CONCLUSION: En el clímax de la crisis religiosa, moral e ideológica del mundo actual: un momento propicio para la acción de la Nobleza y las élites tradicionales – Visión de conjunto (14)

10/06/2015

Llegamos en esta entrada al final de una etapa: dar una visión de conjunto de Nobleza y élites tradicionales análogas – en las alocuciones de Pío XII al Patriciado y a la Nobleza romana. Con la capacidad de ver los acontecimientos internacionales con penetración y sabiduría católicas que hasta sus adversarios ideológicos le reconocen, el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira (1908-1995)  -con más de 20 años de antecedencia- traza  un cuadro de la situación del mundo contemporáneo que en sus líneas generales conserva impresionante actualidad.

Y ante el conjunto de crisis que se abate sobre la humanidad, expresa: desde el fondo de este horizonte suciamente confuso y torvo una voz, capaz de despertar la más alentadora confianza se hace oír: “Por fin, mi inmaculado Corazón triunfará.” 

«Hay, por tanto, razones para esperar. ¿Esperar qué? La ayuda de la Providencia para todo trabajo ejecutado con clarividencia, rigor y método para alejar del mundo las amenazas que, como otras tantas espadas de Damocles, cuelgan sobre los hombres.

Fiel eco de las enseñanzas pontificias, puntualiza la misión especial —y primada— que les corresponde en las actuales circunstancias.a la Nobleza y élites tradicionales de nuestros días: «Si se entregan por entero a ella, es seguro que quienes hoy las componen y, más tarde sus descendientes, quedarán algún día sorprendidos con la amplitud de los resultados que habrán obtenido para sus respectivos países, para todo el género humano, para la Santa Iglesia Católica, sobre todo».

Nota: podrá consultar el original  completo haciendo click en el siguiente link:

http://www.pliniocorreadeoliveira.info/LN_Espanha/Volume%20I/LN_ES_Cap_00_0_Indice.htm

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A pesar de la estupenda vitalidad que los pueblos europeos han mostrado tras haber sido sacudidos por dos guerras mundiales, es necesario reconocer que la recuperación de los efectos producidos por la última exigió de ellos mucho tiempo y un oneroso esfuerzo.

A lo largo del periodo en que Pío XII pronunció sus quince alocuciones al Patriciado y a la Nobleza romana (1940-1958), se llevaba lentamente a cabo la reconstrucción económica de Europa, y de modo muy natural, el desvelo paterno del Pontífice le llevó a hacer múltiples referencias a esa situación crítica en sus memorables discursos.

En la década siguiente, el ritmo ascensional de la recuperación europea se acentuó sensiblemente: se operaron los famosos “milagros económicos” (alemán, italiano), el florecimiento económico de España y Portugal, etc.

Con este impulso de prosperidad —cuyo auge Pío XII no llegó a ver, pero al cual entonaba en 1965 la constitución conciliar Gaudium et Spes un himno de salutación y júbilo— el cuadro general de Europa se modificó sensiblemente.

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La Historia dirá cuál fue el papel de la Nobleza y de las demás élites tradicionales en este resurgimiento o tal vez permita valorar la repercusión de las notables directrices de Pío XII en la conducta que estas clases hayan tenido a favor de esa restauración económica.

Sin precipitarnos a enunciar un juicio preciso, nos parece que este papel fue considerable, aunque proporcionado en cada país a los medios de acción de la aristocracia y respectivas élites.

Cuando en 1989 la Rusia soviética y los demás países del Este europeo comenzaron a tornar patente la trágica extensión del fracaso a que les había arrastrado la dictadura del proletariado y el capitalismo de Estado, las naciones europeas, los Estados Unidos y otros países movilizaron para ayudarles, con sorprendente rapidez, enormes sumas… cuya restitución no se debe esperar que ocurra algún día. De este modo, las grandes naciones democráticas, orientadas y enriquecidas por la iniciativa privada, dejaban ver implícitamente a toda la humanidad el contraste para ellas triunfal entre el Oeste y el Este.

Cuánto se engañarían, sin embargo, quienes ante el cuadro aquí bosquejado imaginasen que, por efecto de la prosperidad, las diferentes crisis heredadas en las anteriores décadas de este siglo y agravadas por nuevos factores estaban resueltas.

Las fatuas tesis de que la prosperidad es siempre el principal sustentáculo del orden y del bienestar, y la pobreza la causa más importante de las diferentes crisis que atraviesan se desmiente fácilmente ante lo sucedido en la Europa de la posguerra.

⇓Escenas que muestran la virulencia de la Revolución de la Sorbona de mayo del 68

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En 1968, cuando el proceso de cicatrización y reflorecimiento del Viejo Continente estaba muy avanzado, estalló la terrible crisis de la Sorbona. Revelaba la presencia entre la juventud de una torrencial y disolvente influencia de ciertas filosofías hasta entonces tenidas como manifestaciones de extravagancia de ciertos “elegantes” de los ambientes de la cultura y del jet-set.

La extensión del “fenómeno Sorbona” a la juventud vanguardista del mundo, demostró la profundidad de la fisura. El deterioro general de las costumbres, ya deplorado por Pío XII, encontró en esa atmósfera de riqueza y extravagancia un ambiente tan propicio que la crisis moral y cultural de Occidente ha llegado a crear para el mundo libre una situación más grave que la de las crisis anteriores, mera o preponderantemente económicas; hasta tal punto que el crecimiento de la prosperidad ha podido ser apuntado como un importante factor en el trágico agravamiento de la crisis moral. [1]

Autodemolición de la IglesiaEl Papa Paulo VI manifestó que la Iglesia se encuentra en un proceso como de “autodemolición” – Las fotografías corroboran la tristísima realidad expresada por el Sumo Pontífice

Esta situación se ha visto acentuada por la crisis de una gravedad estrictamente sin precedentes que atraviesa la Iglesia Católica, columna y fundamento de la moralidad y del buen orden en las sociedades. [2]

A estas perspectivas se han venido a sumar dos importantes acontecimientos: la guerra del Golfo Pérsico y la victoriosa oposición de los pueblos bálticos —entre los que se destaca por su gloriosa resistencia el heroico pueblo lituano— a favor de su independencia. La importancia de este segundo acontecimiento no puede ser subestimada, ya que puso en juego principios fundamentales de la moral y del orden internacionales, y despertó en la conciencia de los pueblos una justa y enfática conmoción, como bien lo demuestra la entusiasta recogida de firmas organizada por las Sociedades de defensa de la TFP en 26 países, que alcanzó la impresionante cifra de 5.212.580 adhesiones. [3]

                             *     *     *

En el momento en que este trabajo llega a su término, graves incógnitas rodean a la humanidad por todas partes. La situación mundial bosquejada por Pío XII ha sido alterada principalmente por el hecho de que los problemas económicos de Occidente se han visto atenuados en considerable medida por efecto de los referidos “milagros”; pero al mismo tiempo, dos grandes crisis se han venido acentuando continuamente: la crisis interna de lo que otrora fue el imperio de más allá del Telón de Acero; y la crisis —también interna— de la Iglesia Católica; crisis dolorosa, esta última, que se relaciona con aquello que tienen de más esencial los problemas aquí tratados, pero sobre la cual nos abstenemos de extendernos, pues su gravedad y amplitud exigirían seguramente una obra aparte, de muchos volúmenes…

En cuanto a la primera, sus grandes rasgos son bien conocidos en el mundo entero. En el momento en que escribimos (N.de la R.: 1992), las naciones que antes constituían la URSS se encuentran disgregadas; las fricciones entre ellas se van acentuando, agravadas notoriamente por el hecho de que algunas poseen medios para desencadenar una guerra atómica.

No es improbable que, una vez desencadenada una situación bélica en el interior de la ex URSS, ésta venga a envolver a las más importantes naciones de Occidente, lo que, a su vez, podría acarrear consecuencias de envergadura apocalíptica. Una de ellas podría fácilmente ser la migración hacia Europa Central y Occidental de poblaciones enteras acosadas por el miedo a los riesgos de la guerra y por el hambre, tan urgente en la actualidad. Esta migración podría revestir, entonces, un carácter imprevisiblemente grave.

Kriegszenen

¿Cuáles serían los efectos de ese éxodo sobre naciones como las del Mar Báltico, colocadas hasta hace poco bajo el yugo comunista? ¿Y sobre otras como Polonia, Checoslovaquia, Hungría, Rumania y Bulgaria, de las cuales sería por lo menos muy arriesgado afirmar que ya han escapado totalmente del yugo comunista?

Para completar este cuadro sería necesario tomar en consideración la posible reacción del Magreb ante una Europa Occidental puesta ante problemas de tal magnitud; y tener también en cuenta las circunstancias específicas del África Septentrional y la profunda influencia ejercida allí por la inmensa oleada fundamentalista que recorre los pueblos del Islam.

Krieg im Nahost Islam Islam in Afrika

Así pues, ¿quién puede predecir hasta donde todo este conjunto de tramas conducirá al mundo, y especialmente al mundo cristiano?

Hasta el momento, éste aún no está envuelto en el triple drama de las invasiones del Este —que se anuncian pacíficas—, de las probablemente menos pacíficas de más allá del Mediterráneo, y de una eventual conflagración mundial. No obstante, ya se vislumbra el funesto final del largo proceso revolucionario, cuya línea general se ha procurado resumir en el último capítulo de este trabajo.

Pese a haber encontrado en su camino innumerables obstáculos, tal ha sido —a partir de la confluencia histórica en la cual la Edad Media declina y muere, el Renacimiento surge en sus alegres triunfos iniciales, la revolución religiosa del protestantismo comienza a fomentar y preparar de lejos la Revolución Francesa, y muy de lejos la Rusa de 1917…— el carácter inflexible de la andadura victoriosa de dicho proceso, que se diría invencible la fuerza que lo ha movido y definitivos los resultados alcanzados por él.

“Definitivos” parecerán esos resultados si no se hace un análisis atento de la índole de ese proceso.

A primera vista, parece eminentemente constructivo, pues levantó sucesivamente tres edificios: la pseudo-Reforma protestante, la república liberal-democrática y la república socialista soviética. Sin embargo, su verdadera índole es esencialmente destructiva: él es la destrucción; él derribó a la tambaleante Edad Media, al desvaído Antiguo Régimen, al apopléjico mundo burgués, frenético y perturbado; bajo su presión se encuentra en ruinas la ex URSS, siniestra, misteriosa, podrida como una fruta que ha caído hace tiempo del árbol.

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¿No es verdad que son ruinas los mojones que señalan la trayectoria de este proceso? Y, de la más reciente de esas ruinas, ¿qué está resultando para el mundo sino la exhalación de una confusión general que promete a cada momento catástrofes inminentes, contradictorias entre sí, que se deshacen en el aire antes de precipitarse sobre los mortales y, al hacerlo, generan la perspectiva de nuevas catástrofes aún más inminentes, aún más contradictorias, las cuales quizá se desvanecerán, a su vez, para dar origen a nuevos monstruos, o quizá se convertirán en realidades atroces, como la migración de hordas enteras eslavas del Este hacia el Oeste, o la de hordas mahometanas avanzando desde el Sur hacia el Norte?

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¿Quién lo sabe? ¿Quién sabe si esto ocurrirá? ¿Quién sabe si ocurrirá sólo (!) esto? ¿Si no habrá aún algo más y peor?

El cuadro es, sin duda, desalentador para todos los hombres que no tienen Fe; por el contrario, para quienes la tienen, desde el fondo de este horizonte suciamente confuso y torvo una voz, capaz de despertar la más alentadora confianza se hace oír: “Por fin, mi inmaculado Corazón triunfará.” [4]

La Sda Imagen en la ermita despedida IISagrada Imagen Peregrina Internacional de Nuestra Señora de Fátima (Sañogasta, La Rioja)

¿Qué confianza podemos depositar en ella? Nuestra respuesta, dada por Ella misma, cabe en una sola frase: “Soy del Cielo” [5]

Hay, por tanto, razones para esperar. ¿Esperar qué? La ayuda de la Providencia para todo trabajo ejecutado con clarividencia, rigor y método para alejar del mundo las amenazas que, como otras tantas espadas de Damocles, cuelgan sobre los hombres.

Es necesario, pues, orar, confiar en la Providencia y actuar; y para que esta acción se desarrolle es de la mayor conveniencia recordar a la Nobleza y a las élites análogas la misión especial —y primada— que les corresponde en las actuales circunstancias.

a Pie XII

Quiera la Virgen de Fátima, patrona singular de este agitado mundo contemporáneo, ayudar a la Nobleza y a las élites congéneres a tomar en la debida consideración las sabias enseñanzas que les dejó Pío XII. Estas les señalan una tarea que el Papa Benedicto XV calificó expresivamente como “sacerdocio” de la Nobleza. [6] Si se entregan por entero a ella, es seguro que quienes hoy las componen y, más tarde sus descendientes, quedarán algún día sorprendidos con la amplitud de los resultados que habrán obtenido para sus respectivos países, para todo el género humano, para la Santa Iglesia Católica, sobre todo.

NOTAS

[1] En el libro España: Anestesiada sin percibido, amordazada sin quererlo, extraviada sin saberlo —La obra del PSOE, publicado por la TFP española (Editorial Fernando III El Santo, Madrid, 1988, pp. 109-113) se describe el fenómeno tal y como ocurrió en España. Resúmenes de esta obra fueron editados en varios idiomas por las sociedades de defensa de la TFP de los cinco continentes (para consultarlos entrar en el site www.pliniocorreadeoliveira.info

[2] Cfr. Capítulo I, 4.

[3] Una delegación compuesta por once miembros de las diversas sociedades de defensa de la TFP y presidida por el Dr. Caio V. Xavier da Silveira, director del bureau-TFP de París, estuvo en Vilna, capital de Lituania, para entregar personalmente el día 4 de diciembre de 1990 al presidente Vytautas Landsbergis los microfilmes de esa monumental recogida de firmas. La delegación se dirigió a continuación a Moscú, donde entregó, el día 11 de diciembre, en la oficina de Mijail Gorbachov en el Kremlin, una carta en la que se afirmaba: “En nombre de más de cinco millones de firmantes, queremos pedirle formalmente que elimine todos los obstáculos que impiden que Lituania adquiera su total independencia; acción ante la cual la opinión pública mundial y la Historia se mostrarán reconocidas”.

[4] Palabras de Nuestra Señora en Fátima, durante la aparición del 13 de julio de 1917 (Memórias da Irmã Lúcia, Postulação, Fátima, 3ª ed., 1978, p. 150).

[5] Ibídem, p. 146.

[6] Cfr. Capítulo VII, 8, d.

 

 

 

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