Sumario del Cap. III de Nobleza y élites – Pueblo y masa – Libertad e igualdad en un régimen democrático: conceptos genuinos y conceptos revolucionarios – Las enseñanzas de Pío XII – (Nota 9 bis)

13/05/2016

El presente sumario  (9 bis) corresponde a la nota 9 de la Visión de Conjunto:

https://nobleza.org/pueblo-y-masa-libertad-e-igualdad-en-un-regimen-democratico-conceptos-genuinos-y-conceptos-revolucionarios-las-ensenanzas-de-pio-xii-nobleza-y-elites-cap-iii-vision-de-conjunto-9/

010 Selección temática

Pueblo y masa – Libertad e igualdad en un régimen democrático: conceptos genuinos y conceptos revolucionarios – Las enseñanzas de Pío XII

Θ Nota: las citas de documentos pontificios han sido sintetizadas en el presente sumario. El lector puede consultar las citas textuales online en :

http://www.pliniocorreadeoliveira.info/LN_Espanha/Volume%20I/LN_ES_Cap_00_0_Indice.htm

Para evitar sobresaltos a personas influenciadas por el populismo radicalmente igualitario se explica la verdadera doctrina católica sobre las justas y proporcionadas desigualdades en la jerarquía social, y aún polític

1. Legitimidad y hasta necesidad de que existan justas y proporcionadas desigualdades entre las clases sociales

La doctrina marxista de lucha de clases afirma la injusticia de las desigualdades y la licitud de que la clase menos alta intente eliminar a las más altas. “¡Proletarios de todos los países, uníos!” : grito con que Marx y Engels concluyeron el manifiesto comunista . [1]

La doctrina católica tradicional afirma la legitimidad y necesidad de que existan justas y proporcionadas desigualdades [2], y condena la lucha de clases.

Esa condenación no se aplica a una clase que defiende la posición que le pertenece; la Iglesia se opone a que la legítima defensa degenere en guerra de exterminio de las demás o en rechazar la posición que les corresponde en el conjunto. Debe existir paz y armonía entre clases y no lucha crónica, ni pretender una igualdad completa y radical.

Esto se comprendería mejor si las admirables enseñanzas de Pío XII sobre pueblo y masa hubiesen sido adecuadamente difundidas.
Parafraseando a  la revolucionaria Mme. Roland [3],  se podría exclamar: “¡Pueblo, pueblo, cuántos desatinos, injusticias y crímenes cometen en tu nombre los demagogos revolucionarios!”

La Iglesia se ufana de amar al pueblo desde el momento en que  fue instituida por su Divino Maestro.
A esas masas la Iglesia les desea maternalmente que sean ayudadas a pasar a condición de pueblo.

¿Qué es la masa? ¿Qué es el pueblo?

2. Pueblo y multitud amorfa: dos conceptos diferentes

Las admirables enseñanzas de Pío XII describen claramente la natural concordia que puede y debe existir entre las élites y el pueblo.

Afirma Pío XII (N. : ver citas textuales en el original) en su Radiomensaje de Navidad de 1944: [4]

Pueblo y multitud amorfa  o  masa, son dos conceptos diferentes.
1.- El pueblo vive y se mueve con vida propia; la masa es inerte y no puede ser movida sino desde  fuera.

2.- El pueblo vive de la plenitud de vida de quienes lo componen, cada uno de los cuales  es  consciente de sus responsabilidades y convicciones. La masa  espera el impulso del exterior,  fácil juguete de quien sepa manejar sus instintos o impresiones, pronta para seguir hoy esta bandera, mañana aquella otra.

3.- De la exuberancia de vida de un verdadero pueblo, la vida se esparce por el Estado y sus órganos, infundiendo la conciencia de su propia responsabilidad, el verdadero sentido del bien común.   

De la fuerza elemental de la masa, manejada con habilidad, puede servirse también el Estado: en las manos ambiciosas de uno o  muchos, agrupados artificialmente por tendencias egoístas, el Estado —con la ayuda de la masa, reducida a simple máquina— puede imponer su capricho a la parte mejor del verdadero pueblo; el interés común queda golpeado gravemente, y la herida es muy difícil de curar. (Θ texto sintetizado – ver nota al comienzo)

3. También en una democracia deben existir las desigualdades provenientes de la naturaleza

El Pontífice distingue entre verdadera y falsa democracia: una es corolario de que exista un verdadero pueblo; la otra, de la reducción del pueblo a la condición de masa humana.

4.- la masa —como acabamos de definirla— es la enemiga capital de la verdadera democracia y de su ideal de libertad  e igualdad.

5.- En un pueblo digno de este nombre, el ciudadano siente la conciencia de su personalidad, deberes y derechos, de su propia libertad unida al respeto a la libertad y dignidad de los demás.

En un pueblo digno de este nombre, todas las desigualdades, nacidas de la propia naturaleza, de cultura, riquezas, posición social —sin perjuicio de la justicia y caridad mutua—, no son obstáculo a que predomine un auténtico espíritu de comunidad y fraternidad. (…) dichas desigualdades le confieren su legítimo significado: que, frente al Estado, cada uno tiene el derecho de vivir honradamente su propia vida personal en las condiciones en que las disposiciones de la Providencia le han colocado.
Esta definición de la genuina igualdad civil, como de los correlativos conceptos de fraternidad y comunidad, esclarece lo que son según la doctrina católica la verdadera igualdad,  fraternidad y comunidad; radicalmente opuestas a aquellas que las sectas protestantes instauraron en sus estructuras eclesiásticas, y al tristemente célebre trinomio que la Revolución Francesa y sus adeptos enarbolaron en todo el mundo como lema en el orden civil y social, y que la Revolución comunista extendió al orden socio-económico. [5]. (Θ texto sintetizado – ver nota al comienzo)

Esta observación es importante dado que, en las conversaciones o en los mass-media, estas palabras son generalmente entendidas en sentido erróneo y revolucionario.
4. En una democracia desvirtuada, la libertad se transforma en tiranía y la igualdad degenera en nivelación mecánica
Después de definir qué es la verdadera democracia, Pío XII describe la falsa: (…)
6.- En contraste con este cuadro ¡qué espectáculo ofrece un Estado democrático abandonado al arbitrio de la masa! La libertad, deber moral de la persona, se transforma en pretensión tiránica de dar desahogo a los impulsos y apetitos, con perjuicio de los demás. La igualdad degenera en nivelación mecánica, en uniformidad monocroma; el verdadero honor, la actividad personal, el respeto a la tradición, la dignidad, todo aquello que da a la vida su valor, se hunde y desaparece. Sobreviven las víctimas engañadas por la fascinación de la democracia, confundida con el espíritu de la democracia,  la libertad y la igualdad; y los explotadores que han sabido, mediante el dinero o la organización, asegurarse una posición privilegiada o el propio poder. [6]. (Θ texto sintetizado – ver nota al comienzo)

En estos principios se fundan gran parte de las enseñanzas enunciadas por Pío XII.
A partir de esta situación descripta por el Pontífice, incluso en los días de hoy, en un Estado ordenado —monárquico, aristocrático o democrático— les cabe a la Nobleza y a las élites tradicionales una alta e indispensable misión.

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NOTAS (síntesis)
[1] Karl MARX, Friedrich Engels, Obras (Ed. dirigida por Manuel Sacristán Luzón), Crítica
[2] Cfr. Documentos V.
[3] J. B. WEISS, Historia Universal, vol. XVII, p. 676.
[4] Es del autor la numeración que separa los párrafos.
[5] Cfr. Plinio Corrêa de Oliveira, Revolución y Contra-Revolución, Ed. Fernando III el Santo, pp. 38-41; Ver Apéndice II de la presente obra.
[6] Discorsi e Radiomessaggi, vol. VI, pp. 239-240.
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