8 de septiembre: Natividad de Nuestra Señora, “que alegró a todo el universo”

13/09/2014

640px-Bellas_Artes_Sevilla8 de Septiembre: Natividad de la Ssma. Virgen, “que alegró a todo el universo” (Rosario meditado de San Luis María Grignion de Montfort)
Nuestra Señora tuvo uso de razón desde el primer instante de su ser y ya a partir de ese momento comenzó a influir en el destino de la humanidad

La fiesta de la Natividad es, en relación a la Ssma. Virgen, como la Navidad en relación a Jesús. Así como esta última celebra el momento bendito en que Jesucristo entró al mundo y comenzó a formar parte visiblemente de la sociedad humana, la fiesta de la Natividad celebra el momento en que Nuestra Señora entró al mundo y comenzó a formar parte de la sociedad humana.

Alguien podría pensar: -¿Pero qué representa para la sociedad humana la entrada de una beba, privada de la palabra y del uso de razón que, en definitiva, no tiene peso en la convivencia humana…?
Eso no se dio con la Ssma. Virgen. Concebida sin pecado original, tuvo uso de razón desde el primer instante de su ser; y ya a partir del vientre materno pensaba, y sus pensamientos eran elevadísimos y sublimísimos, viviendo en el seno de Santa Ana como en un verdadero tabernáculo.

Confirmación indirecta es lo que refiere de San Juan Bautista el Evangelio . El no estaba exento del pecado original pero habría sido purificado  al oir la salutación de María a Santa Isabel. Al sentir la voz de Nuestra Señora cantando y saludando a su prima se estremeció de alegría en el seno de su madre.

De ese modo, también, Nuestra Señora vivió en el seno de Santa Ana y desde allí comenzó a rezar por la humanidad. Con la altísima ciencia recibida por gracia de Dios, comenzó a pedir la venida del Mesías, la caída de todo mal en el género humano, y se formó en su espíritu aquel designio elevadísimo de convertirse en servidora del Salvador, y, para ello, de poder servir y ayudar a la Madre del Salvador. Así la Ssma. Virgen ya principió a influir en los destinos de la humanidad.

Virgen NIña ZurbaránVirgen Niña, por Zurbarán – Más arriba: Nuestra Señora como Reina y Madre de la Orden de los Cartujos – Zurbarán

Su presencia en la tierra ya significaba una fuente de gracias para todos los que se aproximaban de Ella, en su infancia e inclusive antes de nacer. Si la Escritura nos dice que los que tocaban el manto de Nuestro Señor se beneficiaban de una virtud curativa, cuánto más podía esperarse de la Madre de Nuestro Señor, de Aquella escogida como vaso de elección.

La presencia de Nuestra Señora en esta tierra, aún como criatura, constituía una enorme fuente  de gracias. Ya en su Natividad gracias enormes comenzaron a irradiarse para la humanidad; ya entonces comenzó a ser aplastado el demonio y a afirmarse la victoria de la Contra-Revolución, y el príncipe de las tinieblas empezó a notar que algo de su cetro estaba partido y nunca más se arreglaría.

Se comprende, entonces, cómo la venida de Nuestra Señora a la tierra fue una gracia para todos los hombres, y la importancia de la fiesta que celebramos el 8 de septiembre.

Para una mejor comprensión evoquemos una noche de Navidad. Hace 2000 años… -simplificando- nació Nuestro Señor. Desde entonces, en cada noche de Navidad se siente que una bendición enorme baja sobre la tierra y que las energías espirituales de los hombres se renuevan. Hay una verdadera aurora.

Por eso es única la noche de Navidad y nos da una idea de lo que fue la primera noche en que nació Nuestro Señor.
Como todo lo de Nuestra Señora se parece mucho y tiene íntima conexión con lo de Nuestro Señor, nos ayuda a imaginar la noche de hoy.

La Natividad de Nuestro Señor nos hace pensar en el nacimiento del sol. Si Nuestro Señor es comparado con el sol, Nuestra Señora lo es con la luna. ¡Y qué bello es ver nacer la luz! La salida de la luna no tiene la gloria del amanecer del sol, pero se le parece. Cómo hace bien, alegra, estimula…, cómo consuela! Eso puede darnos la idea de lo que fue aquel bendito Nacimiento de Nuestra Señora.

Y quienes somos –estímulo muy particular- hijos de Nuestra Señora por la consagración a su Sapiencial e Inmaculado Corazón conforme el método de San Luis María Grignion de Montfort, no por nuestros méritos sino por voluntad de Ella, podemos pedirle con mayor razón que en esta noche nos conceda una gracia especial. Sabemos por las revelaciones privadas de los santos que en las fiestas especiales de la Ssma. Virgen Ella baja al Purgatorio, concede multitud de gracias y lleva un número enorme de almas al cielo, como también mejora las condiciones de muchas almas que no lleva al cielo.

Esto nos manifiesta algo de lo que Ella obra en la Iglesia militante. Su gracia baja sobre nosotros y nos obtiene una cantidad de favores. Es el momento de pedirle que nos conceda un favor. ¿Qué favor?

Recomendamos tener en vista, especialmente, la siguiente gracia: que Nuestra Señora establezca con cada uno de nosotros como una alianza especial; que lleve a constituir vínculos de una filiación especial con Ella, de modo que nos tome bajo su amparo particular y que, a ese título, nos cure de la llaga de alma que considere que más debe curarnos. A veces no es propiamente lo que imaginamos sino algo diferente. Aquello de que más necesite nuestra alma, que Ella nos lo dé en esta, su noche de Navidad.

Comentarios basados en disertaciones verbales del Dr. Plinio Corrêa de Oliveira, no revisados por el autor

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