecto’, dijo Dios a Moisés.”

Ahora bien, “¿En qué consiste la perfección?

“Santo Tomás contesta:

“1. La perfección de la vida cristiana consiste principalmente en la caridad [es decir, en el amor a Dios]

“2. Porque cada uno se dice ser perfecto en cuanto alcanza su propio fin, que es la última perfección de la cosa.

“3. La caridad es la que le une con Dios, que es el último fin de la mente humana, porque ‘el que permanece en la caridad, en Dios permanece, y Dios en él’ (I Io. 4-16) (cfr.2-2q. 184 a. 1.2.3 c; ibíd., q. 81 a. 7 c).

“Por consiguiente, por la caridad especialmente se alcanza la perfección de la vida cristiana.”

De ahí se deduce que:

“Esta idea luminosa es la que se debe tener muy presente, porque ella vivifica toda la sociología y toda la política en el capítulo de la aristocracia.

“a) Aristocracia es perfección.

“b) Perfección es fundamentalmente caridad cristiana.”

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NOTAS

[1] BAC, Madrid, 10 vols., 1953-1959.

Mons. Herrera Oria fue una de las más destacadas figuras de la Iglesia española en el siglo XX. Nació en Santander en 1886. Siendo aún seglar, fundó en 1909, en compañía del Padre Ángel Ayala, S.I. la Asociación Católica Nacional de Propagandistas. Tuvo también una marcada actuación en movimientos como Pax Romana y Acción Nacional. En 1911 dio origen al diario “El Debate”, del cual fue director hasta 1933, año en que fue nombrado presidente de la Junta Central de Acción Católica. En 1936 se dirigiría a Suiza para hacer sus estudios eclesiásticos. Ordenado sacerdote en 1940, volvió a España tres años más tarde. En 1947 fue consagrado Obispo y destinado a la diócesis de Málaga, en la cual permaneció hasta 1966, año en que renunció por razones de edad y falleció en 1968. Había sido nombrado Cardenal en 1965 por Pablo VI.

Su figura como pensador, escritor y hombre de acción fue objeto de ardientes controversias, sobre las cuales no viene al caso aquí tomar posición. Es de notar, sin embargo, que mientras sus más entusiastas admiradores se sitúan normalmente en el centro y en la izquierda, quienes con no menos calor discrepan con él forman parte habitualmente de la derecha. El texto sobre aristocracia aquí citado cuenta, pues, con la aprobación sin restricciones y quizá con la colaboración directa de un alto Prelado nada sospechoso de parcialidad a favor del estamento nobiliario.

Con respecto a su participación en la elaboración del referido homiliario, Mons. Herrera Oria hace las siguientes advertencias en el prólogo de la misma: “La obra no es mía, aunque sea mía la idea, la alta dirección y una parte del texto. La obra es fruto del trabajo de una comisión, cuyos miembros constan al final de este prólogo.” Más adelante vuelve al asunto: “La obra es fruto de un trabajo en equipo. Yo he colaborado con un grupo de personas muy competentes en sus respectivas materias.” (Op. cit., prólogo tomo I, pp. LXV y LXXI).

[2] El autor advierte que han sido realizadas dos ligeras alteraciones en el orden de presentación de los apartados con respecto al original. Este se ha hecho sin perjudicar en nada el pensamiento de los autores del esquema y permitiendo que este conserve toda su fluidez y riqueza de expresión.

 

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