7 de octubre: Nuestra Señora del Rosario de la Victoria – La histórica batalla de Lepanto

05/10/2016

El Papa San Pio V

El Papa San Pío V  forjó la Santa Liga que obtuvo el  triunfo  de Lepanto sobre los turcos musulmanes

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El príncipe don Juan de Austria, con sólo 24 años, fue el Almirante de la Armada de la Santa Liga, dando el ejemplo de combatividad y devoción

En este día histórico, de gran simbolismo, en que se manifiesta el recurso de los fieles católicos a la Ssma. Virgen en situaciones de graves peligros, deseamos brindar a nuestros estimados lectores elementos para una mejor comprensión del hecho histórico y sus consecuencias para nuestros días.
Utilizaremos, en parte, la valiosa información contenida en el artículo “Festividad de Nuestra Señora del Rosario” publicado en el día de la fecha por la Catholic News Agency, complementado con informaciones propias.
¿Por qué circunstancias concretas la Santa Iglesia celebra esta festividad?
Esta fiesta tan cara al mundo católico se celebra en honor de la victoria naval –obtenida por mediación de la Ssma. Virgen y las oraciones y acciones enérgicas del Papa reinante- que protegió a la Europa cristiana de la invasión de los turcos musulmanes.
Fue, ciertamente, el Papa San Pío V quien, con energía indomable, logró reunir los medios humanos para alcanzar la victoria, por la intercesión de la Santísima Virgen María. La Reina del Santísimo Rosario fue invocada especialmente el día de la batalla, luego de una campaña de rezo del Rosario promovida por el Papa en toda Europa.

El Rosario, arma católica en momentos de herejía, corrupción moral y peligro
Entre tantos Pontífices, refiere la C.N.A, que se señalaron por su devoción al Santo Rosario, se cuenta León XIII, quien le dedicó once encíclicas. En la primera de ellas, “Supremi Apostolatus Officio”, repitió las palabras de la antiquísima oración mariana “Sub Tuum Praesidium” (“Bajo tu amparo…”), diciendo: “Siempre ha sido costumbre de los católicos en peligro y en tiempos turbulentos volar al amparo de María”.
“Esta devoción, tan grande y digna de confianza, a la augusta Reina de los Cielos, nunca se ha manifestado con tanto brillo como cuando la Iglesia militante de Dios ha parecido estar en peligro por la violencia de la herejía… o por una corrupción moral intolerable, o por el ataque de poderosos enemigos”. Entre tales ataques se incluye en primer lugar la batalla de Lepanto, momento altamente riesgoso y decisivo en la historia europea y universal.
Las tropas del Imperio Turco Otomano habían invadido y ocupado el Imperio Bizantino en 1453, poniendo una gran parte del mundo cristiano –cada vez más dividido- bajo la ley del Islam.

En los cien años siguientes, los turcos extendieron su imperio hacia el oeste y consolidaron su poderío naval en el Mediterráneo. En 1565 atacaron Malta, preanunciando la invasión final a Roma. A pesar de ser rechazados en Malta, capturaron Chipre en 1570 –cometiendo en sus campañas terribles atrocidades y matando a miles de fieles.
El año siguiente, tres potencias católicas del continente –Venecia, España y los Estados Pontificios- formaron –a instancias del Papa, que venció con su heroica constancia y paciencia obstáculos humanamente insuperables- la Santa Liga para defender la Civilización Cristiana de la invasión turca. También  Génova, muy vinculada a España, hizo un importante aporte, al que se sumaron otros menores de pequeños estados peninsulares. Sus flotas navegaron para enfrentar los musulmanes cerca de la costa griega el 7 de octubre de 1571.
La tripulación de más de 200 barcos –encabezada por el príncipe don Juan de Austria, gran guerrero católico, jefe de la flota con sólo 24 años- rezó el Rosario en preparación para la batalla. Así lo hicieron también los cristianos a lo largo de Europa, animados por el Papa a reunirse en la Iglesia para invocar la Virgen María contra la amenaza de las fuerzas turcas.

Vision
Las crónicas refieren que San Pío V tuvo una visión milagrosa de la sorprendente victoria de la Santa Liga. Sin duda el Papa tuvo la confirmación plena de lo sucedido al ser informado, semanas más tarde, que de un total de 300 naves de guerra turcas, sólo 13 se habían salvado, siendo las demás capturadas o hundidas.
La inspiración divina lo llevó a instituir la festividad universal de Nuestra Señora del Rosario (o Nuestra Señora de la Victoria).
“La victoria turca en Lepanto habría sido una catástrofe de primera magnitud para la Cristiandad”, escribe el historiador especializado en temas militares John F. Guilmartin (h), “y Europa hubiera seguido una trayectoria histórica radicalmente distinta” (cf. “Feast of Our Lady of the Rosary”, Catholic News Agency, sitio al que agradecemos su valiosa información).

                                                    ***

La lección de Lepanto es prodigiosa. Como enseñó S.S. León XIII, en momentos de crisis ideológica, de herejía; de corrupción moral, de peligro de dominio por los infieles que amenazan destruir la cultura y civilización católica, es capital recurrir a la ayuda de la Ssma. Virgen, especialmente con el rezo del Santo Rosario, como Ella pidió insistentemente en Fátima (1917).
¿Cómo está el mundo actual en cuanto al estado de la Fe y la cosmovisión católica en las almas? ¿Cómo están las costumbres y las leyes vistas a la luz del Decálogo y la moral cristiana? ¿Qué está pasando con la vida, la seguridad y la libertad de los católicos en tantos lugares donde son oprimidos y eliminados  por los enemigos de la Cristiandad?

La historia de Lepanto es una lección de gran actualidad. Abordamos el tema en otras notas con la ayuda de la Reina del Ssmo. Rosario.

 

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