Contemplando las fachadas de la Catedral de Rouen, de Monet

28/10/2013

I) Catedral de Rouen, por Monet – A pleno sol – armonía azul y dorada

Observando y admirando, entrecerrando los ojos luego, y pensando en el “añorado paisaje interior” que inspiraba a Monet su arte de reflejos e impresiones brotados de la realidad, ¿qué nos dicen estos cuadros?

I) [armonía azul y dorada] – La luz cae en torrente como un trigal dorado y pujante, encendiendo la piedra de la venerable Catedral. Ella está de gala, sobre un fondo de cielo inocente y festivo. Es una “casa de oro”. Nos parece oír los acordes del órgano y la gloria de las trompetas.

II) Armonía marrón

II) [armonía marrón]  – La última pincelada de sol ha desaparecido. El rey ha emigrado,  dejando la tierra desolada. Pero la Catedral no se rinde. Ha pasado por muchos vendavales, la han castigado muchas tempestades. Y ella sigue en pie, esperando, serena, el amanecer del día siguiente.

 

III) Catedral de Rouen, por Monet – Tiempo gris

III) [tiempo gris]  – La Catedral, en un miércoles de ceniza… Las columnas, los arcos, los santos, están pensativos, en recogimiento. Algunos reflejos argenteados testimonian su nobleza y perennidad. Las brumas la envuelven respetuosamente, de gasa delicada y maternal. Sus bloques de piedra resisten con serena grandeza atemporal…

 

IV) Luz matinal – armonía azul

IV) [luz matinal – armonía azul] – Colorea por fin suavemente la mañana. Las figuras de piedra se van incorporando: es el cortejo de las vírgenes prudentes que se acercan, al son de alegres melodías, a recibir la majestad del Amado con sus lámparas encendidas. La fachada es frente casta y delicada. Su diadema es zafiro azul.

Juegos de luz, gracia y color

 

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